martes, 14 de mayo de 2013

Las miradas de Job














Entre la luz y la oscuridad transcurren sus miradas. Hay tantas miradas que incluso entre ellas se miran. Unas aproximándose, otras esquivándose. Nunca ha gustado de reducir su propia capacidad de visión. Desde que supo que las cosas de este mundo no se limitan a ser nunca ni blancas ni negras, más que cuando son solo blancas o solo negras para diferenciarse de otro color y otra calidez, borbota la satisfacción en su pecho. Es cierto que todo lo que se complica le proporciona también a Job una complicación añadida. Pero ya se ha acostumbrado a su dinámica. Ya se reconoce en la rueda perpetua donde mano que hace girar y giro se funden, a veces sin distinguir donde comienza el hombre o donde termina la rueda.



(Fotografía de Georgi Zelma)



6 comentarios:

  1. Mantener la propia capacidad de visión. Ya de por sí resulta dificultoso, más cuando desde tantos rincones se intenta manipular los cristales a través de los cuales usualmente miramos. Buscan imponernos una realidad que no es tal, más bien una distorsión de lo que sucede e intentan ocultar y disimular. A veces lo logran, convengamos.
    Por otra parte, el hecho de aceptar que cada quien tiene derecho a su propia mirada particular y que todas son válidas apreciaciones de lo que llamamos realidad, no siempre es fácil.
    Supongo que Job se sentirá aturdido ante esas dos actitudes: buscar simplificar para facilitar comprender -por un lado- y aceptar que la realidad tiene tantas apreciaciones como tantas sean las miradas que sobre ella confluyan.

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    1. Si los individuos aceptan que les impongan los cristales...ellos sabrán. Si gustan de la ceguera, de la distorsión, de admitir el deseo fingido más que la realidad...tienen su parte alícuota de responsabilidad, de complicidad, digamos. No es tanta la artimaña de quienes buscan alterar la visión desde sus rincones como la aceptación por parte de los individuos y la llamada masa social, ¿no?

      Cada uno tiene derecho a su mirada: de acuerdo. Cada mirada no es una válida apreciación. Ni todos miran de la misma manera ni con los mismos fines ni con la misma calidad liberada de prejuicios y dotada de entusiasmo por hallar la verdad de las cosas tales cual son. Sospecho.

      La obsesión por simplificar para hacer más extensiva una comprensión tiene los riesgos del reduccionismo. Pero lo otro es, puede ser, objeto de debate y de acuerdo si no hubieran oscuras intenciones.

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  2. Solo entro para decirle algo;
    Bendito don el suyo con las palabras. Después debería leerse. si yo escribiera esto:
    " mano que hace girar y giro se funden" - estaría tres días tirándome besos.
    Baile, señor baile, que esos giros de la palabra-mano seguro que serían ritmos que quitarían horas de rodaje de la "rueda" y abrirían el círculo infernal para hacerlo "brócoli"...

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    1. ¿Don de las palabras? Don el del magma de la tierra o la energía desatada en los planetas. A mí lo que ocurre ahí abajo o ahí fuera me empequeñece. Nuestras palabras se reducen y pierden valor ante los grandes acontecimientos, los de verdad, donde no caben ni dioses ni tiranos. Donde todo se fragua. Mire, Nuba:

      http://www.publico.es/455361/tres-erupciones-solares-colosales-en-menos-de-24-horas

      E pur, si muove...la especie humana también, pues la información habita entre nosotros.

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  3. Quería decir ésto:
    Baile, Señor, Baile
    ( el ímpetu del comentario delata mis faltas..)

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    1. Lo entendí, suena a canción de verano, qué cosas (Se acepta el ímpetu, las faltas y el sentido del humor, por supuesto)

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