De pronto siento la necesidad de no decir absolutamente nada. El mundo y sus circunstancias, por lo tanto las mías también, me dejan desnudo. Es decir, sin palabras.
Me parece que mi persona ya transmitió todo lo que circunstancia proponía, ahora, al fin y al cabo se reconoce parte de la misma y esperá disponer de wifi y tiempo a su favor en su día. No se interpreten estas palabras en términos políticos porfa.
Si fuera consecuentemente con mi pensamiento del post no debería decir nada ahora, oiga. Pero me hierve la sangre y no por la parte política, sobre la que soy muy pesimista, al menos a corto plazo. Volvamos a los clásicos y repensemos el mundo sobre lo presente, aunque bordeemos el abismo.
Me parece que mi persona ya transmitió todo lo que circunstancia proponía, ahora, al fin y al cabo se reconoce parte de la misma y esperá disponer de wifi y tiempo a su favor en su día. No se interpreten estas palabras en términos políticos porfa.
ResponderEliminarSi fuera consecuentemente con mi pensamiento del post no debería decir nada ahora, oiga. Pero me hierve la sangre y no por la parte política, sobre la que soy muy pesimista, al menos a corto plazo. Volvamos a los clásicos y repensemos el mundo sobre lo presente, aunque bordeemos el abismo.
EliminarHay veces que no decir dice.
ResponderEliminarYa, puede ser, pero...
EliminarNos pasan estas cosas a los descreídos, Carmela.
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