miércoles, 6 de enero de 2016

Omnipotencia / Omni-impotencia





Nacimos de las mentiras. Para la ideología nacionalcatólica las gónadas, los espermatozoides, el semen, los óvulos y el apareamiento placentero de nuestros padres  -cosa de bestias todo ello-  no contaba apenas. Era un paso inmundo y forzado para estar en esta vida, donde lo importante era Dios y el Caudillo. Al fin y al cabo las castas tradicionales (el término casta no me lo han descubierto los politólogos emergentes, oigan) y su clientela sumisa necesitaban reinventarse todo para vivir del cuento que a su vez pasaba por el robo y el reparto del país, y antes por el derramamiento de sangre y la exclusión de media España, o más. Todo fue oscuridad y cementerio durante décadas (aún permanecen huellas por doquier) Yo creí una vez en todas aquellas mentiras, en el misterio insondable de la divinidad y en la omnipotencia del Salvador humano que competía con el Salvador divino. Me hicieron aprender el texto (entonces todos los textos eran catecismos) y henchir mi corazón de devoto sometimiento al hombre providencial, reflejo del Dios Uno y Trino (invento éste que nunca entendí, si bien no se trataba de entender porque las metáforas de las farsas no se racionalizan jamás)

Nacemos de las mentiras. Los jóvenes de ahora no podrían entenderme, pero que no se fíen. Ellos están mamando grandes y pequeñas mentiras, y tengo la sensación de que no van a apostatar ni renegar de ellas como hemos hecho otros con las de nuestro tiempo viejo. 

(Ya que uno ha empezado de retro el año no he podido resistirme a otra imagen de mi primer libro de "enseñanza" escolar que, si bien nauseabundo entonces, hoy me parece kistch)




12 comentarios:

  1. Esto es la misma mentira que los titulares de los diarios que explican la misma noticia, pero mira por donde, la leemos de forma diferente. Una coma, un entredicho, una frase en el descontexto...
    Es lo mismo, lo mismo. Antes en uno, hoy si que es en trino y en quinteto. Sólo gana la banca.

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    1. Por supuesto que las mentiras y las manipulaciones se siguen urdiendo, solo que con técnicas y métodos más sofisticados y seductores a los que entramos al trapo. Y tanto que un titular de una emisora o un periódico puede dirigirnos hacia una interpretación interesada de las cosas, teniendo además en cuenta que TODOS los medios tienen sus amos. La Banca y las multinacionales, en esa fusión o santa alianza que cohabitan.

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  2. Si hemos de aprender a convivir con las propias falacias, pues también forman parte del relato de cada uno, imagínese con las ajenas.

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    1. Las falacias ajenas son peligrosas si las hacemos nuestras. Una vez interiorizada en cada individuo la mentira ya no nos salva ni el uno y trino.

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  3. Nacemos de las mentiras, pero nuestra razón puede ir discifrando el sentido del engaño y poco a poco denunciar al mentiroso. Una historia no manipulada nos puede ayudar a ello.
    A pesar de todo, mucha desconfianza.
    ¡Ah, otra cosa, el texto y ese libro son una majadería y una perversión inconmensurable!
    Salud
    Cornadó

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    1. Por supuesto que el conocimiento y el razonamiento personales son la clave para desembarazarnos de la mentira que incubaron y siguen propalando cada día. Pero algunas tienen hondas raíces, entraron un día en nuestra psiqué y mucha gente ni sabe ni quiere cómo afrontarlas. Mayor mentira que los conceptos absolutos... que la gente sigue manteniendo incluso "por si acaso"... Pues casi todo el libro va de esa guisa, no te cuento cuando habla de la familia, creo recordar, pero mira salvo aquellas cuestiones de estilo, la ortografía, es decir, el método de la lengua que, si bien no era muy avanzado, al menos era correcto. O al menos esa parte a mí me sirvió. Casi todos los libros de aquel tiempo de las escuelas eran análogos, unos haciendo más hincapié en el dios español y otros en el dios general, y todos para servicio de cuantos vivían del cuento, empezando por la Iglesia que se cobró con creces sus desasosiegos de los años republicanos. En fin, que seguiremos creyéndonos a media las verdades, ¿no crees?

