jueves, 1 de mayo de 2014

Imaginario, 18.




Mientras yo contemplaba aquellos dedos largos, ni frágiles ni toscos, de piel tersa y algo atezada, el sello dorado de su dedo anular me deslumbraba con los destellos. No alcanzaba a ver con claridad en qué parada se bajaba la joven de mirada triste.



2 comentarios:

  1. Los anillos dicen más de quien los lleva que la persona misma.
    Nunca me han gustado.
    Salut

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    1. Ídem, Miquel. A los ocho años perdí el único que he tenido. Debió ser una acción de mi subconsciente. Salut.

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