¿Que qué hacía yo entonces? Así, a bote pronto, comprobar que mi voz era más ronca, firme y menos inocente. Luego, apencar con asignaturas a trancas y barrancas, beber los primeros claretes y fumar las iniciáticas poses de tabaco (no era otra cosa fumar a tal edad) Ver y temer a las primeras mujeres a distancia. Soportar el control familiar, que empezaba a perder los papeles. Dejarme picar por la curiosidad de las minorías resistentes que, cargadas de misterio y no escasa capacidad de auto sublimación, me hablaban de otro país posible, que no probable. Ir cargando el cerebro de ilusiones rupturistas con las que me esperaba un largo recorrido y más adelante me devolvería un retorno de no menos cantidad de decepciones comprobadas. Vivir la camaradería interclasista e inter ideológica como un fenómeno depurativo, cargado de otro sentido, oxígeno puro a ser posible, o eso creíamos. Se buscaban atmósferas diferentes y abiertas. Había que abrir ventanas y puertas en el cuarto pútrido que era este país. Todo lo que iniciaras con otro perfil te conducía a conocer algo que rompía el escenario de cartón piedra. Así, estábamos receptivos igualmente a las músicas de cualquier otra parte que decían y sonaban novedosas, lúdicas, impactantes. Admito que mi favorita francesa (en canción y en fantasías menos musicales) de aquel tiempo seguía siendo Françoise Hardy. Tenía un temple de pronunciación y de cadencia que me deshacía. Naturalmente los 60 fueron una década rica en expresión musical, costaba preferir a unos cantantes respecto a otros, y lo francés, tan aparentemente cerca, solamente ahí al otro lado de los Pirineos y sin embargo tan lejos cultural y políticamente hablando, pesaba en nuestras almas cándidas que ya no lo eran tanto. Bien, si soy sincero, nunca superé que Serge Gainsbourg me quitara a Jane Birkin antes de tiempo (no había llegado mi tiempo y él corrió más), aunque les he perdonado, uno ya murió y la viuda no es la misma, aunque la sigo admirando, el arco de su boca y el puente de su mirada sonrientes siguen siendo idénticos. Ah, ya me había olvidado de aquella chica que ganó un concurso de Eurovisión con una canción tonta, pero interpretada por una voz mimosa y deslizante para los que íbamos dejando de ser púberes, y que cantábamos en nuestras excursiones juveniles una y otra vez, como una matraca amable. Éramos alegría refleja y cualquier canción de moda nos enervaba. Y había que estar a la última. Puedo poner nombres a paisajes y compañeros que ahora me viene de golpe por mor de la canción. Y el hecho: France Gall ha muerto ayer domingo y solo con setenta años. Una cría, crecida, eso sí. Conclusión. ¿Qué hacía yo en los 65 sino pensar que todos nosotros, incluidas ellas, íbamos a ser eternos?
Una vida desgraciada, perdió a su marido, a una hija, no lo tuvo fácil, llevaba dos años con el cáncer. Ah! desafinaba mucho en esta canción, no conseguía coger el ritmo de la música. Pero creo que todos nos enamoramos de ella y su fragilidad.
ResponderEliminarIgnoraba esas desgracias. Entonces nos empapábamos de todo lo que fuera apareciendo y trajera aires exteriores, dinámicos, pegadizos, como se decía. Van cayendo viejos ídolos (o más o menos ídolos, eso a gusto del culto de cada cual) y nos hacen pensar en aquellos tiempos, y las imágenes próximas de lo que hacíamos y con quien hacíamos fluyen con facilidad ahora mismo. Buen día, Francesc P.
