sábado, 31 de mayo de 2014

Imaginario, 66.




Un hombre repulsivo se me planta delante, pretendiendo convencerme de la malignidad del ángel caído. Dice -es su manera retórica de hablar-  que para probar la bondad infinita del Gran Demiurgo. Yo le contesto que, aunque soy partidario de las fantasías, me gusta elegirlas. Y a ser posible, inventarlas.



4 comentarios:

  1. "Por su pronunciación algodonada, los predicadores hicieron atractiva la maldad." (Vicente Núñez)

    Saludos, Fackel.

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    1. Todos los que pontifican tienen voz engolada, algodonada, retórica vacía. Ese estilo es el vestíbulo de la maldad que pretenden vender como salvación. Gracias por la cita, Manuel. Salud siempre.

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  2. La hipocresía extiende sus tentáculos, la pértiga de la imaginación la sobrevuela y gana la batalla. Un saludo.

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    1. Lo has expresado de primera, María José. Es un deseo que la imaginación se consolide y regenere. Salud.

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