domingo, 24 de julio de 2011
Lo increíble es que nos ocurra a nosotros (Post of Norge)
Me escribe mi amigo Ö. H. Amundsen, de extracción social cristiana y conservadora, y lo hace agitado y convulso, timorato y retraído, extrañado y confuso, hipermoderado y a la defensiva:
Lo increíble es que nos ocurra a nosotros. No hemos hecho daño a nadie. Trabajamos para garantizar nuestro progreso y prosperidad. Integramos y proporcionamos medio de vida a algunas gentes venidas de fuera. Nuestro paisaje es exquisito y sumamente cuidado. Somos sumamente respetuosos con el medio, al menos con el próximo. Somos tranquilos y acogedores. Tenemos leyes y tenemos representación formal. Nuestra monarquía es simbólica y figurativa. Nuestro ejército era defensivo aunque las necesidades internacionales le ha vuelto cooperador. Nuestra policía no va armada regularmente. Se han respetado siempre los turnos de alternancia de gobiernos, en función de los resultados electorales. Nuestros partidos disienten entre sí, pero son moderados. Nuestro nivel de vida es elevado y todas las clases sociales se benefician de ello. La crisis de la economía en el sur del continente no nos ha afectado sustancialmente. Pero muchos van pensando que no sería lógico que tuviéramos que pagar por lo que no hemos generado. Nuestra prosperidad puede suscitar envidia pero no odio. Puede suscitar emulación pero no rechazo. Nuestro sistema educativo está plagado de recursos. Nuestra población no es extensa, pero sí muy tradicional. Es verdad que ciertos temores que creíamos lejanos, pero que en una situación de sociedad global se presienten próximos, han influido en la mentalidad de muchos ciudadanos. Es probable que los temores se traduzcan en inseguridad y la inseguridad en miedo. Es posible que el miedo haga que cierta gente se refugie en valores egotistas y arcaicos. Pero no es mala gente, es sólo gente que vacila y que se siente desprotegida. Es probable también que este bandazo en el pensamiento medroso de muchos ciudadanos haya reforzado un gobierno menos colaborador con el resto de los países, más conservador y más asustadizo. Hemos creído que sucesos como el de ayer les pasaba cada día a los afganos, a los paquistaníes, a los palestinos, incluso de vez en cuando a vosotros los españoles. Es la acción de un loco, seguro. Un ciudadano modelo que de pronto se ha perturbado. No puede haber sido por nuestro sistema. Demasiadas horas en Internet el chico, demasiado romanticismo histórico, demasiadas ideas de salvación compartidas por la Red. No, no puede haber sido por nuestro sistema. Por supuesto, quien piense que hay una conjura superior, o fuerzas organizadas del mal incitando al odio abierto, anda errado. No, no puedo entender que si ese chico odiaba a los islamistas haya volcado su rabia contra jóvenes de izquierda, por muy moderados e integrados que éstos sean. ¿O será que realmente a quienes odia es a los de izquierda, y más si son jóvenes, por aquello del futuro? No, amigo, no quiero creer en lo que me dices del huevo de la serpiente. Ya vivimos una vez hace setenta años uno de los efectos de aquellos huevos incubados nada lejos de nuestro territorio. No sé qué pensar. Estoy horrorizado y me cuesta asumir que el asesino sea uno de los nuestros. Estoy hecho un lío. Es increíble que nos pase esto a nosotros. El paraíso del primer mundo. ¿Se lo estará comiendo la serpiente? ¿Nos estará depositando sus huevos, como dices tú? No entiendo nada...
* Leo su carta con cierta perplejidad y bastante asombro. Creo que se debe recordar con sinceridad a los muertos de Noruega, en su mayoría jóvenes, que parece que por pertenecer a un país rico fueran menos muertos. No veo que en los blogs habituales se esté haciendo eco de la tragedia noruega, aunque sea para hacer aproximaciones a lo subyacente.
(La imagen que acompaña es obra del artista chino Xue Jiye)
Andaba tan desconectada del mundo sibilino que el otro día escuché la noticia a lo lejos. Era tan increíble que pensé que había entendido mal. Pero no, es cierto.
ResponderEliminarEl momento peligroso de este anciano continente parece que ya no está por venir: es.
Lo que me sorprende de la misiva que reproduces es esa cierta soberbia del "a nosotros no". Buen motivo para reflexionar.
Salud y saludos!
No, ya no quedan paraísos. Ni refugios. En Noruega se manchan cada año la consciencia con la sangre de más de mil ballenas...
ResponderEliminarAtaúlfa. La Europa desarrollada sufre del síndrome de la presunción de inocencia. Se ha creído alejada de la barbarie desde 1945 (al menos de fronteras para adentro, porque de fronteras para fuera, en la misma Europa ha habido hasta hace poco tiempo mucha violencia) También ha creído esa Europa rica e ingenua (respaldada por sus finanzas, sus transnacionales y sus ámbitos de infleuencia internacional) que la violencia era patrimonio de los subdesarrollados, de los bárbaros.
ResponderEliminarNo. Este chico no tan chico presuntamente asesino era de los nuestros. No es que haya manejado un arma o una bomba. Es que ha manejado durante tiempo una o varias páginas con ideología demencial en la Red. Y habrá que ver de qué fuentes ha bebido. Y qué serpientes venenosas están sembrado mentalidades netamente fascistas.
Creo que entenderás las ironías y aparentes contradicciones de la misiva adjunta.
