lunes, 29 de junio de 2015

Aturdimiento














Miro el mapa hacia el Este del continente y me aturdo. Allá, entre dos mares del mismo mar, una península agreste y una pléyade de islas parecen ir a la deriva. Te juro, y eleva Walden el tono de voz, que no soy capaz de tener un criterio firme. No puedo entender. Veo claras a medias las razones que llevan a las partes de allá y de acá hacia el sufrimiento de la población. Pero me irrita precisamente eso, que las razones causen la desgracia. No sé interpretar los movimientos de la partida de ajedrez. Entiendo la rebeldía de unos pero no es seguro que los aprendices de gobierno controlen el timón. Tal vez alguna vez, hace muchos siglos, prendiera allí un modelo de sabiduría avanzada para su tiempo. No sé qué queda de aquella, de la misma manera que es obvio que aquellos griegos ya no existen. Lo que habría que evitar es que los griegos de ahora no acaben arruinados del todo, como sus ruinas. He escuchado el desahogo de Walden, sólo añado: imagina, si tú estás aturdido cómo tienen que estar aquellas gentes en las que se ceba el hierro de la economía al uso. Ambos nos hemos quedado en silencio. Nos da vergüenza expresar opinión. Y en el fondo, nos sentimos tremendamente insolidarios. ¿No será que a los demás europeos nos preocupa lo que sucede allí por lo que nos pueda pasar a nosotros?, apuntilla Walden.



(Fotografía de  Yannis Behrakis, de la agencia Reuters, publicada en El País)


2 comentarios:

  1. Tampoco yo tengo un criterio firme...ni claro, pero me preocupa enormemente y además creo que al resto del mundo solo le preocupa las consecuencias para ellos mismos...eso si lo tengo claro.

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    1. Todo está tan interrelacionado que no se sabe muy bien qué puede pasar. Tampoco resultan excesivamente fiables los gobernantes de la UE al menos cuando opinan. Los de aquí, la voz de sus amos. Pero también el reflejo de nuestra sociedad.

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