jueves, 4 de junio de 2015

Asignación













Siempre me admiró el detalle de Epicuro en su testamento, comenta Walden. Entre sus abundantes bienes dejó dicho: que todos mis libros sean entregados a Hermarco. Por supuesto que también le dejó otros bienes, sobre todo la cesión del Jardín y sus dependencias, aquel ámbito donde se cultivaban en filosofía. Pero ese matiz sobre los libros me pareció extremadamente hermoso. Porque, dime, ¿cuánta personas que conocemos y que tienen en sus casas bibliotecas, de mayor o menor envergadura, son capaces de dejar claro en un testamento quién debe heredarlas? Más bien hemos visto escenas terribles, así lo considero yo, tras el fallecimiento de aquél que reunió cierta suma de libros. Visitas de libreros de lance que pagaban cuatro perras, que señalaban las estanterías por metros, que incluso ofrecían algo al peso. Walden se ha quedado callado y yo aprovecho para decir una blasfemia. Pero, amigo mío, le digo, si después de muerto te va a dar lo mismo. Él me mira no con simples ojos de censura sino de irritación. Luego muda su rostro, se relaja y me responde: ciertamente los libros que he leído vendrán dentro de mi mente ausente a formar parte de mis cenizas. Pero uno no quiere condenar a la orfandad a tantos autores y personajes que pululan entre las historias de los hombres. Tendré que ir buscando un remedio porque dejártelos a ti, de edad semejante a la mía, no resolvería el caso. 

Luego ha pasado lentamente la mano por el canto de los libros de un estante, como cuando un niño arrastra travieso la mano por una pared encalada.




6 comentarios:

  1. Enorme mi dolor al pasar por la Cuesta Moyano, también por librerías diversas. Siento el dolor y la frustración de tantos autores que vendieron y se vendieron para nada o por ínfimo. Por ello obro oculta, en silencio, cautela y asumida despersonalización. Cinco años de bloguear experimental confirmaron mis temores vitales. Aquí y ahora lo puedo asumir.
    Tampoco espero que "mis libros" interesen a nadie, incluidos descendientes. Es el precio impuesto por la verdadera independencia, siempre solitaria, larvada desde la infancia.....y por las décadas sociables por necesidad en extremo crueles. Se podría opinar que debido a fragilidad extrema, no lo negaría, tampoco lo contrario, ni lo intermedio.

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    1. Me apunto a la lista receptora, si es el caso, jaj.

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  2. Hoy dejar en herencia una biblioteca sería motivo de escarnio.
    Todos esperan heredar la XBOXP. DUPLEX MEGA3 ....

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    1. Suele ser lo primero que desean quitarse de en medio los herederos, la biblioteca (tengo un amigo librero de lance) O tempora...!

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  3. Mis libros serán heredados a mi hija y a mi Bella. Ellas lo saben. No es que valgan mucho es que habrán sido míos.

    Un abrazo

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    1. Pues al menos lo tienes claro, y si se los confías a la Bella y a tu hija que sean fieles a la herencia; por ello te seguirán reconociendo.

      Un abrazo.

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