domingo, 1 de abril de 2012

escritura versus memoria



los inquietantes textos antiguos; aquellos que cuestionan algo que hemos considerado durante siglos un avance inapelable, tal como la escritura; leer en el Fedro, de Platón, este fingido diálogo critico y sabroso resulta sorprendente a estas alturas:


"Sócrates

Puedo referirte una tradición de los antiguos, que conocían la verdad. Si nosotros pudiésemos descubrirla por nosotros mismos, ¿nos inquietaríamos aún de que los hombres hayan pensado antes que nosotros?

Fedro

¡Donosa cuestión! Refiéreme, pues, esa antigua tradición.

Sócrates

Me contaron que cerca de Naucratis, en Egipto, hubo un Dios, uno de los más antiguos del país, el mismo a que está consagrado el pájaro que los egipcios llaman Ibis. Este Dios se llamaba Teut. Se dice que inventó los números, el cálculo, la geometría, la astronomía, así como los juegos del ajedrez y de los dados y, en fin, la escritura.

El rey Tamus reinaba entonces en todo aquel país, y habitaba la gran ciudad del alto Egipto, que los griegos llaman Tebas egipcia, y que está, bajo la protección del Dios que ellos llaman Ammon. Teut se presentó al rey y le manifestó las artes que había inventado, y le dijo lo conveniente que era extenderlas entre los egipcios. El rey le preguntó de qué utilidad sería cada una de ellas, y Teut le fue explicando en detalle los usos de cada una; y según que las explicaciones le parecían más o menos satisfactorias, Tamus aprobaba o desaprobaba. Dícese que el rey alegó al inventor, en cada uno de los inventos, muchas razones en pro y en contra, que sería largo enumerar. Cuando llegaron a la escritura:

«- ¡Oh rey!, le dijo Teut, esta invención hará a los egipcios más sabios y servirá a su memoria; he descubierto un remedio contra la dificultad de aprender y retener.

- Ingenioso Teut, respondió el rey, el genio que inventa las artes no está en el caso que la sabiduría que aprecia las ventajas y las desventajas que deben resultar de su aplicación. Padre de la escritura y entusiasmado con tu invención, le atribuyes todo lo contrario de sus efectos verdaderos. Ella no producirá sino el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; fiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; y das a tus discípulos la sombra de la ciencia y no la ciencia misma. Porque, cuando vean que pueden aprender muchas cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.»"


en tiempos de reproducción con medios ultramodernos, ¿no suena a llamada de atención la fábula egipcia que pone Platón en boca de Sócrates?; ¿no nos hemos entregado a la supuesta verdad de lo escrito y abandonado la memoria que se transmitía oralmente de generación en generación?; ¿se compensa con la invención del estilo, literario o no,  la pérdida de lo que antes se recordaba?; ¿no rehacen y recrean los nuevos sistemas de imágenes lo realmente acontecido?; ¿sonará el pasado de los hombres a verdad histórica o más allá de la escritura y de las imágenes dominantes se revivirá una ficción?; sabes, a veces pienso en el trabajo de los prehistoriadores y arqueólogos reconstruyendo, no obstante los datos y las informaciones, con idealidad lo que se supone que fue; me dirás que eso no ocurrirá en el futuro, dada la cantidad de información registrada sobre nuestras vidas y sociedades; me dirás que precisamente gracias a un cierto tipo de literatura las generaciones venideras podrán saber cómo vivíamos; pero ¿lo sabrán realmente?; ¿no es el lenguaje precisamente  -escrito o en imágenes-  el intermediario que nunca nos acaba de trasladar la verdad?; en su efecto de aproximación, los lenguajes caracterizan los hechos, pero ¿los explican y nos lo hacen saber?; no sé, tengo la impresión de que siempre siempre se procede a una puesta en escena en la vida; que se puede relatar pero difícilmente palpar lo acontecido; tal vez hay algo de misterio en esa masa enrevesada denominada tiempo que se venga de los humanos condenándoles a no acabar de saber de sí mismos



(La imagen está extraída de El País de hoy. Fotografía del esqueleto de un español fusilado en Sevilla por los facciosos sublevados contra la República en 1936)  

14 comentarios:

  1. Qué fascinante reflexión, Fackel, has tocado un tema que me llega mucho. Se ha hablado durante siglos de nuestra percepción de la realidad. No sólo el lenguaje, también la memoria manipula los hechos vividos, de manera que nunca, nunca reflejan la realidad tal como fue. Quizá un robot tendría una memoria perfecta, pero nosotros le añadimos un componente emocional que distorsiona, pero le da un valor a lo recordado.

