viernes, 18 de mayo de 2012

El lenguaje corvino de Max Aub




Acabo de leer un libro peculiar de Max Aub. Una simulación tras la que tiene lugar una reflexión. O mejor dicho, una serie de reflexiones que adquieren diferentes formas sobre la condición humana. No sabría nombrarlas. Unas me recuerdan a pensamientos fugaces pero sesudos, otras a aforismos, otras a verdaderas incisiones sobre el ser, otras a afiladas descripciones, otras a imágenes pintorescas de los individuos. En el título Manuscrito cuervo. Historia de Jacobo ya se hace referencia a una excusa. Un cuervo llamado Jacobo observa y habla de los tipos que sobreviven en el campo de concentración de Vernete, en el sureste francés, en 1940. Jacobo era un cuervo amaestrado cuya mayor habilidad consistía en posarse en las tapaderas de las tinas repletas de las evacuaciones, propias y ajenas, que llevábamos a vaciar y limpiar al río, aclara de entrada Aub. Jacobo escribe en lenguaje corvino ese manuscrito acerca de los internados en el campo de Vernete (Vernet d'Ariège), donde las autoridades francesas agruparon a gentes variopintas, desde delincuentes comunes a los detenidos políticos, pasando por lo que Aub denomina la morralla: republicanos españoles, europeos antifascistas de diversos países, judíos, exbrigadistas internacionales, vagos, etc.

He aquí un capitulito del libro que viene a propósito:

Clasificaciones

Hay tres clases de hombres:
A) Los que cuentan su historia.
B) Los que no la cuentan.
C) Los que no la tienen.

Otra clasificación, según la lengua:
A) Los que no tienen lengua.
B) Los que la tienen mala (que son todos los que quisieran tenerla buena,y se vengan de sí hablando mal de los demás)
C) Los que teniéndola no hacen uso de ella, callando por no hablar, porque les tiene sin cuidado.
D) Los discretos (género que se extingue, sin remedio)





El tono de ironía mordaz no desfigura la realidad de los personajes de los que se habla. Como el gracejo continuo que emplea el autor no oculta la entidad de unos individuos o la desnudez anímica de otros. Son  esbozos acerca de la precariedad humana, en este caso sometida a una situación de privación de libertad, que es cuando más suele llevarse al límite. Pero esbozo no quiere decir levedad. Max Aub hace definiciones más bien contundentes, bien trazadas, reforzadas por la ocurrencia de elegir a un miembro de otra especie para hablar de la nuestra, algo que no es nuevo en la historia de la literatura pero sí resulta bastante gratificante e ingenioso. Tal parece que un individuo de otra especie estuviera más capacitado que uno de la humana para saber vernos, sintiéndose un observador sin reservas, alguien que pone el dedo en la llaga sin el compromiso de callar acerca de nuestras propias vergüenzas. Y por otra parte, siento el eco insustituible de un enfoque cervantino que no se debe subestimar, como ejemplo recojo esta observación titulada

De la fantasía

Creen los hombres lo que les conviene y fingen ignorar lo que no. Así siempre se sorprenden; que el gusto de todos implica el propio desencanto. No hay dos deseos iguales, y un solo mundo; no quieren atenerse a él y cada quisque se figura otro. Después lloran su fantasía como perdida realidad; lágrimas verdaderas sobre cadáveres imaginarios Teniendo el remedio tan a pico lo desconocen queriendo. Culpa de la imaginación que es su gusto.

Max Aub no se limita a relatar los comportamientos o caracteres de los internados por su condición reclusa, sino que la extiende, de tal manera que muchas veces el lector se pregunta qué hay en los comportamientos humanos y sociales de libres o de sometidos al ejercicio de penar. Es cierto que se trae a lo largo de todas las descripciones un juego entre externos e internos, guardianes y detenidos, como les nombra alternadamente. Pero el ejercicio crítico funciona con mesura pero certeza. Aub habla de las jerarquías, de la división de los hombres, de la limpieza, de los médicos, del dinero, de la imaginación, de la lógica, de las guerras, del ahorro, de la muerte, de los documentos, de la especie, de la estética, del olvido, del fascismo, de la poesía…La brevedad con que lo hace invita al lector a recrearse más en el pensamiento. Y lo que en un aforismo sería conclusión irónica o sarcasmo al final, aquí esa actitud se mueve a través de cada línea de la descripción.

