Así es. Claro que así debe ser si así lo dicen, porque con cero grados de temperatura de madrugada...Pero el contagio visual, y las caretas lo han interpretado gozosamente, está ahí. El geranio dixit.
Te comentaba que todo depende del estado de ánimo de quien contempla las máscaras. Un día te parecen risueñas; otro, se ríen de nosotros con cierta sorna... Saludos.
Gracias, esta vez he sido menos torpe. Pues eso que dices ¡es verdad! Y no solo pasa con las máscaras, sino también ¿o sobre todo? con las personas que se nos plantan delante cada día.
Los tiempos varían entre unas y otras máscaras, como los rostros humanos, no todas responden al unísono a los estímulos. Creo que está en trance de sonreir.
Las máscaras se me antojan materializaciones inertes de deseos presentes derivados a su propia inercia. Me quedo con la flor, tan bella y silenciosa escoltada por la clorofila. Cada cual pertenece al ritmo de la estación que le vio nacer.
ummmmmmmmmmmmmm... Crees, pero no puedes afirmarlo. Un prejuicio. Sin embargo, yo, que también veo la foto, y la observo, creo que está a punto de llorar.
PD: sólo es pa fastidiar un pelín la entrada...has de disculparme, me he levantado arisco. salut
Las máscaras de la pared habían detectado la alegría de vivir del espectador y se contagiaban. Era la primavera
ResponderEliminarUn abrazo
Así es. Claro que así debe ser si así lo dicen, porque con cero grados de temperatura de madrugada...Pero el contagio visual, y las caretas lo han interpretado gozosamente, está ahí. El geranio dixit.
EliminarSalutem.
Cayetano Gea. Por una mala pulsación ¿primaveral? me he cargado sin querer tu comment. Si puedes, reenvíamelo. Gracias y disculpas.
ResponderEliminarTe comentaba que todo depende del estado de ánimo de quien contempla las máscaras. Un día te parecen risueñas; otro, se ríen de nosotros con cierta sorna... Saludos.
EliminarGracias, esta vez he sido menos torpe. Pues eso que dices ¡es verdad! Y no solo pasa con las máscaras, sino también ¿o sobre todo? con las personas que se nos plantan delante cada día.
EliminarSaludos.
Ummmm, pues la inferior...como que no ¡¡¡
ResponderEliminarSalut
Los tiempos varían entre unas y otras máscaras, como los rostros humanos, no todas responden al unísono a los estímulos. Creo que está en trance de sonreir.
EliminarLas máscaras se me antojan materializaciones inertes de deseos presentes derivados a su propia inercia. Me quedo con la flor, tan bella y silenciosa escoltada por la clorofila. Cada cual pertenece al ritmo de la estación que le vio nacer.
ResponderEliminarMáscaras del teatro chino que no pueden competir con el brotar ingenuo pero bellísimo de la flor.
Eliminarummmmmmmmmmmmmm... Crees, pero no puedes afirmarlo. Un prejuicio.
ResponderEliminarSin embargo, yo, que también veo la foto, y la observo, creo que está a punto de llorar.
PD: sólo es pa fastidiar un pelín la entrada...has de disculparme, me he levantado arisco.
salut
No pasa nada, Miquel. Otros cambian los colores de sus insignias y se creen que cambian el mundo con su cursilería.
EliminarOjalá en la pausa todos pudieran admirar los colores de la naturaleza. Preservarlos, no sólo enarbolarlos.
ResponderEliminarAdriana
Ojalá, porque la situación es cada vez más desesperante en la naturaleza. Pero el ojalá exige un cambio en todos los planos.
EliminarMáscara y piel son lo mismo. Por eso las máscaras no mueren. Un abrazo. carlos.
ResponderEliminar¿Será la máscara una evolución de la propia piel, sobre todo la piel interior? Salutem.
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