    Y respecto a las palabras de Sócrates, él seguía aquella filosofía del “verba volant, scripta manent” (las palabras tienen vida cuando se pronuncian, cuando se escriben están muertas), y por eso nunca escribió nada, pero si no hubiera sido por la pasión escritora de su discípulo Platón, nunca hubiéramos sabido quién era ese tal Sócrates. Y cuánto nos hubiéramos perdido. Por muy imperfecta que sea, yo voto por la palabra escrita.

    Hiniare (silenciosa pero seguidora fiel).

    ResponderEliminar
  2. En mí caso la escritura es primordialmente un modo de hacerme compañía. Y más allá tal vez devenga ese misterio de los tiempos. El tiempo que se posa en sus ramas y lee. La sabia, las palabras movientes, emoliente para aquellos que no necesitan más que un estante bien ordenado, donde venga relatada la tautología. En parte creo que Sócrates necesitaba “amigos” y no escribir daba un poco muestra de ello en aquella época. Ya lo haría otro en su vez, y pondría la “polis” en su sitio, todo bien ordenadito. Sócrates sabía que aplicar una creencia a la vida cotidiana era harina de otro costal. Dices “los lenguajes caracterizan los hechos” de tal manera que la historicidad, la emanación de la historia, es infidente, y tal vez así lo sea. No nos explican más de lo que nos dejan ver. Lo que algunos quieren ver. Bueno, hay quien piensa todavía que el genocidio nazi no existió.
    Proust escribía no para recordar, si no para acariciar la dispersión. Supongo que la memoria en su caso era secundaria o derrotada. Hace poco intercalé en una de mis últimas “caóticas” entradas esta frase de Karl K. “Mi idioma es la puta universal a la que yo debo convertir en una virgen”. Por lo menos, el idioma, el lenguaje, la escritura, la literatura son herramientas para interpretar los signos con la supuesta astucia de cada ser. Me temo que ahora “en tiempos de reproducción con medios ultramodernos”… la cuestión se vuelve un poco insoportable. Creo que intentan que perdamos el poder de asombrarnos. No, no lo conseguirán en absoluto. Un delito contra la humanidad, es un delito contra la humanidad. También secundo el comentario de hinaire, moriré con un libro entre las manos...

    Un cordial abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Vamos allá a ver cómo me sale: Las palabras de cualquier lenguaje podrían ser como piezas de un puzzle de "plastelina". La voluntad puede obligar al autor a "forzar" las piezas para que le encajen conforme a su idiosincrasia. A partir de ahí......podemos esperar cualquier cosa. ¿Podría ser subjetividad?
    Nunca podrán encajar perfectamente la objetividad con la subjetividad, de otro modo se acabaría el juego de los pensamientos convertidos en palabras.
    En fin, Fackel, no doy más de sí, ya lo sabes, mi estructura básica resulta demasiado simplista, eso si la voluntad, siempre la mejor y dispuesta a seguir aprendiendo mientras ello sea posible. Bs.

    ResponderEliminar
  4. A mí, la escritura que más me convence, más me emociona y más me llega, es aquella que en forma de nota musical, se deja caer en el pentagrama: ese lenguaje universal que se torna en respuesta, pese a su forma abstracta.

    Por otro lado, siempre que se trata de "comunicar", ya sea de forma verbal o escrita, tiende a "ganar" y "perder", por el simple hecho que cuando algo objetivo se vuelve subjetivo, esos añadidos son "aliñados" con elementos no existentes o cercenados... recuerdo situaciones de pequeño, porque me las ha contado mi madre, mi padre; en muchos casos, creo que he vivido situaciones y no estoy seguro del todo pues sólo la memoria me los presenta sin testigos, y ésta, está "manipulada" por el paso del tiempo...
    En otras ocasiones, me he despertado de un sueño y me ha costado adaptarme a la realidad (si es que ésta es tal...), para "negar" que el personaje que volaba en el sueño no fuese yo, y que tal cosa nunca ocurrio...

    Un cordial saludo utopazziano.

    ResponderEliminar
  5. Muy buena reflexión, acabo de llegar al blog, muy bueno...saludos!

    ResponderEliminar
  6. El famoso episodio del Fedro, finalmente, me resulta como esas tías abuelas victorianas a las que se convidaba por navidad y que observaban, calladas, el mundo de las novedades, convertidas en pivotes de otros mundos posibles, sendas del bosque cegadas por la espesura de la historia no narrada. Un señal de aviso, un complemento de aquel otro relato de Prometeo y el robo del fuego, la aparición de Pandora y todo lo demás. El peligro de la tecnociencia y de la cultura, del librepensamiento o de la liberación de tutorías. Podemos hacernos más tontos sin tutores, le decían a Kant como respuesta a su célebre Sapere Aude. No tengas demasiado interés en saber la letra de todos los libros porque habita allí la perdición, afirmaban Tomas de Kempis y otros. Y yo me tomo en serio sus dudas. La escritura, como todas las actividades susceptibles de explicarse como conductas adictivas, es peligrosa.Sin embargo, con Hörderlin, creo que allí donde habita el peligro habita la salvación. Es soberbia colocar mis torpes ideas a la altura de Platón pero lo hago, ahora, cada vez que tecleo y escupo ocurrencias. La escritura -su abundancia - puede ocasionar estragos, puede cegar la memoria, romper con la lectura en vertical (o profunda). Es el riesgo de la muerte, lo de siempre. Como dice cc rider en la nota anterior, tampoco es virgen la memoria ni la oralidad, tan propensas ellas a la deformación, al cambio de digos por diegos, a caer en la reiteración de esquemas de simplicidad memorística y otras desilusiones.

