...en ocasiones suele resultar placentero abandonarse a las palabras de otros, no solo agradable sino necesario, y dejarse fluir a través de ellas, ver cómo otros que no nos han conocido jamás nos comprenden, o cómo hay una sutil y sumergida coincidencia entre los pensamientos de aquellos y nuestras experiencias, y que todo ello, lo vivido y lo meditado, se encuentran y hasta amalgaman en territorios que no son propiedad de nadie, porque ya no son habitables, no son de hoy, y el último intento de vivir todavía en un espacio cuyo perímetro se nos escapa es el canto, la cesión de nuestros balbuceos a otros lenguajes, la entrega a las palabras nada ajenas de esos otros cantores, simple placidez de dejarnos interpretar por sus descripciones
Ese es el acto de la comunicación, la posibilidad de llegar al otro con la leve estela de las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, de sábado, ya con luz crepuscular.
Es estimulante sentirse comprendido, José Luis. Abrazo de domingo melancólico.
EliminarNo inventamos la palabra, la palabra nos inventa a nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo grande de este minúsculo y efímero terrícola.
Vamos a dejarlo en una relación causa a efecto, unas veces desde un ángulo, y otras desde el otro. Me levantáis el ánimo, gracias Loam.
EliminarHe visto otra versión que dice: "Es ayer. Todavía es ayer"
ResponderEliminarun saludo Fackel
Irene
Y Machado decía: aún es siempre todavía. Quiero creer. Gracias Irene.
EliminarA veces el acto de comunicación se convierte en comunión, cuando en las palabras del otro lees tus propios pensamientos.
ResponderEliminarUn saludo.
Inés.
Probablemente, por qué será. Saludo comunicativo. (¿Misma etimología ambas palabras?)
EliminarAl final resultamos parecernos mucho mas los unos a los otros de lo que a veces nos atrevemos a admitir.
ResponderEliminarUn saludo
No me cabe duda, Camino, nos parecemos para diferenciarnos; paradojas. Salud siempre.
EliminarMe gusta la idea de abandonarse en un mar de palabras, vivir y soñar, a veces los sueños nos dan los mejores momentos de nuestra vida. Un abrazo.
ResponderEliminarPor supuesto que nos los dan, pero ¿no son acaso subsidiarios de las experiencia vitales?
EliminarPues sí, los sueños son el auxilio necesario, yo diría que son el motor de la vida. Probablemente lo más triste que nos puede ocurrir a las personas es que dejemos de soñar.
EliminarTanto dormidos como despiertos. ¿Dónde hay mayor libertad de lo soñado, en lo soñado oníricamente (redundancia a propósito) o en lo soñado conscientemente? Ah, ambas situaciones son útiles, yo no sabría decir.
EliminarSon las palabras un eco incansablemente repetido.
ResponderEliminarSon los muertos quienes las pusieron en nuestras bocas vacías, cuando cerraron las suyas. A través del dialogo nos acercamos, en el silencio nos conocemos y en la similitud nos reconocemos.
Gracias a ellas he aprendido a apreciarte.
un abrazo
Las palabras son eco...y muchas cosas más. Si tomamos con ellas el relevo de voces que ya no escuchamos pues es probable. Las palabras como las ideas pasan de mano en mano sin fronteras. En el silencio nos conocemos...pero bullen tantas palabras en medio de ese silencio...
EliminarGracias por esa confesión que me aturde un poco.