EliminarEn el 65 tenía muchas ganas de trabajar, aún no sabía nada de Marcuse y tan feliz, el mayo del 68 no estaba en el pensamiento ni en las calles de París. En el 65 tenía muchas ganas de trabajar y, unos buenos maestros me habían metido en la cabeza que cuanto más sentido común tuviera mejor me lo pasaría en la vida. Unos amigos me hablaron de Nietzsche y allí empezaron unas preocupaciones raras, aquellos libros me abrieron los horizontes. Era cuentión de pensar sin condiciones. No tenía problemas de trato con las chicas pues siempre había ido a un colegio mixto, donde asistíamos chicos y chicas juntos en las clases -era algo raro en aquellos tiempos-
ResponderEliminarAdmiraba mucho las cantantes francesas más que a las artistas de cine francesas, estas las veía con cara de enfadadas -Brigitte Bardot tenía cara de mala leche-, La admiración por la exuberancia de las actrices italianas vino después y las americanas me parecían toscas. El cosmopolitismo de Barcelona que aparecía ante mis ojos contrastaba con el provincianismo que sentía cuando veía el ambiente de los pueblos del interior de Cataluña, ahora continúo comprobando este contraste que hace tanto daño. Todo en el 65 era más pobre, entonces el ansia de lucha por mejorar era efectiva y no se perdía en ensoñaciones. Mis padres y mis maestros me alejaban de las utopías, les hice caso, siempre fui muy disciplinado, estudié ciencias y esto, junto con aquellos consejos, me proveyó de escepticismo. En el 65 era feliz.
Salud
Francesc Cornadó
Buen currículum, sí señor, te predisponía aquello para un futuro equilibrado y fructífero. Coincido en que las cantantes francesas nos llegaban más que las actrices, y de qué manera. Naturalmente, los cantantes franceses masculinos daban la talla también. Lo que lamento es que el pueblenterismo catalán se resista a abandonar un pasado tan español de aquel tiempo, qué digo, de los tiempos carlistas, pero bueno, es inevitable, también Castilla tiene su profundidad de atrás y ya sabemos a quién suele votar. Si lo permiten los líderes falsos y ungidos por la tradición tal vez algún día todos seamos un país nuevo.
Eliminar1965: En mi caso ni nasciturus todavía, pero desde ultramar con posibilidades claras de nacer. Luego niñez. Después pubescencia. A partir de entonces adolescencia y más adolescencia entre períodos alternos de madurez. Profilaxis de emergencia (como para muchos) a mi entender. Y siempre siempre la bellísima chanson française, cierta polifonía clásica, Leonard Cohen y otros grandiosos a la vez.
ResponderEliminarCohen, que descubrí años después, sigue siendo un referente y un placer que hay que escuchar de manera recurrente. Completo, a mi modo de ver. Y la polifonía clásica es el eterno descubrimiento. Solo aspiro a que la música me amanse, ya es mucho.
EliminarMe parece que ya lo conté en su día. Desde luego fui criatura precoz y en el 65 alcanzaria el exito personal para luego adentrarme en la esclavitud inconspicua,pero en 1963-o 64 me pirriaba por la Hardy y sus chicos y chicas que caminaban de la mano. Me sentía tan aislada por entonces que necesitaba buena compañía, lo resolví con una beca a EEUU y me largue. Esa largada sería la primera de otras de diversa índole. Ahora todo encaja, que no es poco, pero tampoco lo puedo compartir ..... solo que ya me acostumbré y la red me ofrece coleguita como tu, que agradezco.
ResponderEliminarPobre Francesa Gall, nunca me llamó la atención. Fue utilizada y desechada por la industria musical. Ay , fruto de su tiempo!
Quien más o quien menos del mundo de la canción es utilizado y manipulado por sus instancias superiores. Qué olvidado tenemos todo aquello en cuanto a estilos, interpretaciones, modas y gustos musicales. Pero de pronto un hecho luctuoso nos recuerda que una vez vibramos con otra música -hoy somos huérfanos de todo, porque lo que hay no vale un real o, si lo prefieres, un euro- y la de recuerdos que nos vienen. No te pregunto por los primerizos guateques, que mundillo aquel tan especial que solo recordarlo me hace vibrar.
EliminarYo andaba por mis siete años! Coleccionaba muñecas y aún creía en los reyes magos 😐 se fue rápido ese tiempo blanco!
ResponderEliminarCada cual es hijo de su tiempo, de sus ilusiones y de sus muñecas, sin duda. No me digas, Neo, que ya no ves a los Reyes como lo que fueron...hum, no puede ser, jaj.