    Todo es peligro y la probabilidad de ser idiota, malvado o monstruo SIN DARSE CUENTA es algo que está ahí, que percibimos medio en sueños al mirarnos en el espejo, al callar la mente ante ciertas emociones... También podemos reconocer nuestro idiotismo y, con mala fe, ocultarlo tras palabras huecas o citas de santos y santones(¿hago yo eso ahora? ¿soy auténtico en mi decir? ¿estoy comprometido con la realidad o sólo estoy mostrando fuegos de artificio? ¿qué siento realmente ante el esqueleto de la fosa?¿Qué hay detrás de lo indigno o dignidad o justicia o reparación? ¿Por qué leo y contesto?)


    Sin querer perder el respeto, digo con los Stones: I know it's only rock 'n roll but I like it, like it, yes, I do. Y, susurro, modestamente, que hay algo ahí fuera que a veces creo reconocer en la escritura. La escritura, ensimismándome en sus fantasías, a veces me abre una puerta hacia el afuera. O eso me parece.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Por supuesto, Hiniare. yo también voto por la expresión escrita, ¿o no se nota?, jaj. Pero eso no debe impedir que nos hagamos preguntas, que busquemos las tretas y las justificaciones, los desvaríos y las manipulaciones. El componente emocional que añadimos tampoco es íntegramente emocional, puesto que nos sometemos a una o varias ideologías, a una o varias culturas.

    Lo que me conmueve cuando leo textos clásicos es la agudeza que ya entonces manifestaban los pensadores de su tiempo. Otra cosa es que sea dentro de su percepción y de sus civilizaciones.

    Gracias por esa fidelidad.

    ResponderEliminar
  8. Los hombres se van. Sus hechos permanecen. Sus dichos fenecen cuando cierran la boca por última vez. La autenticidad se va con el muerto.Lo que dejaron escrito,alterado, exagerado, manipulado, irreal, subjetivo, objetivo, ficción, ensoñación etc deja constancia de que existieron. Leer no deforma si la forma es concreta, si se aprende por definición, no por inculcación.
    Todo lo escrito escapa a la transformación que exijen los tiempos.
    Nada es exacto ni escapa al juicio ajeno. Frases inmortales, relatos sabios, fábulas consejeras, experiencias,conocimientos. Tantosy tantos escritos,inagotables, letras conbinadas que ejercen efectos positivios o negativos. Sentencias, al fin y al cabo, que heredamos como descendientes de nuestros antepasados.

    Muy bueno Fackel, si no lo escribes ni nos enteramos,.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Bien por esa compañía, buena compañía. ¿No es frecuente que hablemos con nuestra propia escritura, ccRider?

    Estupenda expresión la que haces, y que comparto. Bueno creo que comparto de una manera u otra todo lo que exponéis, hay como una cierta inquietud indagatoria en todos nosotros, con mayor o menor acierto, no lo sé, pero estupenda.

    Aplicar una creencia a la vida cotidiana no sé si es harina de otro costal o un error manifiesto. Puesto que la creencia está impregnada de ideología y puede desvirtuar la misma realidad. Y el que no quiere ver es por mala voluntad, por insuficiencia cultural o porque busca preservar su seguridad tras loque "se da por seguro", que suele no serlo. Mira también la ideología de la URSS en qué acabó.

    La cita de Kraus, que no recordaba, es de una ironía atroz. Algo así como misión imposible. Pero tal vez a veces el esfuerzo del lenguaje sea la búsqueda d elo imposible, ¿no? Y la frase de Prous, me fascina, probablemente porque me encuentro reflejado en ella. Parece mentira lo sorprendente de esta vida. Que la escritura es herramienta, no me cabe duda, pero si es aún válida o se queda corta, si indaga suficientemente, si el estilo literario compensa...todo eso puede seguir estando en cuestión.
    Pero creo que todos los que andamos por aquí somos ciertamente fieles de ella.

