miércoles, 13 de febrero de 2019

Al filo de los 182 años de pegarse el pistoletazo Fígaro, también conocido como Mariano José de Larra




Qué lejos queda, pero qué fresco se mantiene el muerto. Qué recientes cuando no actuales suenan todavía muchos de los artículos críticos sobre la sociedad española, la administración y los administrados, artículos deficientemente calificados como de costumbres, de Fígaro. Ya saben, aquel viviente llamado Mariano José de Larra. Hoy hace solo 182 años que se pegó su pistoletazo suicida. ¿Por la anti razón pasional de un amor despechado? ¿Por otra clase de hartazgo vital en un individuo tan inquieto como observador de un país en continuo y rocambolesco acontecer, incluido el guerracivilismo al uso? Pues la fecha 13 de febrero -declarada, por cierto, también como Día de la Radio- me parecía una ocasión para repasar algunas lecturas de aquellos artículos heredados.

Me imagino, por ejemplo, que estoy en un café de los Madriles untando unas porras en una taza de café aún auténticamente colonial, y hojeo El duende satírico del día o El pobrecito hablador o la Revista Española o El observador o El correo de las damas o El español... mientras soporto las toses de los parroquianos y los esputos escondidos de algún tísico propios de un mes tan frío. Cualquiera de aquellos periódicos, más o menos efímeros donde escribe ese espécimen de centauro poliédrico, cronista, periodista, crítico, dramaturgo...en fin, un liberal y librepensador en un tiempo y en un Estado -de Gobernación y de cosas-  en que ser liberal tenía mucho, mucho mérito, no como ahora en que el término tiene trampa y tramposos. Para celebrarlo a mi humilde manera transcribo aquí pour vous tous, madame et messieurs, un artículo -podría haber sido otro- titulado La gran verdad descubierta (Tomado de Fígaro. Colección de artículos dramáticos, literarios, políticos y de costumbres, ed. Alejandro Pérez Vidal, Barcelona, Crítica, 2000, pp. 235-236) para percibir no solo la preocupación del momento en un tema más de los que vivió de cerca Larra, sino el estilo irónico y sarcástico de su escritura deliciosa.



La gran verdad descubierta


"Dirán que los grandes trastornos políticos no sirven para nada. ¡Mentira! ¡Atroz mentira! Del choque de las cosas y de las opiniones nace la verdad. De dos días de discusión nace un principio nuevo y luminoso. ¿Saben ustedes lo que se ha descubierto en España, en Madrid, ahora, hace poco, hace dos días no más? Se ha descubierto, se ha decidido, se ha determinado que «la ley protege y asegura la libertad individual». Cosa recóndita, de nadie sabida, ni nunca sospechada. Han sido precisos todos los sucesos de La Granja, la caída de tres ministerios, una amnistía, la vuelta de todos los emigrados, la rebelión de un «mal aconsejado príncipe», una Cuádruple Alianza, una guerra en Vizcaya, una jura, una proclamación, un Estatuto, unas leyes fundamentales resucitadas en traje de Próceres, una representación nacional, dos estamentos, dos discusiones, una corrección ministerial, un empate y la reserva de un voto importante, que no hacía falta, para sacar del fondo del arca política la gran verdad de que «la ley protege y asegura la libertad individual». Pero ahora ya lo sabemos. «Girolamo, lo sappiamo», responderá alguno. «Sappete un!!!» Ahora es, y no antes, cuando verdaderamente lo sabemos, y ya nunca se nos olvidará. 

¡Que nos quiten esa ventaja! A un dos por tres descubrió Copérnico que la Tierra es la que gira; en un abrir y cerrar de ojos descubrió Gassendi la gravedad de los cuerpos; Newton halló su prisma en un mal vidrio; Linneo encontró los sexos de las plantas entre rama y rama. Pero han sido necesarios siglos de opresión y una corrección ministerial para descubrir que la ley protege y asegura algo. He aquí la diferencia que hay de las verdades físicas a las verdades políticas: aquéllas suelen encontrarse detrás de una mata; éstas están siglos enteros agazapadas detrás de una corrección ministerial. Ábrase la discusión, discútase el punto, pronúnciese la modificación ministerial, et voilà la vérité, que salta como un chorro, y salpica a los circunstantes. ¡Uf! «La ley protege y asegura la libertad individual.» Luego que esto esté escrito y sancionado, ya quisiera yo saber quién es el que no anda derecho. ¿Qué ladrón vuelve a robar, qué asesino mata, qué facción vuelve a levantar cabeza, y qué carlista, en fin, no se apea de su destino? La discusión, la discusión; he aquí el secreto. «La ley protege», es decir, que la ley no es cosa mala, como se había creído hasta ahora; «la ley», por último, he aquí la gran verdad escondida. Loor a la revolución, loor a las discusiones largas y peliagudas, loor a las correcciones ministeriales, y loor en fin, para siempre, y más loor a la gran verdad descubierta".

