miércoles, 4 de febrero de 2015

Post scriptum: niños para la guerra















Niños de Mitilene. No tengáis prisa en haceros hombres. Cierto que la necesidad y la costumbre han ido siempre de la mano para garantizar la supervivencia de las patrias. ¿Alguien lo pone en duda? Se os enseña a seguir los pasos de vuestros padres o de vuestros hermanos. Pronto ejercitaréis las artes de la fuerza y del valor, se os viene diciendo desde vuestras familias o por boca de las autoridades. Y os atrae ver a los mayores practicando disciplinas y empuñando armas mientras de sus gargantas, aún quebradizas, exhalan gritos bizarros. Se os seguirá contando cada día que tenéis que estar listos para defender los muros de vuestra ciudad de los invasores. Oiréis cómo se justifica ese aliento: mientras otros traten de agrediros, se os persuadirá, tenéis que saber protegeros. Pero creceréis y acaso nunca llegue invasor alguno hasta nuestras fronteras y, sin embargo, se os arengará para sacaros de vuestra ciudad, de vuestros trabajos, de vuestras mismas vidas, para acudir a lejanos confines donde atacar a quien nunca os hizo daño ni acaso se acordó de vosotros. Bien está que ejercitéis el cuerpo teniendo como objetivo la salud, el desentumecimiento y su propia belleza. Esto será siempre loable, pero ¿por qué tan noble tensión con el organismo tiene que encauzarse para ejercer violencia sobre cuerpos ajenos? ¿No va contra la armonía de la naturaleza? Se os dirá que la naturaleza es caótica. Verdad es que aparenta un desorden, pero este desorden ¿no es la ley de la propia vida que fluye en ella? ¿No será más bien lo caótico esta manera de regir nosotros los mortales las vidas cortas que se nos depara? Dicen los ancianos que gobiernan que las guerras hay que concebirlas como juego. Y se os enardecerá con esa idea falaz. Si las guerras fueran algo lúdico, ¿no bastaría con simularlas a través de certámenes pacíficos, en lugar de hacer correr la sangre y la destrucción? Se afirmará: no es posible. Para que no haya guerras tendríamos que carecer de enemigos. Y hay enemigos porque no se quiere el entendimiento y el acuerdo. Y no hay acuerdo porque unos hombres y unos pueblos pretenden apropiarse de otros hombres y otros pueblos y sus bienes y tierras y comercio y esclavos. Se disputa siempre cuando se quiere poseer al otro. 

Niños de Mitilene. De poco servirán mis palabras, pues sé que os atrae el ejemplo de cuanto se os enseña. Tampoco podríais escapar de esa trampa en que se os hace perder la inocencia de la manera más indigna, aunque sea aceptada por la mayoría. Sin embargo, os digo todo esto porque...

(Safo. Aquí interrumpo provisionalmente mis recomendaciones, que seguramente no se me permitirá jamás que salgan a luz, pero que me gustará debatir contigo. Mañana estaré en tu casa a la hora de la comida) 



(Pintura de Johan Axel Gustav Acke)


4 comentarios:

  1. "Niños de Mitilene de poco servirán mis palabras....."
    Ay hermano ese debe ser el origen de mis presentes silencios .... con lo que me sana escribir, he de hacerlo en tinieblas por esa misma razón, porque lo que la luz me mostraba me espantó y la "experiencia" me ha debido transformar en un ser demasiado frágil.

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    1. Escribir en tinieblas...no está mal, es un ejercicio que pone a prueba que nuestros renglones salgan o no torcidos.

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    1. ...Por toda la eternidad de la limitación humana, sospecho.

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