Ayer hice esta foto. Reconozco que la he tratado, ya sabes, que si más contraste que si más brillo que si más color. O que si menos. No sé por qué al final la dejé así. El túnel es verde, pero la pared sale más verde todavía. No, por favor, que nadie diga ahora aquello de verde de esperanza que siempre me pareció además de cursi francamente inservible. Aunque ya sé que los humanos otorgamos colores a los valores y valores a los colores. Con desigual acuerdo y aceptación, naturalmente. La luz eléctrica es amarillenta como el rostro de un afectado de ictericia, luego poco estimulante. Los individuos que circulan son oscuros, negros, bílicos, acaso sombras. Ni siquiera sé si son personas, aunque me pareció que hablaban entre ellas (iban delante de mí) Luego hay un montón de grafitis que no aportan nada, signos esbozados, algún mensaje como de otro tiempo. Y esa sensación de que el lugar es una caja cerrada donde los que están dentro se ven agitados pero sin poder salir de ella. Algunos lo llamarán país, patria, nación, territorio, pero creo que les da vergüenza llamar a la caja de una manera que pueda ser aceptada. Mejor que no la denominen de ninguna manera o, en todo caso, caja china, que es lo que priva. Yo prefiero llamarlo contenedor, que es lo más acorde con el ultrarégimen de mercado totalitario que vivimos, con el comercio impuesto que nos saca las entrañas, con las relaciones laborales de costo en que se nos considera eso, costo y presupuesto, con el carácter de tal mercancía que nos identifica porque, oigan, no somos otra cosa los circulantes del contenedor. Los que trabajan, mercancía llamada productiva. Los parados, mercancía en reserva o simple subproducto o deshecho, según. Claro, hay una luz a la derecha, tenue, parece luz del día, lo que llamaríamos la luz verdadera, que no sé si es la verdadera luz o también una alucinación. Porque yo, que lo leo todo, me apunto siquiera por unos segundos todo lo que advierto, registro con mis ojitos cansados cada garabato de pared o cartelón de fachada, creo alucinar. El mensaje del fondo, ¿de qué habla? ¿Qué pretender vender? ¿Qué reclama? ¿O es una capa que ha quedado al descubierto cuarenta años después de los anteriores cataclismos del sistema? Alucinaba de tal manera este cronista callejero que fui, toqué las letras, deletreé: la ele con la u, lu. La che con la a, cha. La o con la o, solo o. La be con la erre y la e, bre. Y la erre y la a, dan ra. Cuando intenté leerlo de seguido no me salía. Pero sentí una agitación tan grande dentro de mí que corrí buscando la salida. Pero no la encuentro, señores, no la encuentro (aunque la desee)
domingo, 16 de diciembre de 2012
Los colores de la bilis
Ayer hice esta foto. Reconozco que la he tratado, ya sabes, que si más contraste que si más brillo que si más color. O que si menos. No sé por qué al final la dejé así. El túnel es verde, pero la pared sale más verde todavía. No, por favor, que nadie diga ahora aquello de verde de esperanza que siempre me pareció además de cursi francamente inservible. Aunque ya sé que los humanos otorgamos colores a los valores y valores a los colores. Con desigual acuerdo y aceptación, naturalmente. La luz eléctrica es amarillenta como el rostro de un afectado de ictericia, luego poco estimulante. Los individuos que circulan son oscuros, negros, bílicos, acaso sombras. Ni siquiera sé si son personas, aunque me pareció que hablaban entre ellas (iban delante de mí) Luego hay un montón de grafitis que no aportan nada, signos esbozados, algún mensaje como de otro tiempo. Y esa sensación de que el lugar es una caja cerrada donde