martes, 6 de enero de 2015

Post scriptum: encuentro















Icteo, con el que me encuentro al volver del ágora, se para: ¿Llegará alguna vez la calma de los dioses? Yo le digo: sus desencuentros no nos afectan, pues jamás fuimos nada para ellos. Él me sonríe acremente, con un gesto oblicuo de la boca. De la actitud vehemente de Icteo, que es un hombre juicioso, deduzco que acechan imprecisas oscuridades.


  

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