Al volver de Mitilene me encuentro con lo mismo de siempre, o acaso más agravado. ¿O sólo más mediático? Vuelvo a mi país hipócrita y una voz cual zarza ardiente me dice: no te preocupes, siervo mío, que los funcionarios de la conciencia velan por todos vosotros. Y entonces leo de pasada que uno de ellos, para más señas jefe de filas religioso en una recia y secular ciudad castellana, presidente de su empresa para todos los territorios celtibéricos y últimamente ascendido al rango de alto ejecutivo en la Oficina Central de Roma, ha dicho: "Debemos aprender a mirar compasivamente a los que están en situación de indigencia". Oh, gran revelación de este hijo de Saulo que a estas alturas se cae del caballo para decir lo mismo que dijeron siempre sus antecesores en la fe y el oficio, sin hacer nada para remediar los males ajenos. Oh, cómo resuena desde su garganta, coreada por la clase social con la que los suyos se fecundan mutuamente, el viejo grito carismático de aquellos a quienes les sobra: ¡Caridad, hermanos, caridad! (Sin explicitar: que otros se lo llevan entero y no hacemos nada por evitarlo) No es que Mitilene esté mejor, al menos la de ahora, pues allí y hoy la casta de los sacerdotes también unge con su palabrería, si acaso no conspira ya contra el estado laico. Mi Mitilene, aquel del que regreso provisionalmente, el antiguo, tampoco era la Arcadia feliz, pero a mí me ha servido durante un tiempo para olvidarme de esta otra región del fin de la tierra donde moro. Hoy paseo por las calles de mi ciudad y me encuentro pasquines revolucionarios como el que reproduzco. Lo dicho. Prima lo mediático. Y es que algunos no saben de qué quejarse.
És terrorífic.
ResponderEliminarEs innombrable. No sabe uno cómo calificar ese llegar a donde muchos están llegando. Gracias, Helena por tu sensibilidad.
Eliminar"Arriba los de siempre, juegos del poder, mentiras que ya suenan como las de ayer y en medio de este ruido y esta tempestad busco una verdad..." Un saludo y gracias por ser mi primer seguidor ;)
ResponderEliminarJuegos de clases, por no utilizar el término lucha que siempre parece más duro. Gracias a ti, Sandra, ánimo en tu andadura bloguera.
EliminarCon HELENA...Té tota la raó..
ResponderEliminarY tanto, Miquel, y tanto. Ese pasquín me dejó plantado cuando lo descubrí en una pared. Como siempre lo voy mirando y leyendo todo por las calles...
EliminarPero qué fácilmente la condición humana parte el corazón y cuando se espera alguna mejora en ella evidencia tantas limitaciones congénitas cuya ignorancia prefiere desconocer. Abandonarla puede resultar muy liberador.
ResponderEliminarLa condición humana, sobre todo manifestada en los eternos poseedores de grandes riquezas, parte corazón, estómago, hígado y condiciones de vida y muerte. ¿Abandonarla? ¿Te refieres a la vida? Por Thor y Santiago juntos, no fastidies, que se mueran los malvados, Ingrid. Firmado El Capitán Trueno.
EliminarCon las vísceras reventadas la vida es muerte, o lo que es aún peor, agonía. Sólo el ámbito de la fantasía, durante el cruel proceso de la vida puede ayudar. Debe ser el primer instinto de defensa infantil. La infancia lo domina muy bien porque se encuentra a merced de unos gigantes horribles, en su mayor parte, capitán.
EliminarTal vez tengas razón, MJ. Sí, creo que sí. El ámbito de la fantasía...necesario para sobrevivir pero que suele chocar con las imposiciones sociales, hermana. Y si no utilizas la imaginación, antes o después puedes quedar fuera de combate.
Eliminar.."pasquines revolucionarios"... contundente la ironía
ResponderEliminar=(
Es ironía, pero ¿imaginas que las calles se poblaran de cartelitos de esa guisa, con su autenticidad y miseria? ¿No estaríamos ante una situación social límite?
EliminarDesde luego, es un mensaje que nos enfrenta a quienes ya no les queda más recursos que pedir a "quien pueda interesar"; lo peor del asunto viene después, cuando continuamos el paseo y nos lamentamos y horrorizamos, pero en el fondo, creo -por mi misma lo digo- que produce más horror nuestra indiferencia, saber que si quisiéramos dedicar nuestro tiempo y dinero, ese Jesús o Manuel o Dolores, aliviarían algo el desamparo. Es el Estado el responsable, sí y la sociedad, sí, pero también nosotros cuando nos cruzamos con quien pide y seguimos el paseo sin desviarnos del camino.
ResponderEliminarY yo veo ahí que la idea de Estado y de Sociedad van muy disociadas de la de individuo o conciencia. Personalmente el cruzarnos con ese otro que clama su carencia no es la caridad cristiana al uso que sirve para limpiar conciencia pero no para evitar situaciones. Y la política ha entrado en un largo letargo para satisfacción de ciertas clases y situaciones de clase que tampoco está sirviendo mucho. De cualquier manera, todo esto que digo no debería producir una inhibición nuestra de echar una mano, creo que incluso en nuestras familias hay casos, pero ahí cada cual sabe. Sí, a veces el tiempo es de más valor que el dinero.
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