viernes, 13 de febrero de 2015

Post scriptum: el extremo















Has roto tu silencio. ¿Qué sería de nosotros si no decidiéramos sobre nuestros actos más extremos?, me espetas de pronto, y sigues: Si los dioses nos ignoran, ¿por qué no podemos echar a suertes nuestro destino? Elegimos saber y nos instruimos. Elegimos poseer y disfrutamos de los bienes. Elegimos gozar del cuerpo y nos dejamos llevar por Eros. Elegimos retener la vida y escribimos cantos y esculpimos estatuas. Elegimos la belleza y nos entregamos a su contemplación. Elegimos no estar solos y participamos nuestra vida con amigos y familiares. Pero, ay, un día todo eso quebrará. No tendremos suficiente mirada para lo hermoso. Ni nos llenará disponer de propiedades. Ni nuestro cuerpo pedirá caricias. Ni nuestra mente abarcará más conocimientos. Incluso habremos perdido a muchos de los que nos acompañaron fielmente y nos proporcionaron amistad. Entonces tendremos que aprender, y de mala manera, el lenguaje de la soledad. Mas si además de toda pérdida y desinterés, la salud nos rebaja a una condición en que no nos valemos ni para procurarnos un ápice de ilusión, ¿quién puede prohibirnos tomar una decisión que nos alivie para siempre de la fatalidad de vivir en el extremo?

No he querido responderte nada. Ni me apetecía pensar que tus temores no sean lejanos y nos estés ocultando desventuras. Sé que es tu condición dar vueltas a los acontecimientos y desnudarlos para hallar otro sentido.   


(Fotografía de Silvia Grav)

8 comentarios:

  1. "...Entonces tendremos que aprender, y de mala manera, el lenguaje de la soledad..."
    No, no tiene porqué ser de mala manera, sólo hemos de diferenciar la soledad de la solitud,..
    Salut

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    1. Lo digo porque la soledad suele aceptarse a contrapelo...pero no quiero entrar en ese tema.

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  2. ¡Interesantísimo texto, Fackel! Cada uno construye su vida con la materia física e intelectual que tiene y puede llegar a ser confortable y hermosa, pero todo acaba desmayándose y se convierte en una vida sin aliciente o, en el peor de los casos, en una vida que ya no podemos gestionar.Entonces es el momento de definir qué es la vida. Mientras tengamos lucidez se soporta el lenguaje de la soledad porque nunca se olvida; ese lenguaje está en nosotros desde siempre.El hombre no ha dejado de estar solo en lo más íntimo de su ser, pero se va consolando con el ruido externo.

    Saludos.

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    1. Cada ciclo, fase, tiempo o instante de nuestras vidas tiene sus sentido para ocuparnos y llenarnos. Cada cual sabe hasta dónde le funciona. Me ha gustado eso que dices: Mientras tengamos lucidez se soporta el lenguaje de la soledad porque nunca se olvida...Y en ese caso se trata de una soledad relativa, llevadera, de resistente. Lo conocí de cerca en la familia. Gracias, Fanny.

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  3. Text digne de reflexió. La meva tranquil·litat més gran seria tenir l'assegurança de la desaparició en pau.

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    1. ¡Toma, Olga! ¿Dónde hay que firmar? Ahí me procuraría yo un referendum importante. Por cierto, ya que sale el tema, ¿te das cuenta de que algo tan vital como elegir la propia muerte, y más si hay enfermedad o desesperación irreparable, se ha postergado como debate? Se comentan (que no se debate) mil tonterías superficiales, líquidas, y lo más importante para cualquier humano (humano antes que ciudadano) no las contempla ninguna facción política al uso. En fin. Un abrazo.

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  4. No sabría qué comentar salvo que el dolor a edades avanzadas, cuando ya no cumple función didáctica alguno debido a las mermas que acabas de enumerar, me parece una indignidad. Pero eso a nadie concierne salvo al interfect@ y su sentido de identidad mas o menos entrelazado con identidades ajenas.

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    1. Totalmente de acuerdo. Si ser anciano significa vivir en la indignidad, pues que me vengan todos los popes de este mundo doctrinario a aclarármelo.

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