Los hombres se dividen en internos -presos, internados, detenidos- y externos -militares con o sin graduación-. Los segundos son seres inferiores y uniformados, que están al servicio de los internos, narra agudísimo el autor. Manuscrito cuervo me ha arrebatado como hacía tiempo que no lo hacía un libro de ese género. Y Max Aub sigue siendo tan desconocido en este laberinto (nada mágico, Max) llamado España...



 
Manuscrito cuervo. Historia de Jacobo, de Max Aub, está editado por Colección Ediciones a la carta. Granada 2011.

8 comentarios:

  1. Lo que yo he leído de Max Aub es muy diferente. Leí, hace años, su novela Jusep Torras Campalans, que es como una biografía, y uno de los Campos, creo que el primero. Lo que más me impactó fue el Campo, que creo que era Campo cerrado. Las descripciones eran tan intensas que se me han quedado grabadas, cosa rara que tiene la literatura a veces, que cuando es buena acaba siendo como un recuerdo: hay un momento en que el protagonista toma un tranvía en el Paralelo barcelonés, y va contando las calles, y mediante la técnica del contrapunto va mezclando sensaciones, pensamientos y visiones. Grande Max Aub, que tiene una frase mítica; en una ocasión le preguntaron de dónde se sentía. Y el respondió que uno era de donde había estudiado el bachillerato. Y una vez más tenía razón.

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  2. Ramón, pues ya has leído bastante, porque normalmente nadie lo cita. Sí, su serie "El laberinto mágico" (Campo abierto, Campo cerrado, etc., creo que son seis libros) es importante para una interpretación de nuestra intrahistoria. Ya por los 60 escribió otro libro interesantísimo, "La gallina ciega", pero son obras imprescindibles para quienes deseen ahondar en la idiosincrasia y la influencia de los acontecimientos en los españoles.

    Un librito que se ha reeditado en tiempos actuales con mucho éxito es el surrealista "Crímenes ejemplares", no tiene pérdida. "Jusep Torras C" nunca he llegado a leerlo. Y "La calle Valverde" lo dejé a medias.

    Un abrazo.

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  3. Suena muy interesante, quizá no sea tan fácil de conseguir por acá. Yo leí "Yo vivo" y varios de sus curiosos micro relatos, tengo entendido que fue uno de los precursores del género.
    Un abrazo.

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  4. Diana. Es una edición reciente y minoritaria la de este texto de Aub. Mira, "Yo vivo" no lo conozco, lo buscaré. Pero si tienes oportunidad no te pierdas "Crímenes ejemplares", pues es una gozada.

    Gracias por pasearte por aquí. Un abrazo.

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  5. Había oído referencias sobre La gallina, pero nada sobre los Crímenes. ¿De qué año es?

    ¿Sabes que me ha cogido ganas de volver a entrar en el mundo de Aub? Empezaría por la gallina y seguiría con esa sorpresa surrealista que citas.

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  6. Ramón, creo que los publicó en 1957, pero hay ediciones en vigor. Son lo que se llaman ahora minirrelatos. La que tengo es de Editorial Calambur y hay una edición muy bonita en Ediciones Media Vaca (ilustrada)

    Te creo lo de que te haya entrado gusto nuevamente por Aub, pero hay que situarse en un tiempo y en un país, algo que no creo te cueste mucho si al menos viviste las décadas de los cincuenta y los sesenta pasadas.

    Si me permites, el de Crímenes es mucho más corto que la Gallina, empieza por él que además te lo pasarás muy bien.

    Un abrazo.

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  7. Ahora que hemos entrado en contacto, ¡qué placer comprobar que alguien se acuerda de Max Aub! Autor difícil de clasificar y que no ha recibido el trato que se merece dentro de la literatura en lengua castellana, como tantos otros que sufrieron el exilio o que se mantivieron al margen de la parodia literaria de la primera posguerra. Con la literatura catalana del exilio pasa algo parecido.

    En mi bloc le dedique un apunto a raíz de la publicación de "Juego de cartas".

    Aprovecho la ocasión para saludarte, y ya nos iremos leyendo.

    Enric

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  8. Y tan difícil de clasificar, y bien prolífico, Enric. Pero muy olvidado. Este país es tan injusto como demencialmente ingrato con su propio pasado. Si se suma la razzia cultural de la guerra (ni Mao la debió hacer tan gorda) por parte de los vencedores a la tradicional ignorancia y olvido de los españoles, el resultado es el que es. Y ya no recuperamos a los escritores del exilio así como así.

    Bienvenido, pasa cuando gustes.

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