domingo, 25 de diciembre de 2016

Vagabundos somos y en la errancia nos encontraremos




Entra Max, madrugador como de costumbre, para ponerme en aviso. Estamos perdidos, me dice con tono irónico y exagerado. Toda la vida intercambiando lecturas como si nos protegiesen y va un escritor vivo y me dice que leer es lo más vagabundo. ¿Qué te creías?, le respondo siguiendo su juego. En la medida en que leer hace y deshace en nuestras vidas nos convierte en vagabundos. Es que me ha gustado el término que ha empleado, dice Max. Para muchos sonará fuerte y despectivo, para otros a metáfora, incluso habrá quien prefiera el vocablo errante. Pero vagabundo es materialmente correcto. Si quieres pronuncia errabundo, que fonéticamente acompaña mejor la dureza de la vida. Considerémonos, pues, vagabundos, no solo nos desplazamos persiguiendo seguridades limitadas, sino que las misereamos. Somos estúpidamente propensos, continúa, a registrar las palabras con sumo cuidado, no sea que quedemos en entredicho. Por aquello de que ciertas connotaciones de unos términos u otros las acercan o las descalifican a nuestra capacidad mental para admitirlas. Será parte de la manía de leer, le puntualizo. Leer no es precisamente orden ni estructura, sino retorno al caos de nuestro interior. Ese lugar recóndito donde nos ponemos a prueba, sobre todo de manera inconsciente. Max se muestra hoy agudo pero condescendiente: un lugar de tormento cuyo punto de dolor es precisamente que emerge la conciencia. Cuando lees algo y saltas sorprendido con una expresión tal como esto me pasa a mí. O bien: así que esto otro era lo que una vez yo había visto y no había comprendido. Cuando no se trata de un yo quiero vivir lo mismo que están viviendo estos personajes. La literatura nos acerca a territorios ignotos y nos aleja de ciénagas en las que nos hemos pringado. Nos previene incluso del propio poder de seducción de cuanto leemos, ¿no crees? No puedo llevar la contraria a Max pues, aunque diferentes en muchos enfoques sobre los acontecimientos y experiencias, nos acercamos en la pugna por desentrañar lo imposible. Y pensar que los hombres pudieron vivir y superarse antes de las palabras, le digo. Hace miles de años los seres humanos eran tan vagabundos o más que nosotros, replica mi amigo. Con esto no quiero decir que ahora haya menos cosas por descubrir, pues nos siguen rodeando enigmas de dimensión incalculable. Nuestra fe en las palabras siempre fue un cuchillo de doble filo. Nos han servido para vencer temores y a la vez nos han hundido en ellos. ¿Dependerá de quiénes las hayan pronunciado?, le pregunto. En parte, asevera Max. La propiedad sobre la palabra ha sido siempre poder. Lo sigue siendo, más aún con nuevos sistemas de expresión nunca soñados antes. Pero nuestra intimidad personal existe todavía para elegir y para decidir, le digo. Puede ser, pero muchos ya la están abandonando o dejándola en manos de los nuevos señores de la palabra. Anda, ofréceme un vaso de ese puro merlot que guardas por ahí.     



(Fotografía de Peter Cornelius)



5 comentarios:

  1. Vaya, mira lo que esta entrada me ha recordado: https://youtu.be/NTymtAbaG08
    y para más inri resulta que servidora nació con la estrella Búngula en la cresta, al margen de otras muchas consideraciones que apuntan en la misma dirección (introdúzcase exclamación del orden que más apetezca): Búngula, estrella de segundo orden conocida comunmente como Alpha Centauri que se encuentra ubicada en la pata delantera izquierda de la constelación del Centauro. ¡Arriba esas copas!
    Sobre esta cuestión se podrían rememorar "cierto par de maracas" pero mientras estas resulten tan aleatorias cómo cualquier otro instrumento, objeto, sujeto, palabra, imagen .... el sentido pragmático de mi naturaleza lunar me recomienda indiferencia mientras la aleatoriedad de turno funcione, es decir que resulte útil dentro del presente aleatorio universo.
    Conviene asumirlo: "I was born under a wandering star" (y "wandering" no tiene nada, pero nada, que ver con el término "wondering" aunque se pronuncien muy parecido) y no disponga de las barbas ni los bigotes de Lee Marvin, ni ganas, por supuesto.

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    1. Las asociaciones de ideas a las que puede llegarse a través de un texto son innumerables. Depende de los ojos como lo vea cada receptor. Como tú has sido una viajera for USA tienes tus iconos, pero la estrella errante nos persigue a todos y no es precisamente la que dicen que guió a los Magos de Oriente. Mira por donde el cambio de una vocal no deja de relacionar el errante con la pregunta y la indagación. Más bien la reafirmaría.

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  2. Paco Toronjo, famoso cantaó onubense, dice "vagamundo", término que, a mi parecer, es aún más ajustado.

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    1. Claro, tiene el mismo significado, sin duda. Tal vez el universo entero está repleto de errancias caóticas. Un abrazo.

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