Yo, que siempre busqué las piedras, soy también su estado de disolución. Pero la piedra que se reduce a su mínima expresión no deja por eso de ser piedra. Piedra triturada, piedra descompuesta, piedra erosionada, piedra partícula. Las formas de la piedra van desde su volumen sobrecogedor a su sedimento imperceptible. Me considero un fetichista modesto de la piedra, aunque no implique coleccionar por sistema. Escasas rocas insignificantes que se guardan de recuerdo de niñez. Pequeños amuletos que tomo con las manos cuando tengo dudas sobre mí mismo. La piedra nos hace y nos invita al pensamiento. Lejos de sentir su proceso de formación sin tiempo, admiramos la sencillez del canto rodado o la floritura de una cristalización hexagonal. Entonces pienso en que toda formación implica dolor. La naturaleza siempre percibe herida y dolor cada vez que se convulsiona. Hasta nuestros cuerpos saben de ello (si hablaran las vesículas o los riñones nos contarían tantas cosas sobre nuestras piedras...) No se huye jamás del ámbito de la piedra.
León Felipe, una de las voces más emotivas del exilio, resumió esa tendencia natural del hombre a convertirse en polvo del camino, en piedra pequeña, en guijarro de aristas desiguales, capaz de acariciar nuestras pisadas.
ResponderEliminarCompartimos la afición a las piedras; cuando paseo por el litoral, una y otra vez, busco esas piedras pulidas por el agua.
Hermoso texto, querido amigo, evocador y sencillo.
Abrazos de sábado
Como tú, piedra pequeña...ay, León Felipe, qué recuerdos me vienen al mencionármelo. Yo soy menos de litoral, pero las sierras y los páramos del interior me proporcionaron siempre abundancia de piedras. Esa de la fotografía muestra una piedra de cuarzo encontrada hace mil años en el Campo del Habanero, en Ávila. Entonces campo, campo, un verdadero plano inclinado repleto de grandes piedras y ahora construido.
EliminarUna evocación lleva a otra y ésta a otra y así ¿hasta el infinito de nuestra finitud?
Un fuerte abrazo.
Todo se disgrega amigo, hasta los granitos más duros se convierten en áridos que luego han de servir para fabricar hormigón inmobiliario.
ResponderEliminarGeologías enteras han desaparecido, todo se disgrega.
Salud
Francesc Cornadó
Geologías más limitadas y mundanas, de apenas dos mil años, que se creen que son piedra sobre piedra, que se creen que han construido algo eterno, también se pulverizarán, no obstante el camaleonismo ad hoc. Salud
EliminarTengo cajas repletas de ellas, un calendario, un álbum en el que son las piedras las que albergan y rememoran instantes "palpables".
ResponderEliminarRoger Callois, apasionado de las piedras, escribió un libro así titulado, "Las piedras", publicado por Siruela con prefacio de Cioran que en su obra "Ejercicios de admiración", refiriéndose a Callois escribe: "Remontarse no sólo más allá de lo humano, sino de la vida misma, alcanzar el principio de las edades, convertirse en contemporáneo de lo inmemorial: ese es el propósito de este mineralogista exaltado que muestra su júbilo cuando descubre en un nódulo de ágata anormalmente ligero un ruido de líquido, agua oculta en él desde la aurora del planeta, agua "anterior", "agua de los orígenes, "fluido incorruptible" que da la sensación, al ser vivo que la contempla, de no ser e el universo más que un "intruso alelado".
Salud!
Caray, tengo ganas de pescar ese "Las piedras" de Callois, siquiera para saber si uno anda muy descaminado al respecto. Gracias por la cita, Loam.
EliminarFackel, me uno a los amantes de las piedras.
ResponderEliminarMuy recomendable ese libro de Callois, hace un tiempo le dediqué una entrada con algunos fragmentos:
http://barzaj-jan.blogspot.com.es/2011/10/hablan-las-piedras.html
Podrá irte bien para hacerte una idea.
Recibe un cordial saludo
Desde luego que sí, Jan, ya lo estoy viendo en esa entrada. Amplia información la que me proporcionas. La leeré con atención. Muchas gracias.
EliminarSaludos.