Así estamos. Paralizados en el tiempo y desubicados del espacio. Espacio y tiempo van tan de la mano que cuando ante el primero surge un obstáculo el otro se desvirtúa en su significado. Pero se ve que el redil funciona por su propia aquiescencia. Eso haría menos necesarios los pastores. Está por saber de qué manera van a causar más estragos las fieras depredadoras en la búsqueda insaciable de sus presas. Y si el ganado se dejará hincar las dentelladas sin oponer resistencia. Sin embargo, nos crecieron en exceso los mayorales. Nos acostumbramos estúpidamente al aprisco. Disco rojo para las causas rebeldes.
Los pastores van armados con palos, tienen unos perros fieles que les ayudan a mantener el rebaño a raya, cuando el rebaño come o duerme a deshora recibe el correspondiente garrotazo. La manada crece y el pasto escasea, entonces los pastores les administran el pienso que otros congéneres fabrican. Pastores, perros y fabricantes de pienso se reproducen y cada vez son más, ellos también comen y se comen al rebaño y así van cerrando el ciclo de supervivencia en el corralillo global.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Así parece, pero si toda la historia se reduce a eso ¡estamos apañados!
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