jueves, 2 de agosto de 2012
Erich Fried llega para ratificarte
Erich te levantó el ánimo cuando un día le escuchaste recitar:
De quien te dice tengo miedo,
no dudes.
De quien te dice que no duda,
ten miedo.
pero eso fue muchos años después, te rescató el alma porque lo intuías, alejó definitivamente tus complejos porque gusta escuchar a un poeta que ratifica la vida y se rectifica con sus versos que son pozales que se dejan caer al fondo del pozo para rescatar el agua no contaminada, pero sobre todo porque un no sé qué te decía que no ibas descaminado, porque era una vieja obsesión tuya aquella reacción, imprecisa al principio, intuitiva, algo que procedía de la infancia, algo que se perdía en tus ya inaprensibles años, un resquemor pendiente, una línea indecisa que partía la armonía supuesta que otros parecían poseer, porque en aquellos años que definitivamente se diluyen en una memoria incolora todo eran temores, miedo a reconocer el error, cualquier fallo, cualquier desliz, miedo a reconocer la inconstancia, secreto horror a tener que ocultar la dispersión que te reclamaba desde todos los ángulos, pánico a admitir las cobardías, inquietud por incumplir la obediencia inculcada, rechazo a aceptar las dudas, vergüenza a que flaqueasen los ejercicios memorizados, tensión ante los gritos y las exigencias con que padres o profesores pretendían que las cuatro reglas y pico inútiles cuadraran en tu cabeza, espanto a no demostrar que estabas a la altura de un canon ridículo de comportamientos y malsanos aprendizajes, sufrimiento si te salías del estrecho margen de la ley divina, mediatizada por la cohorte de engreídos vividores del dios y la patria y, sobre todo, aquella inexplicable situación de quedarte en blanco, como si las ideas se hubieran fugado de ti, como si el bloqueo te hundiera en el suelo que pisabas, todo era tan maldito que no sentías apenas el estremecimiento, como si hubieras dado un paso en el absurdo, y fue ese paso, muchos pasos más, aquella resistencia, aquella vuelta del mundo de emociones que te arañaban, que te doblegaban, fue aquella vuelta precisamente la que se constituyó en tu método, en la afirmación de tu duda, antes de que el poeta Fried, Erich para los amigos lectores de su obra, proclamase aquella cita de luz
Una cita para destacar y recordar...
ResponderEliminarMuy interesante la introspectiva. Pocos analizan lo que le han hecho ser, o lo que ha hecho con su ser, si lo que hace es suyo o imitado, aprendido o asumido...
ResponderEliminarY un día, plas!, una pocas palabras resumen toda una vida. Pero la vida fue antes...
¡Cuántas cosas comunes pueblan nuestros modos a nuestro pesar!
Una cita que marca y aclara, Neo. Fried siempre me pareció necesario, una continuación de Brecht.
ResponderEliminarMafalda. No tendría que se difícil prospectar e introspeccionar la propia vida. No entiendo que muchos lo teman y se refugien en sus temores, pero están en su derecho, obviamente. La vida siempre fua antes y más densa de lo que unas escasas palabras puedan explicar. A veces hay citas, versos, una frase, un libro, un testimonio que resulta un faro. O una antorcha.
ResponderEliminarCierto, a mí siempre me han asustado los que dicen no tener miedo.
ResponderEliminarLos que dicen no tener dudas...
ResponderEliminarFrancesca. Pero yo he visto a gente que sin avisar ni hacer ostentación de ello no tiene miedo (mira por dónde vi más gente hace cuarenta años que ahora) y bastantes menos que reconocen que la duda les nutre. En realidad son fases diferentes de un mismo proceso de búsqueda.
ResponderEliminarObras son amores, decía aquel dicho que parecía cursi de mi juventud.
Buen día mediterráneo.