La muerte pequeña, diminuta, es tan desgarradora como la muerte grande. Seguramente la muerte es lo único que carece de tamaño. La muerte es el final de una chispa, de una gota, de un milímetro cuadrado, tanto en un pájaro como en un elefante... Y cuando digo elefante me cargo involuntariamente toda intención más o menos poética, y me sonrío, porque ahora ya hay palabras que nos remiten a un mundo republicano, jaja. Bueno, pues eso, también mueren las instituciones, y según cuales sería algo mucho menos triste que el pajarito de la foto, no?
De esto se ve mucho por aquí, aunque enseguida se los llevan los gatos o las aves rapaces. Ratones de campo muertos, también. Mira, va por el título, por los que todavía cantan, y son muchos aquí mismo voy a brindar con una sidrina, ponerme piripi y pegarme una buena siesta. Bs.
Yo creo que algo peor que su muerte es no verlos. Darte cuenta que casi ya no existen. Te das cuenta que la muerte ya no es tan desgarradora como antes, aunque lo tendría que ser siempre. A veces, simplemente vemos la muerte como una noticia más en los noticiarios. No deja de ser, generalmente, una fría estadística a la que, incluso, le cambian el nombre: 20 personas han “perdido la vida” este fin de semana en nuestras carreteras, suele ser una fórmula mucho más empleada que decir que han “muerto” en nuestras carreteras. No deja de ser curiosa esa expresión, “perder la vida”, como si la vida fuese algo que se pudiese perder o, a la inversa, encontrar.
No la hay. Para un alma sensible observar la hermosa danza de un pájaro al vuelo se convierte a veces en un santoral. también siempre me he sentido fascinado al ver un gorrión yacente, en cambio, los vencejos y otras aves deciden morir lejos del hombre… saludos y buen ´día
Contestando a Josep yo diría que sí, que la vida puede ganarse y puede perderse. Contestándote a ti, yo diría que hay cosas más desgarradoras, pero sin duda ver un pájaro muerto es de una tristeza honda. Olvidemos los malos agüeros. Para contrarrestar te pondré un pájaro vivo. Un beso.
Matamos constantemente,moscas,mosquitos, arañas,insectos varios....Acaso nos conmovemos? Como se tasa el valor de una vida? Por lo que tiene? lo que representa? su tamaño? su insignificancia? La muerte forma parte de la vida, es una normalidad. Pero cuando se mata impunemente, cuando se asesina premeditadamente, cuando se arrebata el derecho a la vida por prepotencia, poder,maldad, egoismo,luchas injustas...entonces se conmuenve en universo entero. Lo mismo dá que sea una mosca que un rey, el valor que nos concede la vida a cada uno es exactramente el mismo. Según las estadísticas cada día mueren en el mundo cientos de miles de personas por hambre, no tienen ni un simple pajarito que llevarse a la boca. Nadie se conmueve, nadie abre la ventana por la mañana y se encuentra un panorama de inframundo. Sigue la vida y sigue el desencanto por los acontecimientos que nunca salen en las noticias,excepto en navidad, esas fechas donde hay overbukin de sensibilidad.
Me entristece ese pajarillo como me entristecen los miles de pollos que comemos cada día.
pues no. Quería ser original y jugar un poco con las palabras y con la frase que has escrito en esta entrada, pero mirando la carita del gorrión... ... ...se me quitan las ganas de ser original. En otra ocasión te diré algo más trascendental.
Amigo Fackel, totalmente de acuerdo. Aunque sólo se me ocurre una cosa, que podría superar a esta sentencia: ésta, sería la aparición el día de mañana (o tal vez hoy mismo) de alguien capaz de demostrarnos la existencia de Dios. En tal caso, la Fiscalía debería actuar de inmediato...
Ramón, eso de que la muerte es lo único que carece de tamaño lo corroboro. Toda muerte es grande para cualquier ser de cualquier especie. Los significados que se multiplican para los humanos por otros motivos no minimizarán jamás cada hecho individual s insustituible del morir.
¿Mueren las instituciones? Día a día. La corrupción es el síntome más obvio de su degradación y la falta de voluntad política el virus añadido del que no nos libramos ni diós.
Josep, razón tienes. No ver los pájaros es ya una muerte. Las ciudades -salvo espacios-isla- han asesinado las especies de superficie. Lo que era habitual en mi infancia ahora es motivo de sorpresa y de alegría allí donde los veo.
La muerte es estadística y cuando es suceso inmediato de cada uno la tendencia es a desalojarla rápidamente de nuestro lado. Pero ¿quién echa la memoria fuera? En fin, no pretendo hablar ahora del tema -que ya hemos tratado en múltiples ocasiones y lo seguiremos haciendo- pero tienes razón: perder la vida es un eufemismo ridículo que, además, gasta palabras: en lugar de decir murieron los mass media hablan de perdieron la vida. Vamos, calidad sintáctica de lo mediáticos (entre comillas)
Rider, debe ser que los gorriones son como nuestra sombra y nos acompañan y nos recuerdan al morirse sobre el asfalto que han estado ahí. Por eso tuve ese desgarro, como un homenaje sentimental.
