lunes, 30 de septiembre de 2013

Un poema de juventud: Sam Levinger (Ohio 1917- España 1937)





No temo al vacío que los hombres llaman muerte,
No recurro a rezos para conjurar un destino apenas adivinado,
No contemplo con malsana desesperación el envoltorio
De las negras tripas de la tumba.

Mi vida goza con la poesía púrpura y con las nubes,
Con los barcos en que navegué, con la cerveza que derramé;
Me esperan la lucha y la esperanza, un mundo que derribar,
Un nuevo mundo que construir.

Y cuando mis ojos comiencen a temblar y a cerrarse
Llegará la tristeza, ¿pero acaso se debilitará mi coraje?
Si lo que aguarda es oscuridad, entonces dormiré,
Si es luz, despertaré.


Sam Levinger





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4 comentarios:

  1. 20 años. Demasiado joven encontró la muerte. De la que nunca despertará.

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    1. Sí, demasiado joven. La atracción noble de los ideales, pero la mala suerte.

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  2. Me ha gustado mucho el poema, gracias por mostrárnoslo. Un abrazo.

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    1. A mí me ha gustado, me retrotrae en el tiempo, no solo en el suyo, sino en el propio mío. Un cordón umbilical de anhelos nobles e ingenuos, acaso.

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