los que están dentro se ven agitados pero sin poder salir de ella. Algunos lo llamarán país, patria, nación, territorio, pero creo que les da vergüenza llamar a la caja de una manera que pueda ser aceptada. Mejor que no la denominen de ninguna manera o, en todo caso, caja china, que es lo que priva. Yo prefiero llamarlo contenedor, que es lo más acorde con el ultrarégimen de mercado totalitario que vivimos, con el comercio impuesto que nos saca las entrañas, con las relaciones laborales de costo en que se nos considera eso, costo y presupuesto, con el carácter de tal mercancía que nos identifica porque, oigan, no somos otra cosa los circulantes del contenedor. Los que trabajan, mercancía llamada productiva. Los parados, mercancía en reserva o simple subproducto o deshecho, según. Claro, hay una luz a la derecha, tenue, parece luz del día, lo que llamaríamos la luz verdadera, que no sé si es la verdadera luz o también una alucinación. Porque yo, que lo leo todo, me apunto siquiera por unos segundos todo lo que advierto, registro con mis ojitos cansados cada garabato de pared o cartelón de fachada, creo alucinar. El mensaje del fondo, ¿de qué habla? ¿Qué pretender vender? ¿Qué reclama? ¿O es una capa que ha quedado al descubierto cuarenta años después de los anteriores cataclismos del sistema? Alucinaba de tal manera este cronista callejero que fui, toqué las letras, deletreé: la ele con la u, lu. La che con la a, cha. La o con la o, solo o. La be con la erre y la e, bre. Y la erre y la a, dan ra. Cuando intenté leerlo de seguido no me salía. Pero sentí una agitación tan grande dentro de mí que corrí buscando la salida. Pero no la encuentro, señores, no la encuentro (aunque la desee)
Pues yo reconozco que el verde me gusta, que me recuerda a la hierba y ésta a la esperanza, sí. Pero vista tu imagen y contado lo que has contado pues sí, también me han entrado ganas de salir corriendo.
ResponderEliminarLa salida "pequeño saltamontes" está dentro de nosotros porque fuera ..solo está el caos.
ResponderEliminarun abrazo en tiempos revueltos.
Voy a aventurarme a declarar que ese contenedor, corrugado de acero cortén quizás, como los de verdad.., apela a la única construcción de la realidad de la mente atormentada, oprimida. La que, utilizando los medios en disposición de la actualidad, se nos presenta sin alternativas enmarcada en el miedo que ensombrece cualquier atisbo de colorismo entrañable o placentero. El color que, de forma forzada, se nos degrada a sombras de grisáceo para mantener nuestra visión ocupada en procesos de dimensión única y así discernir tan solo dentro de la simplicidad más inocua.
ResponderEliminarEl futuro esperanzador y cambiante está en letargo. Pero pronto llegará. Ya hay demasiadas mentes ocupadas en ese esfuerzo. Como la suya.
Con Mayas o sin ellos, la voluntad colorista de nuestro intelecto bien vale el esfuerzo para empujar esa magnitud a la dimensión que merece.
Saludos y ánimos, ¡queda un día menos para ello!
Sigue buscando.
ResponderEliminarUn abrazo.
FRancesca, oye que el verde también me gusta a mí, pero ya sabes...todos son matices. Lo de recordar la hierba tiene lógica, pero lo de la esperanza...¿en qué momento cundió esa imagen de vincular un color con esa cosa llamada esperanza (no sé si valor, virtud, elemento, etc.)?
ResponderEliminarLo de salir corriendo, no es del mensaje en la pared ni de la inocencia que rezuma, sino del poco seguimiento que sugiere...
Tula, bienvenida la salida "pequeño saltamontes", pero ¿es siempre una salida? Se puede salir de verdad o imaginar que sales...No sé.
ResponderEliminarUn abrazo.