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    2. Así lo creo,a sabiendas que las verdades son muy pequeñitas y si además nos las creemos a medias resulta que estamos asistiendo al espectáculo de una ética minúscula, imperceptible.
      Tengo la gran suerte de no haber tenido trato con este tipo de libros, en mi infancia fui a un colegio raro, donde no teníamos demasiado contacto con los dioses, donde niños y niñas íbamos juntos, donde se hablaba de religión solamente un día al año y sólo para cubrir la papeleta legal, un colegio extraño donde se impartían las clases sin atender al esquema clásico de asignaturas independientes, donde no se utilizaba el criterio de aprobado o suspenso para progresar de un curso a otro. Era un colegio que pasaba desapercibido entre tanta escuela de curas y mojas que proliferaba por aquel entonces. Tuve suerte sin saber porqué.
      Salud
      Francesc Cornadó

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    3. Suerte la tuya, y abundante por lo que cuentas, pero la mía, aun pringada por la ideología nefasta, a la larga no me disgusta del todo, no porque comparta todas las sandeces que nos contaron, por supuesto, sino porque al menos me ha servido como experiencia para conocer de cerca a todas aquellas raleas y saber de sus puntos flacos. Acaso digo esto por aquello de que "el que no se consuela..." Pero mis maneras de pensar actuales, con sus luces y sombras, como todo el mundo, al menos se deben a una rebeldía contra la falacia religiosa y totalitaria. Uno respira con mayor libertad que nunca (libertad de pensamiento interior sobre todo) y no les resulta ya tan fácil meterme goles ni siquiera los subliminales. Pero claro, el mal lo hicieron en su momento.

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  4. Sabes Fackel? Me recordaste a aquel "Florido Pensil", que seguro leiste, y que como cada año, volví a releer, porque en esta España mía, nuestra, no avanzamos y ya nada me asombra en lo que respecta a muchos, aquellos que siguen apostando por lo rancio, y las cicatrices que lograron cicatrizar, al proclamarse vencidos. Las mías, si bien ironizando y con una gran sonrisa, están aún por cicatrizar... en todas sus cartillas...
    Un abrazo.

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    1. Ay del florido pensil, que fueron muchos floridos pensiles. Bueno, yo no tuve los textos de Álvarez donde aparecían unos versos de un supuesto Himno Nacional:

      Fuiste de glorias florido pensil
      hoy reverdecen a un impulso juvenil

      o algo así. Y luego estaba aquella otra:

      Montañas nevadas, banderas al viento, el alma tranquila, etcétera.

      Del florido pensil se ha hecho ironía, nostalgia moderada, y otras anécdotas, pero lo de nuestro tiempo fue una in-educación de baja estofa, de propaganda barata, de catecismo de tontos (como si hubiera catecismo de listos, jaj) Donde el castigo imperaba y las letras entraban a llaga abierta y la religión se imponía a cristazo limpio. Si fuera por los carcas de siempre, hoy cobijados donde tú sabes, no saldríamos en la vida de la caverna. UN abrazo.

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  5. Crecimos con mentiras; nos contaron muchos cuentos, y todo era tan burdo que con el tiempo descubrimos su falsedad y sus intenciones alienantes.

    Hoy,nos siguen administrando mentiras, pero maquilladas con el perfecto dominio de las nuevas tecnologías que no solo transforman el exterior de las cosas sino que penetran con sutileza en las mentes de forma atractiva, por lo que es más difícil renegar de esas mentiras contadas en democracia.

    Salud, y un abrazo.

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    1. En calidad y cantidad hoy son mayores las mentiras. Y lo peor es que cuentan con la aquiescencia que concedemos los ciudadanos a todos los cuentos. Es el método de integración del presente. Hace décadas se nos doblegaba con la violencia directa e inmediata, las cárceles, el silencio obligado. No sé si no caminaremos hacia una fusión de métodos de autorrepresión. Romper el círculo de las mentiras implica riesgos. Tienes razón: las nuevas teonologías y el espectáculo que se monta con todo aliena hasta el punto que no se distingue. Bueno, el que quiere y procura creo que puede saber, pero ¿cuántos quieren saber? Hay que verlo del lado de la capacidad de la mente: si ésta se fortalece y no admite sutilezas engañosas ya dice mucho a favor del individuo. La democracia que admite mentiras no debe ser reconocida como democracia. Un abrazo.

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