jueves, 28 de marzo de 2013

El crucigrama
























El crucigrama del periódico proponía:  Verticales, 1: Un sueño hecho realidad: no la perdamos.

Me ha costado dar con la palabra. Mientras no he tenido los vocablos de alrededor no me salía con claridad. Yo le daba vueltas. A ver, un sueño: he mirado en mi interior, en derredor, en el pasado; hay tantos sueños, me decía a mí mismo...Hecho realidad: qué sueño he, has, ha, hemos, habéis, han hecho realidad. Por más que buscaba aliar la persona con el tiempo del verbo, tampoco daba con la respuesta.. No la perdamos: ¿qué hemos tenido o tenemos que podemos perder? Asociación de ideas: el aprendizaje, la familia, el puesto de trabajo, la convivencia, la paz, la vida...

Buscaba ingenuamente lo tangible, lo inequívoco, lo que no tenía discusión. No iba por el mejor camino acaso. Cuando por fin gracias a As, a Circunciso, a Dañaran, a Reteñían, a Ian...es decir a lo envolvente, a los demás vocablos, menos importantes, sin duda, he concluido y dado con la palabra adecuada he tenido dudas. No he dudado de que es la palabra que me pide el autor del crucigrama. Simplemente no he tenido claro que sea una realidad del todo. Que no toda la sociedad la piensa y la desea con la misma sinceridad. Que si su contenido no funciona debidamente el sueño no está hecho realidad, salvo nominalmente hablando. Que si está secuestrada por entes minoritarios pero poderosos no está hecho realidad. Que si se impide su evolución acorde a dar respuestas de bienestar y justicia a la sociedad no está hecho realidad. Claro, por eso me costaba acertar. Era yo quien no veía el concepto plasmado con evidente consecuencia en un término.

No obstante, alabo ese no la perdamos. Hay tanto de deseo gratificante en esa expresión como de súplica, como de exigencia, como de necesidad.



18 comentarios:

  1. Para algunos, bien por candidez o bien por interés, ese sueño "está hecho realidad".
    Yo alabo a quienes siguen luchando por lograrlo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Loam: me apunto a esa loa silenciosa y reconocedora. Diariamente me veo en la tesitura de tener que dar la cara a favor de gente anónima que o bien con su conducta o una práctica amplia o en una exposición verbal demuestran que hacen posible ese esfuerzo. Y sumarme a ella.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Una reflexión del magnífico V.J.Wukmir:

    GLOSA 33.—El disco sordo de la impotencia.

    En todas partes donde hay ricos y pobres, patronos y obreros, dirigentes y dirigidos, poderosos y humildes (y hasta ahora la sociedad funcional no ha eliminado esta dicotomía del poder en ninguna zona de nuestro mundo); en todos los tiempos y bajo todos los sistemas políticos, sociales y económicos; por debajo de las ideologías, al margen de las leyes, de la moral, de los convenios, contratos y compromisos; a pesar de las organizaciones protectoras del orden y de la justicia, existen potencial y realmente dos estamentos superestructurales de los opresores y de los oprimidos, de los ofensores y de los ofendidos, de los soberbios y de los humillados. Y hay un punto en esta dialéctica social —la única que podemos llamar motivacional, oréctica, la de los sentimientos— en que los ofendidos y los humillados abandonan su postura de rebeldes y de luchadores, y se retiran, impotentes, en la música sorda de la desesperación ya no agitada y angustiosa, sino del abandono de la lucha, al menos momentáneo.

    Es como un disco encallado que, parado por un estorbo del surco en un punto aislado de las vueltas, repite sin cesar el mismo compás de la música, esta vez sincopada de disarmonías.

    Esta es la distonía del fatalismo de la coexistencia sorda. El disco, a través de su gemido repetido, desesperadamente incesante, grita:

    «Todo es en vano. No habrá nunca justicia ni paz en este mundo que yo conozco. Ni puedo hacer nada para que cesen, disminuyan, se alivien las injusticias de una manera espontánea, sin violencias ni destrucciones. No quieren los dueños de las fábricas, o de los campos y tesoros, compartirlos con los demás, aunque les dejemos sobrantes generosos para que continúen viviendo con esplendor. No ceden los beati possidentes ni el dinero, ni el poder, ni los privilegios, sean capitalistas o comunistas del poderío. Y no es el ministro ni el gobernador; no es el partido ni el sindicato: es la naturaleza humana la que no cede. Es la biología que los hace sentirse escogidos, elegidos para la opresión y creerse justificadamente representantes de la evolución siendo más fuertes que yo, los míos, nosotros.

    No hay justicia social ni la habrá. ¿Por qué luchar entonces?

    Todo es en vano. El hombre mata y volverá a matar mañana bajo cualquier régimen. Ha progresado su técnica de matar en escalas gigantescas, pero su ética no ha dado ni un paso. Cristo se ha dejado crucificar por nada. Buda ha predicado en balde. Cristianos son tan sólo los pocos que no tienen nada que ver con el poder codiciado; budistas tan sólo los monjes tibetanos. No nos han traído la justicia social. Los revolucionarios rojos se están capitalizando, los capitalistas dicen «après moi le déluge», unos y otros dispuestos a matar. Es la naturaleza humana, no son ellos, y no hay remedio.

    No hay justicia social ni la habrá. ¿Por qué luchar entonces?

