jueves, 18 de agosto de 2011

dieciocho de agosto


No me cabe duda de que somos siempre los mismos los que ponemos la otra mejilla. Es curioso que los que toda la vida han gozado de privilegios -para dirigir en posición clasista la sociedad, para ocupar los espacios públicos, para beneficiarse en los privados, para expresarse sin límites, para vivir a costa del erario público- pretendan ahora volver la oración por pasiva. Se sienten agraviados, ofendidos, ¡perseguidos! incluso. Que monten, pues, su numerito (cuidado con el efecto bumerán), que se recreen en su cursi estética, que se crean que son herederos de las alturas. Su espectáculo tiene un guión y una música caducos, pero sospechoso. Esta vez se han descubierto. Su rostro intolerante y negador de la libertad de los demás les delató ayer en Madrid. Esa gente tiene muy claras sus ataduras a este mundo. No sabrían qué hacer de no tenerlas. Y se saben respaldados por los poderes reales. Siempre me queda la esperanza del castellano viejo, que decía que esos son de los que predican pero no dan trigo.


NB. Por cierto, ¿alguien se ha fijado en los anuncios de empresas como Endesa, FCC, etc. en El País, dando la bienvenida a los actores que han convergido estos días en la capital de España? Más claro agua. Toma espíritu evangélico.


4 comentarios:

  1. Ego te absolvo (con la mano izquierda)

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  2. Es que están poseídos de dones que les otorga su gracia...entre ellos el de la oportunidad, llegan justo a tiempo de recoger las voces del 15M
    creo que esto traerá muchas lecturas, miles.
    me doy por absuelta también no?

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  3. Por mi parte, absuelta estás. Aunque pertenezco a los impuros, sin don de la Gracia.

    Gracias, Balbi

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