(Aparecido en Revista Española, n.º 332, 16 de septiembre de 1834. Firmado: Fígaro)


(Larra por el pintor Tomás Bartolomé)





8 comentarios:

  1. Interesantísima entrada.
    De las cuatro líneas de la Ética (Eudemónica, Deontológica, Romántica y Humanística), me quedo con la Deontológica kantiana.
    La pregunta ¿qué he de hacer? es de imperativo categórico y se nos torna a decir lo verdadero cueste lo que cueste.

    Y aquí la diferencia entre la verdad y lo verdadero, dado que la verdad tiene el prisma desde mi punto de vista (los dos miramos una misma cafetera, pero si yo la miro por la parte posterior y tu por la superior estaremos viendo un objeto diferente). Lo verdadero , en lo que estaremos de acuerdo, es que ese objeto es una cafetera que sirve para hacer café. Y esa es la Ley, el objeto que sirve para proteger a los ciudadanos y darles la seguridad de que nada, NADA de lo que se haga en contra de ella (Recordemos que lo que se hace contra la Ley va en deterioro de los ciudadanos) quedará impune.
    Salut

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    1. Siempre que la ley sea lo que todos deseamos: justa (competencia del Legislativo) Aunque también está luego la interpretación de la ley (competencia judicial) y detrás de uno u otro poder y depende de regímenes políticos no democráticos está la manipulación. Esperemos que Demos y Cracia no se divorcien ni se dejen separar como muchos pretenden, ya sabes.

      Buen día en tus quehaceres.

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  2. De las crisis pueden salir nuevas cosas interesantes. Crisis es cambio. Una mente lúcida la de Fígaro, un cráneo "previlegiado", que diría Valle (o un personaje suyo). Lástima que viviera tan poco. Resulta espeluznante que escritores como Larra, Bécquer, Miguel Hernández, Lorca... hayan fallecido siendo casi unos mozuelos, en plena apoteosis creativa, alguno por esa estúpida manía de descerrajarse un tiro mirándose al espejo para ver qué cara se pone al morir. Y todo por querer ligarte a la novia de tu padre.
    Saludos.

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    1. Claro que de las crisis pueden salir cosas interesantes, pero eso no se sabe sino a posteriori, y en ocasiones de ciertas crisis de calado profundo tras sufrimientos y padecimientos varios. Crisis implica cambio, pero muchas veces me pregunto ¿a qué precio? Y se supone que una crisis y su enconamiento que puede ser como de callejón sin salida debe instaurar otro tipo de orden (una palabra que siempre me da miedo pronunciar), vamos a decir orden de cosas, aunque a veces es como esto de internet: restaurar páginas ya pasadas. En lo de los escritores suicidas (ojo, que de los que citas no fueron precisamente todos suicidas) qué decir. Nunca sabemos por qué alguien se quita la vida, por mucho que se busquen razones. Gracias.

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  3. Estupendo artículo. Me alegra que escribas sobre una persona que valoro cada vez más. Queda claro que cuanto más perfeccionista y observador seas ( la inteligencia ni la nombró por sufrír contaminaciones culturales y circunstanciales de lo más variopinto) menos emoción proporciona el hecho de vivir. Admiro el valor de ir contra natura socio/cultural acortando dicha natura voluntariamente con cualquier excusa mundana .... por decir algo!

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    1. Larra es un imprescindible y un intemporal, vista la tesitura de la sociedad española y sus gobernaciones varias. Además se disfruta con sus textos. Bendito suicida.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Pues aunque he oído hablar de Wolfe apenas lo conozco, pero es probable que fuera un precursor de cualquiera que haya querido seguir la secuela de interés por su país, su sociedad o el mundo con unas características aguda y clarividentes. Pues ´si, lástima.

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