jjMor. Quisiera ser optimista -o esperanzador- como tú, pero me conformo con no ponerme demasiado nervioso ante la realidad y tratar de entenderla un poco. Los cambios, me convenzo cada vez más, no vienen de un voluntarismo a ultranza que se ha predicado durante centuria y media (desde las revoluciones del XIX) lo cual no implica lo que digo negar la voluntad del individuo y del conjunto para afrontarlos y dinamizarlos, desde luego. Pero hay muchos factores en juego. Los saltos en la historia, y más aquellos que pueden beneficiar a la humanidad o a zonas de la humanidad (claro que esto, ¿cuándo se sabe sino a posteriori?) implican como condición imprescindible un movimiento interior y un desequilibrio en el sistema. La conciencia se generará paralelamente, supongo. Pero nada se garantiza antes de la experiencia. Ahora bien, del letargo ¿se sale en masa, con claridad meridiana del colectivo social o siendo empujando por un grupo o un sector que ve las cosas con más luminosidad? Mira después de tantos años viendo cosas -fenómenos, situaciones cambiantes, modificaciones varias en la sociedad- no acabo de tenerlo claro. Siempre seguimos expectantes y alertas. Y el tiempo fugit.
ResponderEliminarDejemos a los mayas en su rica y contradictoria civilización (como todas) y admiremos sus obras maravillosas y tengamos interés en todo caso por conocer también sus lados oscuros. Soy poco dado al esoterismo a la religión, hermano.
Un abrazo.
Javier. El don con el que nacemos -y no siempre fecundamos conveniente y oportunamente- es la búsqueda. Indagar, desbrozar, elegir. Sigamos tu consejo.
ResponderEliminarMercancía, sin dudar un instante. Aquellos mismos que han llevado la ilustración a la gente son quienes negocian con las personas, al peso. El callejón sin salida o la aporía de la libertad parece remitir a una ficción ¿¿la ilustración también lo sería?? Como la sociedad, creer en ella hasta el punto de inventarla y no poder desembarazarse de ella, creer en la Humanidad y el Hombre con mayúsculas para al final, comerciar con…
ResponderEliminarHasta que no demos con la razón y el espíritu apropiado de los tiempos para entender/combatir el sinsentido que nos gobierna, seguiremos (no lo digo por nadie de aquí) repitiendo los mismos errores de siempre, en fin. ¿Qué hacer, dejarse llevar por la alucinación o seguir rompiendo el muro?? Un fuerte abrazo Fakel///
Desgarro, desestructura, desesperanza, desconcierto, desánimo, destrucción, desasosiego, despido, desaliento, despedido, desmontaje, despedida, desbarajuste, desmoralizante, despilfarro, despropósito, desnaturalizado, deshumanizado, despavorido, desdén...
ResponderEliminarEl cuerpo social está de cólico; malos tiempos para comer huevos fritos (le daremos a la cebolla, como Miguel).
Un abrazo,
Sagardiana.
ccRider. Es curioso, porque el concepto de mercancía lo entendí desde el primer día que me puse a trabajar. Lo palpaba, veía incluso como metían las partidas de mano de obra en un presupuesto, el trato, las decisiones sobre el personal por parte de los agentes correveidiles de la empresa...
ResponderEliminarCon lo de ilustración, ¿te refieres a la Ilustración del XVIII o a los conocimientos de la enseñanza para hacer más rentable y productiva, más cualificada, la mano de obra? Sobre la primera creo que cumplió su papel de avance en su momento y durante mucho tiempo, ojala en España hubiera calado la Ilustración en el momento preciso, aunque era pedir peras al olmo. De la ilustración-enseñanza-educación-difusión de conocimientos...¿qué decir? Facetas liberadoras por una parte (alfabetizar y aprender es salud mental y libertad de poder pensar) y conductoras hacia el papel de mercancía cualificada en mayor o menor grado, por otra. Como todo en la historia humana, hay dos (o más caras)
¿Qué hacer? ¿Qué opinas tú?
Un abrazo sincero.
Saga, qué bien saber que existes todavía por algún espacio, dimensión o paisaje...¿Te ha hecho saltar mi texto? Sin un DES no hay un CON. Desmontar para construir. No sé si estamos exactamente en la primera fase del ciclo o andamos perdidos. O acaso la bola es inseparable, sus polos agitan y el magnetismo social decide...¿Cómo anda el eje de rotación de nuestra Historia?
ResponderEliminarMe haces pensar y ser irónico. Ese estar en DES implica impotencia, pero podría generar CONciencia.
Un abrazo fuerte.
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ResponderEliminarAlso, thanks for permitting me to comment!
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