Francesca, los diferenes enfoques del tema siempre son relativos, pero lo relativo y pequeño nunca debe olvidarse. Detrás hay más y estamos en juego todos, hasta nuestros esquemas mentales de hombres desbordados por una vida moderna que nos inocula extrañeza. ¿No es la misma insolidaridad entre humanos una forma de extrañarnos los unos a los otros?
Oh, nada de malos agüeros. Los malos agüeros podrían ser algo así como la muerte de la Razón.
Gene. Bien sabes que el valor de una vida la tasa el Mercado, ese Árbitro, ese Rey que cambia las leyes de los sentimientos y apura su ansia modificándonos nuestra relación con el medio natural. Mi desgarro se multiplica cada día cuando leo las noticias de los crímenes de hombres-sistema contra hombres-desfavorecidos.
Y la prensa está ahíta de sucesos de sangre. Y no pretendamos ocultar nuestras responsabilidades con la excusa de que las muertes es cosa y causa de otros. ¿No colaboramos todos de alguna manera en esas muertes? Que cada cual piense de qué manera lo hace (formas d evida y consumo, mirada para otra parte, instalación de políticos que propician circunstancias, etc.)
Buena argumentación la tuya, Gene. Que el Mediterráneo de Tanit (su luz sobre todo)te siente hoy bien.
Utopazzo, me despiertas el día y la sonrisa, obviamente. Ay de las fiscalías. ¿Qué crees? ¿Que no están controladas -ellas o la judicatura- por las fuerzas del másallámás acá?
Quien sabe conmoverse por una muerte pequeña y anónima es porque aún mantiene los vínculos primordiales con el tejido vivo que generó su propia existencia. Un saludo
Sí, hay cosas más desgarradoras. Pero no deja de ser una pena.
ResponderEliminarLa muerte pequeña, diminuta, es tan desgarradora como la muerte grande. Seguramente la muerte es lo único que carece de tamaño. La muerte es el final de una chispa, de una gota, de un milímetro cuadrado, tanto en un pájaro como en un elefante... Y cuando digo elefante me cargo involuntariamente toda intención más o menos poética, y me sonrío, porque ahora ya hay palabras que nos remiten a un mundo republicano, jaja. Bueno, pues eso, también mueren las instituciones, y según cuales sería algo mucho menos triste que el pajarito de la foto, no?
ResponderEliminarDe esto se ve mucho por aquí, aunque enseguida se los llevan los gatos o las aves rapaces. Ratones de campo muertos, también. Mira, va por el título, por los que todavía cantan, y son muchos aquí mismo voy a brindar con una sidrina, ponerme piripi y pegarme una buena siesta. Bs.
ResponderEliminarSeguro es algo que nos conmueve en su tristeza.
ResponderEliminarYo creo que algo peor que su muerte es no verlos. Darte cuenta que casi ya no existen. Te das cuenta que la muerte ya no es tan desgarradora como antes, aunque lo tendría que ser siempre. A veces, simplemente vemos la muerte como una noticia más en los noticiarios. No deja de ser, generalmente, una fría estadística a la que, incluso, le cambian el nombre: 20 personas han “perdido la vida” este fin de semana en nuestras carreteras, suele ser una fórmula mucho más empleada que decir que han “muerto” en nuestras carreteras. No deja de ser curiosa esa expresión, “perder la vida”, como si la vida fuese algo que se pudiese perder o, a la inversa, encontrar.
ResponderEliminarUna abraçada.
No la hay. Para un alma sensible observar la hermosa danza de un pájaro al vuelo se convierte a veces en un santoral. también siempre me he sentido fascinado al ver un gorrión yacente, en cambio, los vencejos y otras aves deciden morir lejos del hombre…
ResponderEliminarsaludos y buen ´día
Contestando a Josep yo diría que sí, que la vida puede ganarse y puede perderse. Contestándote a ti, yo diría que hay cosas más desgarradoras, pero sin duda ver un pájaro muerto es de una tristeza honda. Olvidemos los malos agüeros. Para contrarrestar te pondré un pájaro vivo. Un beso.
ResponderEliminarMatamos constantemente,moscas,mosquitos, arañas,insectos varios....Acaso nos conmovemos?
ResponderEliminarComo se tasa el valor de una vida? Por lo que tiene? lo que representa? su tamaño? su insignificancia?
La muerte forma parte de la vida, es una normalidad. Pero cuando se mata impunemente, cuando se asesina premeditadamente, cuando se arrebata el derecho a la vida por prepotencia, poder,maldad, egoismo,luchas injustas...entonces se conmuenve en universo entero. Lo mismo dá que sea una mosca que un rey, el valor que nos concede la vida a cada uno es exactramente el mismo.
Según las estadísticas cada día mueren en el mundo cientos de miles de personas por hambre, no tienen ni un simple pajarito que llevarse a la boca. Nadie se conmueve, nadie abre la ventana por la mañana y se encuentra un panorama de inframundo.
