Y en la profundidad de la mandorla vacía del tímpano ahondaba una obscuridad, justo allí donde nunca llegaron a poner estatua alguna, tal vez porque se les acabara la piedra a los constructores o porque no pagaran a los canteros o acaso porque se les terminasen las ideas y dejaran de creer en su monótona inoperancia.
Lo de "monótona inoperancia" "mola", me lo apunto.
ResponderEliminarAsí me gusta, buena alumna tú.
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