    Todo es en vano. Por todas partes la fraternidad, la libertad, la igualdad son mentiras e hipocresías. La geografía del hambre no ha variado; sólo cambian de sitio, en un baile siniestro, los hambrientos de este y del otro lado. La compasión es comercio; la cara sonriente, mera política; el derecho, privilegio de los más fuertes. La naturaleza humana es así, y a quien le toca la lotería de un bando, allí se queda, justa o injustamente.

    ¿Por qué luchar entonces?

    Las recetas de la felicidad futura después de otras tantas generaciones engañadas y sacrificadas son puro opio, nada más. Las promesas del cielo y del paraíso después de la tumba, una venda sobre la herida que se desangra por dentro. Además, no se trata de tal futuro, insocial, sobresocial, sobrehumano, sino de éste: ahora y aquí. No son ellos, ni los míos, ni los contra-míos. Es la naturaleza humana. ¿Por qué luchar entonces, si hasta el mero sobrevivir es un sin sentido?

    [continúa... aquí ]
    http://www.biopsychology.org/wukmir/hasm/hasm11.htm#GLOSA 33

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Precesión, tomo nota de la obra "El hombre ante sí mismo", ahora bien, ¿la encontraré? Ese texto que nos pasas atrae y la vez da miedo, transmite una sensación de impotencia y fatalidad que no sabe bien uno cómo tomárselo.

      Eliminar
  3. Y tan cerca "democracia" de "judas"...no debemos subestimar los detalles ni los azares ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aunque no sé si algo que nunca ha sido pleno y vigoroso puede ser traicionado. Y si lo está siendo, ¿solo por los poderes de hecho? ¿No lo es también por la ceguera colectiva o, como diría Precesión, por la condición humana?

      Eliminar
    2. Para algunos, tal vez un poco cortos de miras, quizás sea un sueño cumplido...Sus sueños deben de ser muy simples si se conforman con tan poco...Yo pienso que es una democracia descafeinada, le faltan aún muchos ingredientes para llegar al cien por cien...
      Feliz Domingo.

      Eliminar
    3. Roser, hay muchos que se conforman con poco, que ni siquiera lo intentan, que nunca la han aceptado. Pienso como tú, y el asunto es que no solo le faltan muchos ingredientes sino que cada vez se le priva más de ingredientes. Los poderes no reconocen la democracia sin asegurarse un control lo más garante posible para sus intereses.

      Feliz descanso.

      Eliminar
  4. Ante tanta desazón a veces, ante los reclamos (justificados y no tanto) pendientes de respuesta y las quejas repetidas sobre sus fallas, yo reivindico este sistema que por ser de humanos tendrá todas sus imperfecciones, pero es el mejor sin dudas dentro de los que existen.
    Y cuando escucho a quienes peligrosamente se quejan de ella por defectuosa, cuando esos reclamos están basados en su visión egoísta y simplista de un presente acomodado que les tapa la historia no tan lejana que nos tocó vivir, tiemblo de pensar en las épocas en que ese mismo pensamiento nos llevó a perderla. Y en todo el dolor y los años que nos llevó reconquistarla.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Diana. Lo expones de primera. Naturalmente que se puede y debe hacer objeciones y conocer en la medida de lo posible sus límites, sus defectos, su mecanismo ambivalente. Pero, ¿me creerás que todavía hay gente que, desde su ignorancia y fatalidad mental porque no dan más de sí para pensar, invoca la dictadura de la manera más impúdica y grosera que imaginarte puedas?

      Saludos.

      Eliminar
  5. Cómo no creerte. Lo vivo a diario en mi país.
    A veces miramos nuestra sociedad, la de cada país, como la peor, la más corrupta. Creo que humanos somos en todos lados, con nuestros errores y aciertos. Y me siento acompañada cuando encuentro a gente con la que comparto una forma de sentir y ver la realidad. Hay más cosas que compartimos los seres humanos de las que a los poderosos les conviene hacernos saber. "Te guste o no..." Saludos!
    http://www.youtube.com/watch?v=lib3RICi6rw

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los populismos y sus secuelas son todo lo opuesto a una sociedad con ciudadanía responsable. Abren la puerta a lo peor siempre. Gracias por la canción.

      Eliminar
  6. Creo que la democracia es como una hermosa flor, delicada y susceptible de ser dañada por algunos desaprensivos, es nuestra obligación defenderla y protegerla, ardua tarea, pero no podemos caer en el desánimo ni en el derrotismo. Muy mustia la tenemos últimamente, es verdad, pero siempre habrá quien luche sin descanso porque la primavera de sus reivindicaciones le devuelva su lozanía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bonito...me has hecho pensar más en un jardín que en una constelación políticosocial. Pero ya se sabe que también en los jardines abundan las espinas...¿Está mustia porque la gente está mustia o viceversa?

      Eliminar
  7. Supongo que es recíproco, estamos mustios con ella porque cada ataque que recibe nos despoja de nuestros derechos y si no la defendemos ella no nos defendera a nosotros, es su lozanía garantía de bienestar para el pueblo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta esa sencilla explicación, pero me pilla un tanto escéptico respecto a la bondad de los hombres.

      Eliminar
  8. Supongo que no hay demasiada bondad en los hombres pero algo hay (o al menos eso es lo que quiero creer).
    Hace días que no entro en el blog, voy a echarle un ojo, saludos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algo hay, algo queda, pero hay que apartar al hombre de su vorágine para percibirla.

      Eliminar