martes, 25 de diciembre de 2018

Naxos. Soliloquio de la pintora de kylix
















"Yo no aguantaba el dolor de los hombres,
el muro de su sangre contra mi soledad".

José Florencio Martínez. Poema de la Hetaira enamorada de un centauro, de su libro Teseo no saldrá del laberinto.



Miro mis manos huesudas. No sé dónde empiezan los dedos o en qué momento se desliza el pincel. Dedos que tiemblan huérfanos cuando no trabajan los vientres de las copas. Miro lo que pinto. ¿Son dibujos imaginarios o fantasías que me proyectan? Miro mi cuerpo. En la curvatura de los kylix aparecen cuerpos y cualquiera de ellos podría ser el mío. El que no quisiera perder. El que quisiera mantener siempre ágil y diestro. ¿Será que de esa manera lo inmortalizo? Podría contestar a Naxos que yo soy tal cual él me oye o me observa. Sería ofrecerle la apariencia. Pero ni siquiera tengo claro si soy la voz que habla ni la luz que centellea cuando miro al remero. Soy el silencio cuando permanezco sola en el taller y dejo esta parte de la vida para dejarme llevar por los contornos en rojo o en negro que acaban pariendo escenas nuevas. Representaciones donde antes no me he visto, ocurrencias que pueden no ser comprendidas. Una pintora nunca sabe dónde está, y acaba perdiendo poco a poco la noción acerca de dónde viene. Cuando ilustraba en los cálices a personajes heroicos o a divinidades de las que se han contado infinidad de versiones todo era más evidente. El maestro me felicitaba por la tarea y los clientes elogiaban que cumpliera tan bien lo que ellos deseaban admirar. Ahora que pinto por libre el riesgo es enorme. ¿Debería reprimir mis impulsos creativos por ello? Viejos clientes pueden escandalizarse, otros llegarán deseosos de poseer vasos que rompan lo tradicional y alejen los temas repetidos. Y todos, lo reconozcan o no, se sentirán oscuramente atraídos por la decisión de lo que ofrezco. Me da igual que piensen: qué pintor tan audaz, sin duda solo un hombre es capaz de concedernos la gracia de contemplar esas ninfas. Tampoco me interesa saber que en muchos otros se precipite el interés, obviamente morboso, cuando descubran que tras mi firma hay una mujer. Los mercaderes están a la expectativa, pero no voy a admitir presiones. Me gusta ejecutar mi obra con lentitud y concentración. Cada copa pintada por mis manos es un lugar donde habito mientras dura la tarea. ¿Eso tiene un precio? Para mí solo es el ámbito del deleite. No sé si Naxos entenderá esto. Su mirada es respetuosa, su escucha atenta, su sonrisa benévola. Nadie diría, si no fuera por su constitución física y las huellas del océano y del sol sobre su cuerpo, que haya sido un nauta rudo y peleón. Si mi presencia le transforma, que agradezca al destino haber llegado aquí. Pero yo soy una pintora de cálices, no una mujer predispuesta al amor. Solo me siento cautiva de mis alucinaciones. Dispuesta a entregarme a los propios ensueños. Lista para dejar que me engendren los caprichos de las figuras que pergeño y los colores que los dotan de vigor. En cada figura o escena que nace de mis manos soy madre e hija. En la pulsión que vibra tras las imágenes soy amante y amada. Observo un deseo contenido en las preguntas de Naxos. ¿Cómo puede llegar a mí si no siente como yo siento?




(Fotografía de Ata Kandó)


6 comentarios:

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    1. Y no le quito razón, Isla grande de Chiloé. Yo obro de modo análogo con textos que leo, eso sí, con resultado demediado: unas veces acertando, otras errando. Gracias por su lectura paciente.

      (Risas por lo de sabio y por lo de escritor; facedor de ocurrencias, sin más, oiga)

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  3. Dejadme....
    dejadme..........
    Serás ...cacho capullo Florencio..
    ¿porqué no puedo escribir como lo haces? y si puedo regalar a mis profes de Filosofía...joder, (cabrón), que sin conocerte te tienen en la gloria...La Begoña, Margarita, el Fernado, si, el decano...la Isabel...joder...tio..en la facultad eres un heroe. Pero no me extraña, ¿cuánto hubiera dado por escribir, Florencio, el poema " Los sofistas"?...
    Joder Florencio, te pasaste con TESEO NO SALDÁ DEL LABERINTO, es mi libro de cabecera.

    Ala, venga...a cascarla, que no podré aproximarme nunca....pero al menos te tengo al lado.
    Besotes

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    1. El libro de Florencio rezuma conocimiento y placer. ¿Será que ambos elementos o, mejor dicho, virtudes, van de la mano? "Teseo no saldrá del laberinto" es un poemario cultísimo, no solo sobre la civilización griega clásica y helenística, y los mitos, sino sobre la naturaleza humana, sus obsesiones, peregrinajes y empeños que ya los griegos describieron con tanta perfección que poco podemos avanzar nosotros ahora.

      Por tu parte, tú que has tratado más a Florencio (yo apenas aquel rato de aquella tarde de sant jordi tan jugosa por el placer de la tribu que pacíais en la Rambla Cat) le debes conocer lo suficiente para dedicarle esas flores, jaj. Lástima que el libro no llegue por aquí, aunque voy a intentar conseguirlo porque alguna de mis amistades sinceras se merecen el obsequio de la poesía florentina.

      Salut.

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