jueves, 7 de marzo de 2013

Sobre la desesperación












"La tiranía actual vive con el miedo a la desesperación del mundo"
John Berger.


...no hago sino preguntarme sobre la desesperación del mundo; ¿existe la desesperación del mundo?; probablemente, aunque nunca lo había pensado; siempre creí que la desesperación era propiedad de los que carecían o estaban a punto de verse privados; cosa, estado de ánimo, propiedad de unos pero no de todos; pero desde hace tiempo sospecho que hay un cierto grado de desesperación en las alturas, en planos medios, en todas las clases y subclases al uso, en todos los paisajes terrestres; en parte, motivada por situaciones particulares, más o menos heredadas en la historia; en parte, compartida por una dinámica de desequilibrio generalizado, incierta, de oscura salida; basta ver las planas de la prensa para percibir la multitud de reacciones, expresiones, puntos de vista contradictorios, desahogos y visceralidades varias que percibimos no ya desde los que más razones tendrían para sentirse desesperados, sino desde instancias de los poderes públicos y de las direcciones empresariales; todos viven en una tensión que genera automáticamente inseguridad para ellos mismos; ¿será por aquello de que pretenden quitarse esos temores de encima por lo que los trasladan a los escalones inferiores?; ¿son comportamientos reflejos en todas las instancias sociales?; ¿caen como rayo sobre las individualidades, donde raen, inciden, hincan, atraviesan, exterminan?; fluyen como nunca las tonterías de iluminados religiosos, de los vendedores del ámbito de los negocios, de los rectores políticos que dicen pero no hacen; fluyen también las denuncias sobre la inestabilidad planetaria con una intensidad que nunca habíamos conocido; fluyen como jamás la auto eliminación, el suicidio; ¿efecto en un cuerpo del suicidio de todo el cuerpo humanoide?; algo viene diciendo a todo el mundo y en todo el mundo que la humanidad camina por un camino de desestabilización que no augura precisamente una meta estabilizadora; salvo que; este salvo que cuesta precisar, da miedo concretar, espanta visualizar la alternativa; probablemente porque es tenebrosa; la alternativa, que siempre son las alternativas, podrían ser positivas si la voluntad y la bondad rigieran el alma humana; no el alma abstracta sino: las intenciones, la toma de medidas que corrijan y afiancen expectativas constructivas, la perseverancia en acuerdos sobre los que el mundo pueda beneficiarse; el mundo amplio, me refiero; el mundo total; porque una de las hipocresías y cegueras más acendradas que existen es considerar el mundo solo a mi mundo, mi pequeño mundo, la limitación que me da mí garantías de modo de vida, de seguridad, de cobertura; desde que todo el mundo se ha ido imponiendo, el pequeño no puede pensar en sí mismo solamente; salvo que; el salvo que vuelve a mostrarse de nuevo y tiene rostro feroz; ¿alguien ha pensado que el rostro del desesperado es siempre feroz, se contiene pero muestra sus fauces y sus colmillos?; los desesperados de la carencia se enfrentan como nunca a los desesperados de la opulencia; ¿o es al revés?; entonces, ¿puede invocarse la mera voluntad, la generosidad y el esfuerzo acordado como el posible elemento que evite el siguiente paso de la desesperación?



(Imagen de Javier López Rotella)




14 comentarios:

  1. Jamás le había leído con tanta lucidez!!!
    ( podrá escuchar los gritos de júbilo de mi alma?)

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    1. No sé si es lucidez o parte de esa "desesperación" en la que nos implica el sistema. Ese júbilo llega; es grato compartir júbilo, Anónimo, ya que uno se sobrecarga tanto de indignación y otros mosqueos.

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    2. Las alegrías como las penas siempre tienen un motivo, aunque no nos paremos a pensarlas.

      No se escribe desde la desesperación real cuando se tiene la capacidad de hacer consciente ciertas impresiones que en principio son intuitivas.
      Creo que dramatiza un poco, le salvan las comillas.

      Si me permite, paso a comentarle porqué me gustó leerle:

      " la desesperación propiedad de unos pero no de todos" Puede ser intencionado el comentario, pero yo siempre tiendo a leer literal.
      Si de verdad se lo pregunta le diré que opino que la desesperación, la risa, la lujuria,... son estados que crea el cerebro a partir de percepciones que se transforman en sensaciones ... y todos tenemos esos circuitos, unos más activados- incluso de forma crónica- que otros.

      Por eso es importante el entrenamiento en la compensación.

      En cuanto al contagio en las emociones, en todas, a pesar de que muchos se creen que pueden aislarse del mundo eso no es posible del todo hasta que llega "ella" y- por razones que en principio eran de supervivencia- el miedo, el pesimismo, la incertidumbre.. se contagian más rápidamente que la risa, la esperanza, la entrega, la música, el paisaje, los amigos...el disfrute del arte por el arte, no como "terapia" y por supuesto, el compromiso y la responsabilidad de actuar en lo poco o mucho que dependa de nosotros. Con eso ya tendríamos bastante.