    Lo de morir con un libro entre las manos...sospecho que, salvo un proceso de degradación mental o visual, a muchos nos puede sorprender la Parca de esa guisa. Claro que yo preferiría morir como mi abuelo paterno: echando un trago de clarete del porrón (sic)

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Por Zeus, Emejota, que lo que dices es tan aceptable como cualquier otra opinión, no te me pongas flaca. Obviamente, hay mucho de puzzle (el discurso) y mucho de piezas (las palabras, las sintaxis) Naturalmente, se puede escribir solamente para describir, bajo la creencia, ideología o subjetividad propia, o se puede intentar algo diferente. En la expresión literaria hay de todo. Pero debemos reservarnos la capacidad crítica personal, la que nos aprocima o nos aleja de tanto escribiente como hay hoy día, muchos de ellos triviales y algunos hasta facinerosos (y estos tienen su clientela)

    ¿Que objetividad y subjetividad no pueden casar? Revísate el concepto de mercancía. Impregna a la cosa e impregna a la persona. Y el proceso por el que los humanos somos mercancías alguno lo llamó alienación. Pero este tema es largo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Pues bienvenida, Soledad, pasa cuando gustes.

    ResponderEliminar
  12. Utopazzo. Me das tanta envidia que tiraría ahora todas las palabras a cambio de saber hacer, oír e interpretar música. Por otra parte, la experiencia que relatas de tu infancia es muy interesante. Algo así he llegado a percibir. Naturalmente, nos formamos con elementos externos y eso es una riqueza además de la propia biología cultural de la especie.

    ResponderEliminar
  13. Como siempre, Luis, tus argumentos me desbordan y enseñan. Tampoco se trata de rebatir a la línea unos puntos u otros. Mi sistema es quedarme con aquello que capto y me azuza en estos momentos. Esa idea, por ejemplo, que dices: La escritura, como todas las actividades susceptibles de explicarse como conductas adictivas, es peligrosa. Sin embargo, con Hörderlin, creo que allí donde habita el peligro habita la salvación. (Aprovecho para preguntarte si has leído Archipiélago; ha salido recientemente una edición bonita; y cómo lo valoras, pero eso para cuando tengas un rato) Mira, no creo que nuestras pretensiones sean más vanas o más leves que las de los clásicos; nos asisten los mismos derechos, las mismas búsquedas, los mismos rescates o las mismas condenas, ¿no? A mi lo que me interesa, sobre todo, es comprobar por mí mismo, sin desdeñar, lógicamente las sabidurías pertinentes.

    Todo eso de la posibilidad de ser idiota, malvado, etc., pues sí, pero creo que de adultos somos muy conscientes. Incluso cuando jugamos a Jano y ofrecemos dos rostros (bueno, a algunos se nos da fatal) ¿Hay algo que hagamos sin darnos cuenta? Depende de la exigencia personal, supongo. Pero las preguntas casi de ejercicio jesuítico (que es broma, pero me recuerda el estilo) que te planteas son preguntas que se multiplican a lo largo del día: ante una foto, ante los allegados, ante problemas concretos, ante lecturas, ante decisiones e indecisiones, ante emociones, ante tentaciones, ante seducciones…etc. No, a mí no me acucia en absoluto la idea de ser santón ni de ser salvable. Me interesa la constatación, aprender de la equivocación, lo cual no evitará que cometa una nueva, porque la naturaleza humana es muy golosa, pero es que las citas de los autores son descubrimientos. Es como si de pronto dijeras, anda lo que me pasa ya le pasó a Schopenhauer, por ejemplo, o a Camus, o a Jaume Cabré…entiéndeme. Lo que leemos ratifica nuestras indagaciones, no nos hace más acertados ni próximos a la verdad que es improbable como tal concepto absoluto, pero nos tienta. Puerta hacia fuera y, por qué no, gatera hacia adentro. El valor de la escritura, por mi parte (como la lectura) irrenunciable.

    Un abrazo saludable.

    ResponderEliminar
  14. Aunque no lo hubiera dicho, Gene, el tema está ahí. No sé si quedan los hechos de los hombres, sino un magma, un totum revolotum donde no se sabe quién fue más hacedor que quién. Para las finanzas y las grandes corporaciones transnacionales ellos son autores y demiurgos de casi todo, porque su concepto de realización es el poder de que disponen. Pero ¿esa es la obra humana? Volviendo al tema. Yo diría que lo que se va con el muerto es el misterio en que ha vivido de vivo. Porque nos acompaña el misterio, el enigma, lo desconocido, la sombra. Como parte de nosotros, no me refiero a algo ajeno, que pasa por ahí. Acaso leemos, escribimos y hablamos para descifrar esas estancias invisibles que ocupan la mayor parte de nuestro cuerpo, de nuestro ser. Y para conjurarlas, desenmascararlas, tocar sus esencias. De ahí que nos pierdan nuestros propios sueños y los desentendimientos con los próximos y los lejanos.

    Soy benévolo como tú. Acepto aportaciones, pero me reservo el derecho de admisión ante mucha mierda que hay en el conglomerado humano.

    Buena noche y un abrazo.

    ResponderEliminar