martes, 6 de agosto de 2013

Cuando flautas, pitos...gongorinos
















Me escribe Juan de Mairena, el falso, que cuando ayer, leyendo Soledades, se topó con los versos de Góngora no dudó. Tenía que colocarlos en su blog aunque no hiciera otra cosa. Mi propio comentario introductor, me dice, aporta poco, salvo poner la alfombra para las lujosas letras gongorinas. Ay, si uno fuera el verdadero Juan de Mairena, me comenta. Ay si uno fuese el preclaro e ingenioso maestro de generaciones, ¡cuánto pesar por ver con meridiana claridad! Porque, ¿sabes, Fackel?, insiste el falso Juan, aquel sí que fue maestro de verdad y al paso que vamos en España se necesitará que sea también maestro para la eternidad. Nunca un maestro fue tan rico en saber, en saber ver y considerar, porque el que estaba detrás, el coherente Don Antonio, maestro en Soria y otras provincias, se encargó de tenerlo al día. Viejos saberes y antiguas angustias se concitaban en ambos, en Juan y en Antonio, para desmenuzar la esencia del paisanaje. Y del paisaje, esto es, la vida. Juan de Mairena el falso, el del blog, me precisa que cuando coloca textos es porque se identifica con ellos a tal grado que prácticamente no habría más que decir. O sea, los divulga. Lo mismo que los libros pero valiéndose de la herramienta moderna y, de momento, generosa de un blog. Mira, Fackel, se obstina en justificarse: la identificación no es tanto objeto de las ideas como de las sensibilidades. Aquellas pueden precisarse más o menos, o perder valor o sentido, pero la sensibilidad es algo que se halla en el corazón de los poetas y, en general, de los escritores honrados. La sensibilidad pesa cuando se expresa llamando al pan, pan, y al vino, vino. Ejercicio que, en estos tiempos, resulta bastante ignoto, pues cualquier zascandil o aprendiz de brujo se pierde en metáforas y otras artes de estilo. Aunque la peor de las artes ¿de estilo? sea principalmente la deshonestidad. Ay, Fackel, ¿qué queda de aquella sensibilidad antigua de denominar a las cosas por su nombre, sin circunloquios ni renuncias, y sí con gracejo o secamente, pero con sinceridad? Hoy cuesta y encima pueden llamarte inquisidor...Y no me vale, Fackel, que me digan que todos llevamos un inquisidor dentro, aunque trabajo cueste desarrollar entre los nuestros la sana y útil tolerancia, porque no es así. Los hay dictadores por naturaleza e inseguridad personal, y los hay que se rebelan primero contra el enemigo que llevan dentro.




(La imagen, que aquí se parte, es de Ángel Aransay sobre el cuadro de Velázquez)


10 comentarios:

  1. El Santo Oficio entre otras cosas se identificaba por:

    -Creerse en posesión de la verdad.
    -Creer que llevaba a cabo una cruzada dirigida hacia una causa justa.
    -Tener muy claro la separación entre el bien y el mal, y por supuesto ellos estaban en el lado del bien.
    -No practicar la autocrítica.
    -Mandar a la hoguera a todo sospechoso de herejía tras un juicio en el que se dictaba sentencia a priori y cerrando los ojos o censurando a toda circunstancia que a esta pudiera cuestionar.
    -etc...

    Sinceramente, no imaginaba que pudiera provocar tantas reacciones mi comentario del post anterior. Sería interesante analizar las verdaderas razones que las han motivado.
    Fackel, desengáñate, tu blog no aporta nada positivo ni es un modelo de buenas intenciones.

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    1. ¿Por que no aporta nada positivo? ¿porque no es modelo de buenas intenciones? ¿quieres desengañarnos? pues hazlo.
      Ese intento de nadar y guardar la ropa lo vemos a diario y sí, provoca una reacción, hastío.

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    2. Con la belleza que transita el mundo, ¿verdad, Ana? Que recabe ella nuestra atención, mejor.

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  2. Ora pro nobis, Anónimo.

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  3. Jajajaja.

    Un beso, Antorcha. Hoy más que nunca se debería leer a Machado.

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    1. Y a Quevedo y a Góngora y a Lope y a Moratín y a Cadalso y a Blanco White y a Larra...Pero da igual, el problema no es que no haya maestros sino que los españoles debemos ser muy malos alumnos, ¿o no?

      Un beso, Freia. Feliz verano.

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  4. "Negar es permitir que esto perdure."

    No se de quien es esta frase, anónima para mi, pero pienso que se puede aplicar al momento de una forma amplia.
    un abrazo para los afirmadores...

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    1. Negar es desconocer, en este caso. Pero cuando todavía saltan alcaldes del PP justificando los crímenes de Franco, ¿qué puedes esperar?

      Un abrazo para los que miran la luna y no se quedan absortos en el dedo que señala la luna.

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  5. Magnífica reflexión, y ese final es maravilloso, el justo prefiere andar en paz con los hombres y en guerra con sus entrañas. Aunque muchas veces no queda más remedio que criticar un afuera que puja por corrompernos antes de tiempo.
    Salud
    Manuel

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    1. A veces se siente que leer deja huella. No es difícil tratar de reflexionar como Don Antonio, leyéndolo. Marca, ya lo creo. Y tienes razón, hay que criticar lo exterior, puesto que ello nos hace y nos provoca. Hermoso y sano ejercicio el de la crítica libre, sí. Un abrazo.

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