lunes, 11 de marzo de 2019

Naxos. Disputa sobre las mujeres intrigantes














"No es fácil que a las diosas
por tu hermosura que deseo inspira
te puedas tú igualar".

Safo de Mitilene, El mar por medio.



La chica que anda siempre por el monte no es nieta de la vieja Kéa, cuenta Thera la ceramista a Naxos. ¿Y por qué ambas se reconocen como de la familia?, responde sorprendido el joven. Thera da su versión caprichosa. Se protegen mutuamente de esa manera, dice. Diezmada la población tras el asalto a la ciudad pocos hay que sepan acerca de los oscuros secretos de los supervivientes. Habrás observado que Ikaria apenas se relaciona con los que quedamos. O lo hace cuando se siente cómoda y sin dar nada a cambio. Ella siempre anda recorriendo las zonas más agrestes, subiendo y bajando por las laderas de la ciudad, evitándonos, ajena a nuestras preocupaciones, visita a la anciana de vez en cuando y va diciendo que tiene un contacto permanente con la pitonisa. Claro que muchas veces se inventa historias y presume de preservar conocimientos que no son accesibles a cualquiera. Pero la pitonisa existe, salta Naxos, yo mismo he hablado con ella, aunque no he llegado a verla con claridad. Thera no da tregua al hombre. O acaso lo has soñado, Naxos, no seas ingenuo. Se toman como reales tantas manifestaciones oscuras con que la imaginación febril o los sueños nos atrapan en sus redes. Una vez me contaste que la sibila os habló a los marineros cuando llegasteis a la isla y, sin embargo, aquellas voces, ¿no podrían ser producto del cansancio y de la insolación? Nadie ha visto a la pitonisa desde la destrucción, pero se la evoca para que sea un símbolo de normalidad para todos nosotros. Naxos, que no oculta su simpatía por la joven de las flores, saca la cara por ella. Ikaria parece tener ideas propias sobre la naturaleza, no solo la que nos rodea sino la de las profundidades humanas. Y tú misma has visto que está interesada por la música y la poesía, lo cual prueba lo extremadamente sensible que es. La pintora de cálices se rebela con energía. ¿Y no lo eres tú?¿ Y no lo soy yo? ¿O Alónnisos, el loco, al que pocos han entendido si bien él sí que nos ha comprendido a todos? De Ikaria se ignora si tuvo oficio y su cuerpo no tiene rastro de haber sufrido desgaste y nadie sabe decir de qué casa es o a quién sirvió o en qué matrimonio encerró sus días. ¿No te parece extraño? Apareció justo cuando tantas mujeres y hombres desaparecieron. ¿Venía con los invasores? ¿Estaba oculta en un palacio? Su juventud aparente le da carta blanca para alardear de inocencia. Los que difunden creencias mistéricas dicen que encarna la eterna juventud por un pacto marital con los dioses. Pero yo creo que cuanto se diga de ella también es una invención suya. Pobre quien se deje seducir por sus narraciones o caiga en la tentación de sus formas delicadas. Naxos enmudece ante el irritado tono de la artista. Thera no quiere quedar en evidencia de su encelamiento y desvía la conversación. He estado pensando, Naxos, que voy a dibujar tu cuerpo en una hermosa crátera que el bueno de Lemnos está terminando de cocer. Se admiten sugerencias.





(Fotografía de Ata Kandó)


10 comentarios:

  1. Naxos va creciendo en función de lo que se va encontrando. No es encarnación de densidades ni de eterna juventud, tal vez la niebla con forma qu pretendemos poner identidad para asociarla a hechos que quisiéramos vivir y no nos atrevemos

    Un abrazo y feliz martes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso mismo que expresas es la historia de cada uno de nosotros. Crecimos con avances y retrocesos, pero nunca inmóviles. Saludo martiniano.

      Eliminar
  2. Me ha hecho reflexionar esa frase tuya: "Pobre quien se deje seducir por sus narraciones o caiga en la tentación de sus formas delicadas."
    En esas andamos desde que las hijas de hijas de Calíope y de Aqueloo, híbridos de mujer y ave, ninfas del agua, entonaban su canto mágico que llegaba directamente al corazón de los que se aventuraran por el mar. Hoy tenemos otras sirenas, no tan bellas, pero igual de insaciables. Parece que el clima mediterráneo, el vino resinoso y la contemplación del mar invitan a ello desde tiempos inmemoriales.
    Un saludo, Fackel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy bien, Cayetano, nada que objetar, tal parece, aunque no creo que sean solo propiedades mediterráneas, pero tal vez en este charco que va desde el Próximo Oriente hasta las columnas hercúleas, con toda su diversidad de mares menores, sea algo más agudizado. Salud, hermano.

      Eliminar
  3. Hasta donde mi experiencia me permite alcanzar he comprobado que la realidad acaba decepcionando toda ilusión. Afortunadamente en toda generalización se ofrecen múltiples excepciones y su hallazgo produce alegrías, pero la naturaleza humana precisamente por formar parte de dicha naturaleza me está resultando implacable. O serán estas palabras fruto del agotamiento? Seguramente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No condenemos toda la realidad, pues bajo su apariencia hay mucha trampa, incluso inventada por nosotros mismos para consuelo o relativización de los males sufridos. Seguro que es el agotamiento limitado lo que te vuelve más pesimista de lo que seas, a mí también me pasa.

      Eliminar
  4. Me intriga y seduce la enigmática Ikaria...

    ResponderEliminar
  5. Ya que va de intrigas, me gustaría ( si no es mucho pedir) que un escritor y lector compulsivo como usted nos dejará un listado ( no extenso) de los libros más bellos que ha leído y otra de los mejores e imprescindibles. Gracias.

    Adriana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto, compulsivo es uno, pero nada más que compulsivo, incluso las reflexiones llegan con compulsiones y pulsiones, claro. Lo de la lista...es tan subjetivo, como los gustos por los alimentos, los paisajes u otros placeres mundanos. Pero tal vez se pueda hacer algo aproximado. Me lo pensaré. Salud para la jornada, Adriana.

      Eliminar