jueves, 14 de febrero de 2013
Nombrar a los nombrables
Frente a los innombrables existen aquellos a los que hay que mencionar. Si abres el periódico cada día se verán sus nombres, sus iniciales o acaso un genérico un hombre o una mujer, porque la sangría es cotidiana. Son los suicidas a los que hay que mencionar. Los que no han resistido más la presión del estado de cosas. Los incomprendidos en la muerte (el suicidio es tan tabú para la sociedad, históricamente hablando) y sobre todo maltratados en la vida. Hay que citarles, simplemente, no ocultar su presencia real porque ignorarles es ponernos a nosotros mismos la venda.
Nombrar es más que mencionar. Nombrar es otra cosa que en mi criterio reservo a los que desean la vida. No simplemente la vida por inercia, sino porque intentan mejorarla como si solo de ellos dependiera. Hay que nombrar e invocar a cuantos claman contra el estado de mentira, abuso, humillación y robo a que se está sometiendo la existencia de los ciudadanos. Menciono y reconozco, pues, la desesperación, aunque no la comparta, de quienes en su enajenación final deciden apearse violentamente del vivir. Pero sobre todo, nombro con fervor, eso sí, a todos los que resisten, se agrupan, fuerzan salidas, denuncian, exigen y construyen alternativas.O la vida es de todos o mala cosa. Pero ya no puede ser que solo sea objeto de mercancía, trueque o propiedad de las oligarquías, de sus partidos de derechas y de todo el escalafón mediático y de control social que disponen.
Nombrar a quienes salen a la calle, emiten opinión en la red de internet, acuden a las puertas de los bancos o sedes gubernamentales, protestan ante los delincuentes de guante blanco y de sus instituciones controladas, construyen sistemas de relación humanas de igual a igual. Mencionar a los muertos del abandono constitucional y en parte social, sí; y recordarlos. Pero proclamar sobre todo los nombres y las tareas de quienes se pringan por la vida y se la juegan porque quieren que ésta sea otra cosa.
Muy bueno, Fackel.
ResponderEliminarFeliz día de los enamorados de la justicia, la verdad, la belleza, la lucha, la valentía y del Hombre de bien.
Me has sacado la risa, Sofía. Estoy por ese enamoramiento total día a día, 365 días al año, aunque los aguafiestas, los inclementes y los que se creen dioses intenten que nos desenamoremos.
EliminarMe ha gustado el comentario. Estoy de acuerdo contigo en que el protagonismo, la noticia de su nombre, ha de corresponder más a los anónimos luchadores con objetivos precisos y necesarios que a los nombre vacíos que pueblan la actualidad. Pero quizá la fuerza y el interés radique, entre otras cosas, en la ausencia de personalismos, en acciones comunes que reviertan en el colectivo, sin importar los nombres que haya detrás.
ResponderEliminarSaludos y Enhorabuena por tu blog
Pues comparto lo que dices. Y en parte porque para mí no es una novedad. Hace décadas que ya vi el trabajo efectivo de los que no salen en la foto pero construyen tejido social y solidario. Y entonces todos corrían riesgos superiores. He conocido más gente anónima que aupaba objetivos necesarios y claros que los "líderes" de última hora que se apuntaban a coger las nueces de los árboles que los primeros cultivaban. Tal vez por eso, porque mi cultura no es mediática, sino por haber conocido de cerca a los humildes, aún tengo esperanzas.
EliminarGracias por pasar, José, y comentar con libertad. Esta parte de la vida es grata.
Me ha encantado lo que has escrito, yo tambien creo que a pesar de esta realidad horrible hay gente que lo da todo en su lucha contra tanto atropello, y ellos deberian de acaparar las noticias y no los innombrables, que la justiticia se encargue de ellos.
ResponderEliminarSi he puesto ese testimonio es porque vivimos tiempos falsos y desmemoriados. La gente -supongo que agitada por detrás- suele decir de modo estúpido y reductor: todos son iguales. ¡Y no! La mayoría de los que he conocido NO ERAN NI SON IGUALES a estos mediocres que gobiernan ahora y a muchos de los que andan de recambio. Aquellos ni perseguían ni persiguen análogos fines y tienen otra mentalidad. Suelen ser ninguneados por los innombrables que tocan los mecanismos de la gestión pública. Pero son la sal.
Eliminarcierto, la historia está escrita con tinta endeleble y muchos "héroes y heroínas", muchos "martires", muchos "pueblo" son ignorados, aunque si se recuerde lo que han construido para nosotros
ResponderEliminar.
un abrazo solidario
Me haces recordar el poema de Bertold Brecht, "Preguntas de un obrero ante un libro":
Eliminar"Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿a dónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la ganó, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién paga sus gastos?
Una pregunta para cada historia."
En mi anterior comentario, que escribí con prisas, no cite a las victimas que son los desdichados protagonistas de estos malos tiempos, cuanta soledad y cuanto desamparo habrán sentido para no ver salida alguna. Añado este comentario porque es imperdonable no aludirlos, también merecen ser nombrados con respeto.
ResponderEliminarCuerda opinión, generoso criterio. En el barco que describes estamos todos. No sé si náufragos, a flote y de mala manera o hundiéndonos. Gracias, Ana.
EliminarEn sus gestos se hace visible tu cita.
ResponderEliminarAsí es, Pilar. Y cuando vi las imágenes del hemiciclo vi otros gestos: los pasivos. Salvo en unos poquitos diputados que se solidarizaron con la gente de la tribuna y aplaudieron. La pasividad ¿como gesto o como tope al futuro? Ay de nosotros como no aprendamos. Gracias.
EliminarP: pendejos
ResponderEliminarQ: quisquillosos, "quemaropas" ( no se si ésta vale)
R: roedoes, rapaces, rateros,
S: sabandijas, sucios, secos, sobones,
T: "Torquemadas" ( jajja) torpes, tarados, tullidos, tenebrosos, terribles, trepas,
Paso esta aportación al post posterior para que sea visible y disponible. Gracias.
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