"...huyó lo que era firme, y solamente
lo fugitivo permanece y dura".
Francisco de Quevedo
DESPERTAR y situar ante los ojos las luces del día. No los objetos externos -inmóviles, fieles- sino la perspectiva de uno mismo desde todos los ángulos posibles que permite la insaciable mente. ¿Cuántas ruinas quedan entre las pesadillas de la noche? ¿Cuántos sujetos tratan de emerger desde dentro de ti? ¿Con qué intenciones, fuerzas, propuestas y voluntades? Huyes de lo soñado a lo tangible y viceversa; pertinaz círculo vicioso. Habitas lo fugaz y encima sonríes.
(Fotografía de Jean Marie del Moral)
A ti, narrador omniscente, te escribiré en algún momento sobre la conexión de los cínicos, cirenaicos y epicúreos con el color rojo brillante imperecedero de la fugacidad. Disculpa, divagaciones de persona desconcertada que soy. Ahora me he de centrar.
ResponderEliminarEl narrador solo es omnisciente de la duda y de lo que no sabe, pero puedes escribir lo que y cuanto gustes de aquellas tribus pensantes que citas. Nada que disculpar, las divagaciones y regresos son siempre bienvenidas.
EliminarOmnisciente, sí. Y propagado.
EliminarComo el fuego, vaya.
EliminarComo los rayos.
EliminarDebería ponerme a cubierto de mí mismo, sin duda.
EliminarNo corre peligro ni debe tomar medidas protectoras contra su propia irradiación. No. Por sus decenas de fraccionamientos usted mismo podría ser una mutación de su ya extinto yo. El hecho de conocer sus códigos generales y no sus palabras nos acerca invariablemente a esa conclusión.
EliminarYa ve, la naturaleza me conducido a las manifestaciones ad hoc, y tengo que asumirlo. Lo tienen más fácil los que se inventan dioses y demiurgos y creen que su vida es una derivación marcada por esos siniestros e inexistentes entes; lo tienen fácil para justificarse, pero no para optar ni decidir. Aunque a la hora de la verdad todo individuo busca su salvación oportuna (¿oportunista?) y trata de llegar al máximo a que la inercia le conduce.
EliminarSomos en función de la relatividad de nuestra percepción, y también lo es el universo, aunque no lo comprendamos
ResponderEliminarSeguramente. Nos cuesta entender nuestra personalización, no te cuento cuánto dista el conocimiento del universo.
Eliminar¿No somos todos la fugacidad misma?
ResponderEliminarCreo que es sustancia de nuestra propia materia, no me cabe duda.
EliminarMe deja pensando la conexión de esas tribus con el rojo brillante imperecedero de la fugacidad. Sería interesante que su magnífico comentarista lo explicase.
ResponderEliminarÉl sabrá si quiere darle satisfacción al respecto.
EliminarA punto he estado de contestar. Mejor me reservo.
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