lunes, 11 de septiembre de 2017

La autoseducción de la masa


















La masa se seduce a sí misma. Se contempla como única en el colectivo abigarrado, agitadora de banderas, vocera de consignas, porteadora de símbolos, agitadora de emociones, misionera de nuevos paraísos, caminante de pasos designados por una élite oscura, exultante de haber tocado cielos y, por lo tanto, perdiendo la noción de que sus pies deben mantenerse sobre el suelo. La masa se mira una y otra vez como Narciso en el agua calma del arroyo, solo que el curso donde la masa se recrea suele ser con frecuencia  turbulento.

"Nada teme más el hombre que ser tocado por lo desconocido. Desea saber quién es el que le agarra; le quiere reconocer o, al menos, poder clasificar. El hombre elude siempre el contacto con lo extraño", decía Elias Canetti en Masa y Poder . Pero ese miedo del individuo al contacto con otros en la vida cotidiana tiene una contrapartida: la seguridad que proporciona la masa. "Sólo inmerso en la masa puede el hombre redimirse de este temor al contacto. Se trata de la única situación en la que este temor se convierte en su contrario. Es esta densa masa la que se necesita para ello, cuando un cuerpo se estrecha contra otro cuerpo, densa también en su constitución anímica, es decir, cuando no se presta atención a quién es el que le «estrecha» a uno. Así, una vez que uno se ha abandonado a la masa no teme su contacto. En este caso ideal todos son iguales entre sí. Ninguna diferencia cuenta, ni siquiera la de los sexos. Quienquiera que sea el que se oprime contra uno, se le encuentra idéntico a uno mismo. Se le percibe de la misma manera en que uno se percibe a sí mismo. De pronto, todo acontece como dentro de un cuerpo. Acaso sea ésta una de las razones por las que la masa procura estrecharse tan densamente: quiere desembarazarse lo más perfectamente posible del temor al contacto de los individuos. Cuanto mayor es la vehemencia con que se estrechan los hombres unos contra otros, tanto mayor es la certeza con que advierten que no se tienen miedo entre sí. Esta inversión del temor a ser tocado forma parte de la masa. El alivio que se propaga dentro de ella (y que será tratado en otro contexto) alcanza una proporción notoriamente elevada en su densidad máxima".



(Fotografía de Misha Gordin)




14 comentarios:

  1. Me ha obligado a dirigirme a mi admirado Ortega. Bueno, en realidad he ojeado a Julián Marías y su H de la Filosofía.
    Y como no, a "La rebelión de las masas".

    Intoducción. Sólo la introducción:

    "... Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas, cabe padecer..."

    Cierto que esto está escrito sobre principios de los 30, pero sabe ud. como yo, que la historia se repite, la vez primera como drama, y la segunda, que es esta, y aquí, como farsa.

    Un abrazo.
    PD: He contestado a sus dos seguidores en la entrada anterior.
    Gracias a los dos...y a esta página y su autor.
    Salut desde esta Barcelona donde la historia se repite...y no aprendemos.

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    1. No obstante, el libro de Canetti es de antología. No en vano sus conocimientos sobre la experiencia nazi le permitió ahondar en un tema que siempre me pareció tan fascinante como temeroso. Cada vez me da más miedo la masa, ahí no te las ves con otro individuo y las reacciones, comportamientos y opiniones tienen una personalidad retorcida precisamente por eso porque no son persona, son la impersonalidad hecha carne.