EliminarIntento, siempre intento... A veces lo consigo 😊😁
EliminarDeseos versus realitas.
EliminarRobar, hurtar y sisar. Todo en este orden.
ResponderEliminarSe robaba a los que tenían más que tu, o sea a casi todos. Se hurtaba a los que tenían algo similar a lo tuyo, que ya eran menos; y se sisaba en el bolso de mi madre, que era la única.
Lo malo es que fui un aprendiz condenado al fracaso, nunca pude adentrarme en el doctorado de la política, así que quedé condenado al trabajo, donde lo único que podía hacer era trabajar bajo la supervisón de los ojos del "amo" y las manos del encargado.
Tenía trece años y mi locura era una chica de Hospitalet de quince y Los Canarios que comenzaban a despuntar.
Salut
Con lo cerca que tenías la France y te interesaban Los Canarios, vaya. Bueno, si tu currículum fue lo que dices eso habla a tu favor: no fuiste un oportunista ni medraste como otros. De aquel código penal que citas al principio el menos grave parece el de la sisa a la madre, pero acaso era el que más. Jugábamos con la confianza de que no nos denunciaría la de mayor confianza, en fin.
EliminarMe ha impactado tu texto. Un trozo de vida vivido al cien. ¿Qué conservas debello? La memoria y más.
ResponderEliminarEn ese entonces tenía 7 años. No sabía lo que me esperaba.
Un abrazo me gustó después de mucho tiempo regresarr a leerte.
La memoria o, mejor dicho, el recuerdo, que no es poco. Pero también se conservan actitudes aprendidas, direcciones abiertas, sentido de humor no activo en cualquier momento pero sí desenfadado, compromisos adquiridos con uno mismo para aliviar la marcha de los días y soportar a los humanoides, etc. Por supuesto, no sabíamos nada de lo que nos iba a suceder, pero al menos sobrevivimos a cada fase, ¿no?
EliminarGracias por parar un poco por aquí con tu habitual calor. Un abrazo.
¿No lo somos?
ResponderEliminarClaro, somos eternos con incipientes achaques. Nous sommes comme les étoiles: éternelles, que decía la canción.
EliminarPuedes preguntar. Era la típica niña buena, seria y pibon. Ya tenia novio conveniente. Estaba acostumbrada a tener éxito entre el genero contrario.....y se lo debía a los consejos y la genética materna, y al interés de supervivencia familiar. Quizás por ello me sintiera tan aislada en el fondo y aprovechara cuestiones intelectuales para huir. El futuro se perfilaba aburridamente gris en el mejor de los casos y sentia que la vida debía vivirse intensamente a partir de esa edad.
ResponderEliminarPero si precisamente el caos de los guateques era la salsa: ese prever y no realizarse, o ese ir con complejo y descomplejizarte, o ese estar forzado en el lugar para no resultar un extraño y que le antojaras a la más imprevisible chica...Nada fue después de los guateques.
EliminarLos guateques no daban de comer. Ese fue mi dilema desde que tuve sentido, quizá consecuencia de vivir simultáneamente en dos niveles sociales antagónicos y en dos culturas ídem. Mis progenitores se sacrificaron por mi y aunque no lo elegí nací hipotecada emocionalmente entendido. Mi persona agradecida siempre y responsable hizo lo que debía. Ese fue mi "troquel" y mi distinción de adulta precoz, uno entre tantos de nuestro tiempo. Circunstancial pero castrante. Afortunadamente el paso del tiempo me ha favorecido, pero no olvido y me consta que sigo siendo producto del mismo, como el resto. Porque lo asumo me aparto y busco soluciones para vivir lo mejor y mas responsablemente posible. Solo al final me permití "locuras razonables" dentro de mi circunstancia.