      (Yo realmente lo que creo es que la gente duerme poco por la noche ( no es broma) y nadie se da cuenta de la importancia de la melatonina).
      Un saludo

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    3. Independientemente de que lo que quería decir, mejor o peor, con aproximación o metáfora, lo dejo tal cual en el texto, sus comentarios me hacen pensar y simplemente dudar, naturalmente, como es bueno para un diálogo.

      La consciencia de ciertas impresiones pueden no ser en origen una desesperación real, sino solo una sensación que martiriza y nos hace creer que estamos en las últimas. La consciencia establece una relativización de situaciones y por lo tanto impone un límite de percepción que puede ayudarnos.
      Lo del entrenamiento en la compensación…quiero interpretarlo como ese juego interior entre exigencia y obsequio que nos hacen-hacemos-nos proponen-nos proponemos como constante cotidiana, en los diversos y acaso todos los planos no solo de nuestras conductas, sino de nuestras aspiraciones íntimas. Esos estados que supongo que funcionan en mayor o menor medida en cada uno según funcione la química particular, ¿no? Siempre me llamó la atención en este sentido el asunto de la hiperactividad, que no solo revela una determinada manera agitada, sino posiblemente diversas pautas de comportamiento hacia dentro y hacia fuera del individuo. ¿Cuestión de la dopamina? ¿De más agentes químicos que el cerebro cría o reduce?

      Particularmente soy un incrédulo respecto al aislamiento del mundo, aunque hay diversos modos si no de aislarse, sí de evitar el lado más negativo, descompensador y fatal, tal vez reconduciendo tendencias interiores de manera creativa. Si lo creativo va asociado o no a otras manifestaciones (en algunos casos extremas) no entro, no llego, aunque intuyo. El disfrute del arte por el arte es ¿tendencia o es terapia autopropuesta por uno mismo?

      Imagino que muchas correcciones de nuestros límites o insuficiencias, o bien excesos, pueden y de hecho son dados por la propia naturaleza, antes de que un terapeuta equis sugiera, con su margen de error también, naturalmente. Que el cuerpo induzca a un mundo de compensaciones es una maravilla, pero claro, habría que analizar qué se entiende por compensaciones, puesto que las drogas no controladas o que se imponen pueden suponer temporalmente una compensación, por ejemplo.

      No sabría si darle la razón respecto a si las emociones suscitadas por la inseguridad se contagian más que las que motivan relajación. Supongo que son los dos platillos de la balanza del equilibrio emocional. Hay mucha gente que en medio de las situaciones más extremas de violencia han sobrevivido con dosis de humor, arropamiento, incluso amor. Lo de que la gente se ve perjudicada por dormir poco lo confirmo desde mi propia experiencia personal. Pienso que a diferencia de comer, que puede incluso ser beneficioso reducir la ingesta y las materias de ésta, el dormir, aunque sea una lógica hacerlo menos horas, implica un sostenimiento cerebral imprescindible que resulta quebradizo de no hacerse satisfactoriamente.

      Disculpe que me haya puesto en plan consultorio señorita Pepis, pero el tema es apasionante y aunque nunca acabo de tener ideas claras al respecto, al menos se agradece el debate on-line. Gracias.


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  2. A la frase de Berger, me atrevería a hacerle algunos cambios:
    "La tiranía actual vive gracias al miedo y a la desesperación que instalara en el mundo"

    Saludos.

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    1. Por supuesto, tu frase es complementaria y no creo que a Berger le importe, más bien todo lo contrario. Por cierto, no imaginaba que ese autor prolífico de muchas artes fuera tan clarividente y cuerdo. Tiene espíritu Machado, con más rabia, o con una rabia peculiar, más sonora, lo cual choca en un inglés, si bien londinense dle mundo, como él.