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  2. "Al hablar sobre la morfogénesis del campo de concentración nazi, el sociólogo francés Léo Scheer refiere la destructibilidad del sujeto como el mecanismo de dominación del individuo mediante su confrontación con una realidad inaceptable. El anonadamiento, la infantilización y la autosugestión se incluyen entre las estrategias de conformación de una sociedad en masa carente de amo individualizado. El anonadamiento como técnica de dominación presenta la realidad como inaceptable para el sujeto receptor, de tal modo que se le separa del mundo, se le escinde del objeto de sus pesquisas hasta conformar un aislamiento adventicio del individuo. La realidad entendida como una amenaza permanente infantiliza al sujeto, reducido a la pasiva impotencia que le deniega toda reacción ante el sistema. En consecuencia, el sujeto pierde su capacidad reactiva y se adhiere a la realidad propuesta, en un proceso de autosugestión en el que el sistema de sojuzgamiento deviene fuente de fascinación." Antonio Fernández Vicente

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    1. Qué cita tan interesante. Y eso en algo organizado con sofistificación. En ese sentido también entiendo la masa como cautivadora del individuo, pero claro una masa a la que el individuo se arrima quiere decir que asume parte de esa responsabilidad. En principio en una situación análoga a la nuestra no se obliga al individuo a delegar. El individuo gusta del arropamiento y aunque no cree que la masa sea nociva sino que la suman individualidades -algo que no es cierto, al menos en el sentido de individualidad libre y con capacidad autóctona de pensar- lo cierto que unos hombres y otros hombres construyen ese gran monstruo tras el cual se parapetan los listos, los oportunistas, los dictadores, para dirigirlos. La masa sin dirigentes o élites que las conducen no existirían. Me aterra el tema de las identificaciones. Uno solo espera que frente a la masa de la Díada, y es un ejemplo, no se les ocurra a los del partido de los corruptos por eminencia llamar a la ciudadanía del resto del país a formar una masa anti. Pero todo puede ser posible. Me llama la atención que en Cataluña se perdone la corrupción de CiU por ejemplo o se ignore en aras de lo que creen la obtención de un bien superior.

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  3. Aquí tiene mucha culpabilidad los llamados "empiristas lógicos", o "neopositivistas". A la masa se le puede llevar como se deseé, está más que comprobado. Sólo hay que decirles lo que sus oidos desean escuchar.
    Un saludo.

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    1. Totalmente de acuerdo. También influye el miedo (en el franquismo o en el comunismo de Estado el terror dominaba más que las promesas del Caudillo o del Comité Central, supongo)

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  4. La masa, en su conjunto, se comporta como el peor de sus miembros. Si el peor dispara contra un balcón, la masa toma escopetas y diaspara contra todos los balcones, si el peor de los miembros que componen una masa es un personaje desobediente, la masa en su conjunto desobedece. La masa es furiosa y alborotada, en una masa no cabe la razón.
    Salud
    Cornadó

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    1. La masa se monta como arma de destrucción masiva, no solo de situaciones políticas sino de pensamientos y de conciencia de libres.

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    1. La edad nos trae la conciencia de la individualidad como jamás la habíamos tenido antes. En la masa nos sentimos secuestrados.

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  6. Dos canciones "antídoto", ambas del genial Georges Brassens:

    Balada de los idiotas que nacieron en alguna parte

    Qué agradables son esos pueblecitos, esos burgos, esos caseríos, esas localidades y ciudades, con sus alcázares e iglesias y sus playas!
    Sólo tienen un defecto, y es que están poblados por gente que mira al resto con desprecio, la raza de chovinistas que se ponen escarapela; los dichosos idiotas que nacieron en alguna parte.
    Malditos sean los hijos de su madre patria, empalados sean de una vez por todas en sus campanarios, esos que te muestran sus torres, sus museos, sus ayuntamientos, que te hacen ver sus país natal hasta volverte bizco, - así salgan de París o Roma, de Sète o del quinto pino, o de Zanzíbar e incluso de Montcuq – jactándose como idiotas, los dichosos idiotas que nacieron en alguna parte.
    La arena en la que sus avestruces entierran cómodamente sus cabezas es siempre la más fina. Y por lo que hace al aire con el que inflan sus globos o sus pompas de jabón, es aliento divino. Y, poco a poco, se calientan la cabeza hasta pensar que la mierda que hacen sus caballos ( incluso los de madera) pone verde de envidia al mundo entero. Son los dichosos idiotas que nacieron en alguna parte.
    No es un lugar común el lugar donde nacieron, y se apiadan de todo corazón de los pobres desafortunados, los torpecillos sin presencia de ánimo como para venir al mundo donde vinieron ellos. Cuando en su precaria felicidad suena el clarín contra los extranjeros ( todos más o menos bárbaros) salen de su agujero para morir en la guerra. Sí, son los dichosos idiotas que nacieron en alguna parte.
    ¡Dios mío, lo bien que estaríamos en ésta tierra de hombres si no tuviéramos que toparnos con ésta raza incongruente, ésta raza inoportuna que cunde por doquier, la raza de la gente del terruño, de la gente de su tierra! ¡Lo bella que sería la vida en toda circunstancia si Tú no hubieras creado de la nada a esos pánfilos! Tal vez sean ellos la prueba de que en definitiva no existes, esos idiotas que nacieron en alguna parte.