ResponderEliminarEntiendo lo de hipotecada emocional, no eres la única persona a la que le ha sucedido. Y eso marca, y genera personalidades contrastadas y alternas, con sus pros y contras, sin duda. Fuimos producto -algunos subproducto- de un tiempo y de unas limitaciones que hoy nos parece mentira que pudieran darse. Pero viendo desde otro ángulo las cosas no nos quejemos, ha habido mucha riqueza de aprendizaje, aunque fuera a la contra y no siempre las expectativas, ni mucho menos, que se nos prometían las hayamos satisfecho. Tal vez es que me gustan los contrastes excesivos o que me consuelo para justificar el pasado, pero quiero verlo hoy todo con temple, ironía y eso sí, racionalizando y tratando de comprender las situaciones. Al fin y al cabo los que lo tuvieron mal y más que mal fueron nuestros padres. E pur...
EliminarPor cierto, MJ, que lo de que de los guateques no se comía me ha gustado. Aunque ya sabes que no solo de pan ha vivido el hombre.
EliminarYo, mientras tanto, veía el festival de Eurovisión con la familia reunida, como tantos otros de mi generación, y sufría con los repetidos "zero points" que obtenía España, que constituían un drama nacional, ya que se consideraba que éramos víctimas de un complot europeo.
ResponderEliminarLo cierto es que había pocos entretenimientos en aquella época, aparte de la radio y la lectura, y a la televisión recién llegada a nuestro mundo le sacábamos todo el partido que podíamos.
Yo era también más de Francoise Hardy, y de Jane Birkin... ni le cuento. Aquella canción un poco erótica de "J´ai táime moi non plus", que cantaba con el espabilado Gainsburg, arrasaba todavía cuando hice la mili en Melilla, unos años después.
Mira que no me acuerdo de tal evento eurovisivo, y fácil que también lo viera, y yo creo que eran tiempos en que la gente empezaba a no creer en complots, y eso que el régimen funesto acababa de cumplir los 25 años de Paz, como decían sus partidarios. Los jóvenes queríamos vivir el día a día y había gente más avezada que nos hablaba de España y su paz como la paz de los cementerios. Tampoco el Opus y sus tecnócratas estaban por la teoría de los complots, preferían, dentro de sus márgenes, interesarse en la relativa modernización del país, que implicaba para ellos escalar más posiciones de poder y obtener y consolidar los nada desdeñables beneficios económicos que les suponía el control de las nuevas planificaciones. Pero el erial patrio persistía.
EliminarLa J'ai t'aime era muy explícita, sí. Sé de un compañero de colegio que se acusó al confesor de haberla escuchado y obtuvo una dura reprimenda y no menos fatigosa penitencia, a base de cilicio y flagelo de tres días y tres noches. Morboso y sádico clero aquél...
Hombre, cuando se tienen catorce años lo más habitual es que sigas creyendo lo que oyes, y entonces se oía (y leía aquello todavía). Sigue pasando ahora, no creas. Y lo de ver enemigos que nos acechan y joroban, también, al menos por estos lares.
Eliminar¡Caramba con los curitas!
Sí, claro, estoy de acuerdo. Ya sabes, la fe ciega de que la culpa siempre la tiene el otro. He ahí como ejemplo vivo el acontecimiento de estos últimos días: ante el problemón de la gente atrapada por la nieve en Guadarrama ni diós de este Estado de orfandad reconoce su responsabilidad. Un ministro en el fútbol y el responsable de la DGT en su casa. Después, balones fuera. Si no suceden más cosas no es porque dios no quiera ni deje de querer sino por el esfuerzo de otros niveles medios.
EliminarToda la razón con respecto a la generación de nuestros progenitores por ello mismo los mas sacrificados y audaces se merecian a pulso el respeto, protección, agradecimiento y cariño de sus hijos. Por entonces satisfacerlos y resarcirles mi único propósito. Las cuestiones políticas en voz bajita y en casa, aprendí de ambos bandos y en su momento tomé decisiones que reestablecieran cierto equilibrio. Comparto tu aprecio hacia lo diverso,. Resulta enriquecedor. Afortunadamente no me toca seguir luchando por pan.
ResponderEliminarY que no nos toque, aunque ya sabes que la historia gira como los planetas y los centros de gravedad siderales pueden hacer variar su rumbo.
EliminarAhh aun conservo aquel vinilo de la Birkin. Jaaj, me lo regaló mi novio, contra el que me casé. Buahh anda que a los carrozas de nuestra generación no nos sobran anécdotas y etceteras.!
