He paseado con Max Maxius por la ribera en neblina. La inquietud que late en el hombre es signo de búsqueda, me ha dejado caer. El hombre sigue haciéndose hasta el mismo momento en que se deshace del todo. Qué olvidados tiene sus orígenes, tanto los de la historia de su género como la procedencia individual. ¿Crees que paralela a la trayectoria de conocimiento hay una satisfacción por lo comprendido en cada etapa de la vida?, le pregunto. Max Maxius es tajante: No. El hombre da por hecho que conocer es un mecanismo reflejo y no siempre es consciente del don que conlleva. Ni siquiera del ciclo último de la vida puede decirse que no podamos ni sepamos aprender. Eso me recuerda algo, le digo. ¿Sabes que en nuestra lengua hay otro verbo análogo que casi se confunde, aprehender? Max: Se parece en la forma, aunque no tanto en el concepto así a primera vista. Pero ¿acaso al aprender no poseemos y por lo tanto no aprehendemos algo de lo que nos rodea y que antes desconocíamos? Llegar es ocupar. Tocar es sentir. Escuchar es entrar. Ir hacia la oscuridad última es aprehensión de la vida. Hasta el último latido lo es.
Bella y elocuente fotografía.
ResponderEliminarMe gustaba la luz y el ramaje. No sé por qué me recordaba alguna pintura de Caspar David Friedrich.
EliminarEs la eterna lucha entre el empirismo (experiencia) y el racionalismo (razonamiento).
ResponderEliminarY si, comparto lo último de tu escrito.
Salut
O del empirismo y el racionalismo contra el oscurantismo religioso, por ejemplo.
EliminarYo estoy aprendiendo a deshacerme.
ResponderEliminarY yo, y también trato de aprender a mentalizarme, porque deshacerme me desharé, sin duda.
Eliminaraprender es una herida que nunca cierra, aprehender es ser convicto del saber y a veces lamentarse por ello
ResponderEliminarun abrazo
Qué bien lo has expresado, Omar. Y sin embargo pasamos por ambas fases más o menos paralelas. Salud.
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