Dos años ya de tu partida. A estas alturas es un ejercicio inútil recordar lo que hicimos en cada momento de nuestra larga amistad, pero recordar es necesario para valorar cuanto nos aportamos mutuamente y dimos a otros. Suficiente para no dudar de los significados estimulantes que hay en esto del vivir. Estéril también hacer cábalas sobre lo que no llegamos a hablar, a leer, a escribir, a compartir en los últimos tiempos. Encuentro esta foto (cuánto ha llovido y escampado desde entonces) en que tu seriedad habitual caía por su peso al sostener la niña. Me niego a celebrar las muertes, aunque como dijo nuestro admirado Canetti: "Mi odio contra la muerte presupone una permanente conciencia de ella; me maravillo de poder vivir así". Y no quiero decir más, porque lo que pudiera recordar ambos nos lo sabemos (y tú con desventaja) No conviene decir mucho para no caer en la melancolía. También de Elias Canetti es esta cita: "Gratitud por la melancolía compartida. Hemos hablado de la vida como de un muerto..." Por eso, por si acaso, porque no quiero que la memoria de los buenos tiempos, que además fueron muy emocionantes, tenga tierra encima, me callo.
Seguro que le haría feliz leer tus letras. Se puede palpar la emoción implícita.
ResponderEliminarEs probable, pero viviendo él no le haría este homenaje; ambos éramos muy pudorosos.
EliminarHermosa y digna manera de recordar...
ResponderEliminar=)
Se lo merecía, y el símbolo es para mí, de momento el vivo. Todo resulta en función de los vivos.
EliminarHola Fackel, un beso
ResponderEliminarGracias, Bara, cuánto tiempo sin pasar por aquí, se agradece.
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