ResponderEliminarAnécdotas, ejemplos, testimonios, relatos y narraciones de lo más surrealistas encima. Magnífica expresión: "mi novio contra el que me casé". Sabia y probatoria tú.
Eliminarfantásticos los recuerdos y reflexiones que ha desatado tu entrada, a partir de la muerte de la querida France... No tuvo fácil ni éxito ni vida, pero parece que ha vivido y muerto como una señora...
ResponderEliminarPor todo lo que está saliendo a relucir entre actrices y productores y todo ese mundillo no puede uno por menos por pensar en el pasado en que todo se ha callado más. Sí, está bien que haya personas que visitan el blog y que hablen de sus experiencias, eso nos quita complejos a todos.
EliminarMe sorprende lo que dice pfp: murió como una señora...
ResponderEliminarNo comprendo lo que quiete decir.
Yo lo interpreto que con dignidad, supongo que se refiere al último período de su vida, después de las desgracias que había tenido anteriormente. Pero pfp puede aclararlo si te lee. Gracias.
EliminarNo tengo demasiados recuerdos de aquellos tiempos. Había muerto mi abuelo y mi mundo se rompió...
ResponderEliminarEn mi casa se hablaban dos lenguas y nos hacía mucha gracia cuando en la calle íbamos hablando y no nos entendían.
Envidiaba a los que tenian primos y soñaba con tener alguna vez uno, algo difícil cuando mis padres no tuvieron hermanos y para compensarlo tuvieron ocho hijos.
La ópera en mi casa era bastante normal. Por las noches, antes de ir a dormir, un cuento contado por los mayores.
Ni política ni religión
Nada destacable
Pero lo destacable es algo aleatorio y personal. Tus vivencias personales son destacables para ti misma y eso sirve mucho. Aunque la política y religión tocaran todo en este país, no quiere decir que cada familia o individuo lo percibiera de la misma forma, o que apenas le influyeran, aunque detrás siempre han estado. Es muy curioso eso que cuentas de añorar a primos que no tuviste, muy curioso. Algunos solo tuvimos primos y bastantes, ya ves cómo cada horno puede producir bollos diferentes. Las lenguas, ya por curiosidad, ¿eran ibéricas?
EliminarTodo destacable, repito, en la configuración de cada persona.
No, no eran ibéricas.
ResponderEliminarGracias por la entrada. Me está haciendo recordar cosas muy divertidas.
Criada entre chicos,salí un poco bruta, algo que preocupaba mucho a mi abuela materna. Aún recuerdo su voz cuando decía a mis padres: ésta es un chicazo y ésta niña no se os casa.
Beso
Los tópicos familiares esclavizaban intelectualmente a nuestros progenitores. Creo que todos se sentían presos de todos, aunque no se dieran cuenta. Qué tiempos.
EliminarSerendipity, amiga Luna!
EliminarEn mi caso unión tri-morganática de verbos: Inglés materno y español didáctico, pero francés en mi primera y peculiar escuelita.
...en mi primera y peculiar escuelita y en muchos de mis sueños.
EliminarAnónimo, fuiste afortunado.
EliminarBis, el tiempo histórico es ante todo el que uno vivió, no importan las fechas, lo que hubo antes o habrá después es etéreo.
EliminarTriunfo arrollador de la incitante interrogación de la entrada. Ni con un tercer grado se hubiera obtenido algo mejor. Sobresaliente: Esa es la calificación.
ResponderEliminarEl 65 había sido antes el 60 y más tarde el 70. Cambiaron tiempos, costumbres y mentalidades, muy lentamente y de modo relativo y desigual siempre. Lo curioso es que esa canción la relacione con una excursión de Preu a diversas zonas del País Vasco con los "partenaires" del curso. Recuerdo que fui instigador loco de ésa y otras canciones. Había que pasarlo bien y lo pasamos bien. Y la memoria de cuanto hemos hecho a gusto (y parte de lo que no hicimos a gusto) es la que merece la calificación. Porque nada de aquello volvió ni volverá.
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