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  3. Estimado Fackel

    el proyecto de una sociedad abocada a ampliar los desequilibrios entre los poderes adquisitivos de sus miembros tiene que provocar desesperaciones. Pues sin poder adquisitivo no se tiene acceso a los bienes elementales para desarrollar el estilo de vida tipo, a no ser por la caridad de otros, con la pérdida de autonomía y la frustración que implica. Entiendo que tales desequilibrios son los que hacen funcionar a una sociedad capitalista. Así se distribuyen los niveles de confort que ofrece la organización social. Las regulaciones públicas, en esta configuración de niveles, desempeñan (a lo sumo y si se trata de alguna forma de estado benefactor) la función de integrar a los excluidos en los niveles inferiores otorgándoles la posibilidad de escalar de posición (de situarlos en la parrilla de salida). Pero es en el entramado cambiante de relaciones comerciales (el empleo y el consumo) donde la mayoría desperdiciamos forzosamente nuestra vida. Es fácil comprenderlo, para que un individuo disponga de un poder adquisitivo que le permita acceder a niveles de confort y de lujo exclusivos, muchos otros tienen absorber este desequilibrio en forma de pobreza relativa. Es decir, un triunfador necesita muchos perdedores para existir. Esto se tolera gracias al deseo de medrar en lo social y porque las diferencias que pone en juego el triunfador capitalista (aquel con acceso a niveles de lujo y despilfarro) no son esenciales sino que son producto del juego en relativa igualdad de condiciones. Hay una continuidad de deseo y de visión del mundo compartida por todos los participantes, con independencia del nivel en el que se encuentren, y sólo en ese sentido tiene coherencia interna lo social. Ideales a parte, es crucial señalarlo; el fondo orgiástico obliga y estas formas de organización propician su plena realización horizontal. Entonces te pregunto, sinceramente, ¿qué sociedad?

    Saludos!

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    1. No sé si los desequilibrios son motor de funcionamiento capitalista o un efecto, o ambas cosas. Puede que las imbricaciones del sistema sean así, causas y efectos que se retroalimentan, pero muy desigualmente. Tampoco tengo claro que las regulaciones públicas impliquen una integración muy clara -desde luego, siempre dudosamente democrática- pues lo hace de manera selectiva, parcial, tú sí-tú no, y depende lo que pretenda obtener de los individuos en cada ciclo. La escalada social es siempre muy elitista y desigual. Hay rachas en que se abren expectativas amplias y otras en que se cierra prácticamente hasta para los hijos de las élites (que bien se aseguran que no sea así) Tu dibujo del sistema, con su perfil de lucha de clases, aunque nos cueste denominarlo así, lo participo. Un triunfador necesita muchos perdedores, un rico muchos pobres, una potencia mundial muchos países atrasados o por debajo de ella, un colonialismo (sea cual sea su forma) unos colonizados, etc. Lo curioso es que nos camelen. Las últimas frases tuyas, tan acertadas, me recuerdan aquello que comprobé hace mucho: que emulamos a los de arriba, que sus modelos (con toda su imperfección, injusticia y desigualdad) camelan a los de los planos inferiores. Y curiosamente todos jaleamos, de alguna manera, mucho o poco, los dones de eso que se configura pero que nos arrebata la existencia, haciéndonos depender (alienación, diría otro) de un mecanismo feroz y siniestro de trabajar para tener algo y consumir para que siga habiendo trabajo…algo que el mismo sistema está traicionando en nuestro Occidente, pues busca el abaratamiento en países emergentes.
      No capto bien tu expresión: “Ideales aparte, es crucial señalarlo; el fondo orgiástico obliga y estas formas de organización propician su plena realización horizontal.”

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  4. http://www.elblogsalmon.com/conceptos-de-economia/que-es-la-piramide-de-maslow

    de momento estamos en la base.
    un abrazo estepario.
    Tula

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    1. Sobre las pirámides tengo sentimientos encontrados, Tula. Admiro y me fascino con unas, con su propia geometría, pero en materia de exposición social y política me enervan. Y es que soy tan horizontal...No creo que estemos en la base, creo que ocupamos todos los planos, pero de manera desigual, insegura, con altibajos y deficiente. Es decir que al final no sabemos si ascendemos o bajamos por las rampas. Tal vez si consiguiéramos ser horizontales todos...

      Un abrazo.

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  5. La desesperació ja la va expressar Munch al conegut quadre "El crit". Veig que les imatges que proposes s'inspiren en la pintura de Munch, i és que l'original fascina.

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    1. Es probable que se inspire el fotógrafo en Munch. Es un cuadro paradigmático: sobre la personalidad psíquica del individuo y su extensión a una interpretación del cuerpo social.

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  6. "da miedo concretar, espanta visualizar la alternativa; probablemente porque es tenebrosa"

    ¿Residirá ahí el miedo de todos? Lo pregunto porque yo no he vivido un guerra y algunos ya miran hacia la tercera, aunque otros opinan que está todo atado y bien atado y que esto no va a suceder. Tampoco lo veían los que estaban en vísperas de sufrir la segunda.
    Yo admiro a Berger, pero mientras las clases dominantes sean como la nuestra, su soberbia y creerse que España es el patio de su recreo, su desesperación no será la que debiera para frenar y buscar esa alternativa.

    Muy interesante.

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    1. Mantengámonos en guardia, pues. Comparto tu inquietud. Mi padre me dejó dicho (deseado) al morir: que no conozcáis otra. Para mí la frase es tótem.

      Describes muy bien la característica patrimonial de la clase hiperconservadora española. No soportan el compartir. Destino.

      Gracias.

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