Sigue la vida y sigue el desencanto por los acontecimientos que nunca salen en las noticias,excepto en navidad, esas fechas donde hay overbukin de sensibilidad.
Me entristece ese pajarillo como me entristecen los miles de pollos que comemos cada día.
Un saludo Fackel y no te deprimas.
pues no. Quería ser original y jugar un poco con las palabras y con la frase que has escrito en esta entrada, pero mirando la carita del gorrión... ... ...se me quitan las ganas de ser original. En otra ocasión te diré algo más trascendental.
ResponderEliminarAmigo Fackel, totalmente de acuerdo. Aunque sólo se me ocurre una cosa, que podría superar a esta sentencia: ésta, sería la aparición el día de mañana (o tal vez hoy mismo) de alguien capaz de demostrarnos la existencia de Dios. En tal caso, la Fiscalía debería actuar de inmediato...
ResponderEliminarUn afectuoso abrazo.
Desocupado, creo que en esa imagen (y una inmediata anterior que no he citado) vi resumidos todos los desgarros del mundo.
ResponderEliminarGracias por pasar y dar tu opinión.
Ramón, eso de que la muerte es lo único que carece de tamaño lo corroboro. Toda muerte es grande para cualquier ser de cualquier especie. Los significados que se multiplican para los humanos por otros motivos no minimizarán jamás cada hecho individual s insustituible del morir.
ResponderEliminar¿Mueren las instituciones? Día a día. La corrupción es el síntome más obvio de su degradación y la falta de voluntad política el virus añadido del que no nos libramos ni diós.
Un abrazo.
Emejota, trata bien a tus células, que también van muriendo, jaj. (Como las mías)
ResponderEliminarMónica, no te quepa duda, pero no es un tema a argumentar, es el instante de reflexión fugaz que se instala con un sentimiento y ese desgarro.
ResponderEliminarJosep, razón tienes. No ver los pájaros es ya una muerte. Las ciudades -salvo espacios-isla- han asesinado las especies de superficie. Lo que era habitual en mi infancia ahora es motivo de sorpresa y de alegría allí donde los veo.
ResponderEliminarLa muerte es estadística y cuando es suceso inmediato de cada uno la tendencia es a desalojarla rápidamente de nuestro lado. Pero ¿quién echa la memoria fuera? En fin, no pretendo hablar ahora del tema -que ya hemos tratado en múltiples ocasiones y lo seguiremos haciendo- pero tienes razón: perder la vida es un eufemismo ridículo que, además, gasta palabras: en lugar de decir murieron los mass media hablan de perdieron la vida. Vamos, calidad sintáctica de lo mediáticos (entre comillas)
Un abrazo.
Rider, debe ser que los gorriones son como nuestra sombra y nos acompañan y nos recuerdan al morirse sobre el asfalto que han estado ahí. Por eso tuve ese desgarro, como un homenaje sentimental.
ResponderEliminarBuen lunes saludable.
Francesca, los diferenes enfoques del tema siempre son relativos, pero lo relativo y pequeño nunca debe olvidarse. Detrás hay más y estamos en juego todos, hasta nuestros esquemas mentales de hombres desbordados por una vida moderna que nos inocula extrañeza. ¿No es la misma insolidaridad entre humanos una forma de extrañarnos los unos a los otros?
ResponderEliminarOh, nada de malos agüeros. Los malos agüeros podrían ser algo así como la muerte de la Razón.
Buen día mediterráneo.
Gene. Bien sabes que el valor de una vida la tasa el Mercado, ese Árbitro, ese Rey que cambia las leyes de los sentimientos y apura su ansia modificándonos nuestra relación con el medio natural. Mi desgarro se multiplica cada día cuando leo las noticias de los crímenes de hombres-sistema contra hombres-desfavorecidos.
ResponderEliminarY la prensa está ahíta de sucesos de sangre. Y no pretendamos ocultar nuestras responsabilidades con la excusa de que las muertes es cosa y causa de otros. ¿No colaboramos todos de alguna manera en esas muertes? Que cada cual piense de qué manera lo hace (formas d evida y consumo, mirada para otra parte, instalación de políticos que propician circunstancias, etc.)
Buena argumentación la tuya, Gene. Que el Mediterráneo de Tanit (su luz sobre todo)te siente hoy bien.
Eres original con las razones que expones, Misteriosaisla. Y suficientemente te entendemos, creo.
ResponderEliminarUn abrazo a las columnas de Hércules (si llegas a abarcarlas)
Utopazzo, me despiertas el día y la sonrisa, obviamente. Ay de las fiscalías. ¿Qué crees? ¿Que no están controladas -ellas o la judicatura- por las fuerzas del másallámás acá?
ResponderEliminarUN abrazo.
Quien sabe conmoverse por una muerte pequeña y anónima es porque aún mantiene los vínculos primordiales con el tejido vivo que generó su propia existencia.
ResponderEliminarUn saludo
Camino. Gracias, me llega esa reflexión tuya. No sabes cuánto.
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