martes, 24 de septiembre de 2013

Y el ritual


















...o tal vez no dejó nunca de hacerlo, ni de ejecutar aquellos pasos, pasos sobre la fría novedad, pasos sobre la inexperiencia, pasos sin dirección, pasos dirigidos, ¿aprendieron en el camino por el que le conducían o empezaron a saber por sí mismos?, y aquella danza, cuyas primeras zozobras sabían confusas, se nutría de tímidos intentos, de pequeñas transgresiones, y fue en ese perfil inseguro en que también se probaban las audacias donde la identidad tenía un nombre: la caída

hablan las piedras: somos las aristas, antes de que te enseñen geometría nosotras te mostramos algo más que la forma: te revelamos la sustancia consistente: el dolor, la marca, el encogimiento, y tu caminar será un baile de desequilibrio, te librarás de una de nosotras pero te acechará la siguiente, y con ello conocerás los límites, lo que puedes y no puedes avanzar, sortear a una de nosotras te conducirá a un desvío y así será hasta el último de tus días 


habla la madera: tus pies sabían de mí incluso antes de haber nacido, te engendraron en una cama cuyo testigo fui yo, te parieron en otro lecho de lágrimas y mi materia fue de roble, te he acunado hasta cerrar tus párpados, te he dado calor y has olido mis vetas, has iniciado tu caminar sobre mí y te has arrastrado hasta el balcón para ver los juegos de otros niños, te he escuchado declamar y he presenciado tus lloros de rabia sobre mi vientre, he besado tantas veces tus pies que los distinguiría entre la multitud


hablan las baldosas: estamos ahí para que compruebes los dos rostros de las sensaciones, no solo el frío y el calor en contraste, sino también la materia, somos una transformación, la muestra de lo que son capaces los hombres, el sentido del perfeccionamiento del hábitat, la protección y el bienestar que proporciona higiene, no nos enfadamos cuando observamos la sensualidad que te empeña cuando caminas sobre la madera y, sin embargo, cómo huyes despavorido y vuelas sobre nosotras, te deseamos tanto como pueda desearte la otra materia pero te nos muestras evanescente y fugaz


habla el barro: no soy piedra ni tierra ni agua ni musgo ni fósil, y sin embargo todo ello, y algo de luz, mucho de luz, y en tu chapotear sobre mí te sobrecoges, te hundes, te vuelves más denso, y en la inmersión vas sintiendo que necesitas realizar un esfuerzo superior, el barro engaña, piensas, no es nada, piensas, pero cuando oculto tus pies temes por ellos, pero cuando los sujeto a mí te invade el calor de la seguridad, pero cuando asciendo más allá de tus tobillos te toma una dulce y admirable lubricidad porque sabes, entonces te das cuenta, de que soy tu propia materia   
    
creyó haber soñado aquellas revelaciones de las formas de la materia, y se palpó los pies, y los frotó y los mimó y de ellos se desprendía un aroma confuso y divergente, y a cada sustancia que había moldeado sus pies ponía un calificativo alegórico, y él tuvo conciencia de que era lo que era por el amor que habían recibido sus pies, y en ellos vio al cazador primitivo y a la madre de la tribu y al obrero constructor de obras grandiosas y al artesano de las ciudades y al combatiente de las estepas y al observador que ascendía cada día a lo alto del zigurat y a la filósofa peripatética y al chamán de las praderas y a la mujer del amor, y se admiró al mirar sus pies del signo de aquel día sin fecha y lejano en que empezó a caminar erguido en pos de la aventura




11 comentarios:

  1. Me gusta mucho este texto. Es hermoso y contundente. Gracias, salud.

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    1. Pues gracias por compartir conmigo sensibilidad aunque parezca un tanto oscura, muchas gracias.

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  2. Me parece un texto muy sugerente, ¿hacemos el camino o el camino nos hace a nosotros? supongo que al final la senda elegida nos acaba moldeando.
    Por otro lado me gusta la idea de ser piedra, madera, barro ... pensar que tenemos un lado primitivo y natural, que debemos mimar y perpetuar, lejos de lo sintético y artificioso que parece dominar en estos tiempos.
    Ha sido una agradable lectura. Un abrazo.

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    1. Los pies, son los pies, sus percepciones, sus temperatuas, su vigor...eso hace el camino. Si aquellos primates no hubieran probado a bajar de los árboles y probar el contacto más estable de los pies con la tierra..sencillamente no estaríamos aquí. Pero admito todas tus interpretaciones y metáforas, te dejas sugerir, muy bien.

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  3. http://3.bp.blogspot.com/-eZHJ_jIUh7k/Td92Udfk9pI/AAAAAAAAG7w/Q3lYe9MWFnM/s1600/%25C2%25A1bien%2521.png
    Es que con el dedo gordo del pie no sale.

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    1. Espero que el pollice verso no sea para sentenciarme como a los gladiadores. Por cierto, aprovecho para aclarar que esa era la posición de la masa gregaria (redundancia a propósito) para pedir la eliminación del gladiador derrotado. No bocabajo como dicen las pelis para mantener la emoción.

      En cualquier caso, prefiero ese gesto al de la puñetera y repugnante peineta tan de uso habitual entre los automovilistas sin seso o los aznares, bárcenas, etc.

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    2. Por cierto, ¿cómo que con el dedo gordo del pie no sale? Inténtalo, inténtalo.

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  4. Jajjj, ahí estamos pero no me sale el puñetero ... y gracias por la lección, de sobra sabes que le había atribuido su significado más vulgar, es decir que me gusta lo escrito.

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  5. Los pies saben de mundos y experiencias. Donde pisamos influye en nuestras percepciones del mundo.

    También el calzado, el ritmo. La forma de caminar. Las mujeres sabemos mucho de eso. Cuando te pones unas botas planas percibes el mundo de un modo distinto a cuando llevas zapatos de tacón. Cada tipo de altura te hace percibir la realidad de un modo diferente. Es alucinante. Y desde luego caminar descalzo es adentrarse en otro tipo de realidad.

    Me ha gustado mucho tu texto.

    Gracias
    Un abrazo

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    1. No te quito razón, claro que sabéis mucho, de eso y de todo.

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