    (Georges Brassens, “La ballade de gens qui sont nés a quelque part")

    La mala reputación

    En mi pueblo sin pretensión
    Tengo mala reputación,
    Haga lo que haga es igual
    Todo lo consideran mal

    Yo no pienso pues hacer ningún daño
    Queriendo vivir fuera del rebaño;

    No, a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe
    No, a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe.
    Todos todos me miran mal
    Salvo los ciegos es natural.

    Cuando la fiesta nacional
    Yo me quedo en la cama igual,
    Que la música militar
    Nunca me supo levantar.

    En el mundo pues no hay mayor pecado
    Que el de no seguir al abanderado.

    Y a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe
    Y a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe
    Todos me muestran con el dedo
    Salvo los mancos, quiero y no puedo.

    Si en la calle corre un ladrón
    Y a la zaga va un ricachón
    Zancadilla doy al señor
    Y aplastado el perseguidor
    Eso sí que sí que será una lata
    Siempre tengo yo que meter la pata.

    Y a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe
    Y a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe
    Todos tras de mí a correr
    Salvo los cojos, es de creer.

    No hace falta saber latín
    Yo ya se cual será mi fin,
    En el pueblo se empieza a oir,
    Muerte, muerte al villano vil,
    Yo no pienso pues armar ningún lío
    Con que no va a Roma el camino mío,

    No a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe
    No a la gente no gusta que
    Uno tenga su propia fe
    Todos vendrán a verme ahorcar,
    Salvo los ciegos, es natural.

    (La mauvaise réputacion - Georges Brassens

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    1. El primero, o no lo conocía o no lo recordaba. El segundo sí, nos fascinaba a algunos en los tiempos de revuelta. Voy a leerlos con atención a ver cómo los percibo e interpreto a estas alturas. Gracias, Loam.

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  7. Qué presente tengo a Canetti en estos días. No hay otra explicación más acertada y clarividente que la propuesta en Masa y poder.
    veo a amistades conocida desde hace muchos años, militantes de izquierda, fascinados por esa masa que se manifiesta como una sola voz, que señala al otro como el culpable de sus frustraciones, que dice ser demócrata cuando solo es una propuesta excluyente y caprichosa; beligerante contra quienes disiente del Poble, ese imaginario místico que tanto sufrimiento ha causado.

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    1. A mí también me parece trágico que la izquierda en general, y la catalana en particular, con toda la trayectoria que ha tenido, se haya dejado seducir o se haya quedado bloqueada o simplemente sin ideas ni reacciones. Es como si todo el bagaje político, cultural y reivindicativo que viene desde el siglo XIX no existiera. Ni siquiera ese movimiento neutro de Podemos tiene claro nada. Asombroso. De nuevo las clases dominante conducen a la grey a su redil.

      Canetti es prácticamente un desconocido en España. Todo lo pensante y con hondura, de fuera o de dentro (pienso en lo poco que se menciona a Zambrano) se ignora. Si desechamos a personajes con larga trayectoria de conocimientos de una Europa de guerras y entreguerras del XX, ¿qué capacidad de análisis y de reflexión podemos tener?

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