Gracias por pasarte. Vive.
Rat, y quien es insensible a la vida de las otras especies es dudosamente sensible a la vida de la especie humana, ¿a que sí?
ResponderEliminarAlgo había oído sobre lo que citas, aunque ya sabes que los temas medioambientales son un tanto guadianas. En fin. Espero que al menos, ya que no se pueden devolver las vidas, los noruegos y, por extensión, todos los europeos aprendamos la lección cruel y terrible de lo que puede estar incubándose día a día.
Un beso.
racismo e ideologìa xenòfoba crece en el corazòn de la vieja europa, y eso no es una novedad,
ResponderEliminarconciencias alteradas, la locura homicida ..tampoco.
el pasaje a una sociedad multicultural comporta una mayor atenciòn por parte de las autoridades ya que -como se ha visto- personajes como Briev? tienden a manifestarse como nuevos "templares y quijotes"
un saludo, gracias por la entrada
Blas
Blas. Tienes tanta razón. Con frecuencia se han fundamentado los temores hacia el exterior, hacia lo bárbaro, lo extraño. Históricamente ha sido así. Y se descuidan los demonios interiores que son una causa permanente de intolerancia, desentedimiento y crisis de convivencia dentro de nuestras propias fronteras sociales. Ahí tenemos el ejemplo reciente.
ResponderEliminarSi pájaros como el asesino de Noruega quiere sentirse templario es su problema. Bajo ningún concepto le dejo que se considere Quijote. Nuestro Hidalgo era otra cosa, su locura nada tenía que ver con la infamia de los personajes abyectos.
Un fuerte abrazo.
Ayer leía en un determinado diario que mejor ni nombrar, que el presunto asesino noruego era una víctima más del cristianismo masónico izquierdista que acaba en extrema derecha. Independientemente de lo mezquino que pueda haber en utilizar esta noticia como arma política, lo que subyace en el fondo es el típico miedo a lo desconocido, la amenaza al Yo interno confundido con la realidad exterior, y ante la que se reacciona violentamente. Es decir, es una cuestión de pedagogía. De aprendizaje de la tolerancia, de la diversidad, del respeto a las diferencias, de educación para la ciudadanía, y sobre todo, del respeto a los Derechos Humanos como regla básica y fundamental de toda sociedad laica. Si esto se lleva a cabo, no creo preciso hacer bandera de un caso entre 4,7 millones para empezar a librar una batalla política, sino sencillamente higiénica.
ResponderEliminarSaludos, y un abrazo.
Hoy no me siento con instinto tremendista rodeada de estos bellos verdes valles e inmersa en la maravillosa vida bucólica en la que voluntariamente elegí vivir durante más de medio año desde hace más de dos lustros, a la espera de lo que ha llegado (en el campo a veces la vida se ralentiza) pero sí, he de reconocer que sí, "que han sonado las trompetas". Las del inconsciente profundo de nuestro continente, que salen los fantasmas de sus tumbas y que no me valen palabras ni actitudes. Es lo que hay, lo que toca y hay que apretarse los machos para poder soportar lo que se nos viene encima. Además el sol estará emitiendo llamaradas mayores de lo habitual que aumentan el estado iracundo de nuestra naturaleza. Mi mejor fórmula de supervivencia psicológica: el nihilismo.
ResponderEliminarLo siento, no se me ocurre nada mejor que escribir, los campesinos somos seres tan simplificados..... como mi Zola.
http://youtu.be/CYTQ6gpcuYA
Tómese la resurrección de la letra como la destrucción o el cambio asumido. Beso.
Los únicos paraísos que quedan son los paraísos fiscales, creados a costa de destruir todo lo bueno de la Tierra.
ResponderEliminarEl barco se hunde y aquellos que viven lejos de donde se produce el desgarro, se preguntan si habrá botes salvavidas para todos, sin entender que no habrá botes salvavidas para nadie.
O nos aunamos en la salvación del barco o habrá naufragio para todos.
¡Es tan facil hacer crecer esos demonios interiores! Da miedo.
ResponderEliminarComo siempre pagan justos...
Carlos. Tienes razón. Lo que más me preocupa es cuando la masa es manipulada en la misma dirección que esos periódicos propugnan y esas individualidades extremistas, prometen, y encima se dejan y entran al trapo. Por eso es necesario retomar los conceptos. Y el de Democracia no es el único pero es vital en este tiempo histórico. Tarea difícil.
ResponderEliminarEmejota. Me alegro si esa vida verde, edénica y apacible te aporta beneficios integrales. Me alegro. Entiendo que rodeada de belleza y hálitos relajados de la naturaleza estés como flotante y ausente de las crueldades del planeta (Qué lejana de la realidad de Somalia, ¿verdad?, y te lo digo sin ánimo de reproche alguno, no me malinterpretes) Aunque ya veo que ere smuy consciente de las realidades que s eprecipitan. Espero que no suene juicio final alguno, no seamos tan derrotistas. Sólo ADVIRTAMOS y no nos quedemos pasivos.
ResponderEliminarA los vitalistas nos cuesta ser nihilistas. Somos demasiado posibilistas como para aceptar una corriente de manera contundente y absoluta. Quienes creemos en la dinámica d ela naturaleza siempre damos márgenes a la recomposición del espíritu humano.
Un abrazo. (Escucho tu Haendel) Es brillante.
Camino, ya lo decía el Apocalipsis: "sobrevivirán los paraísos que los hombres han creado para beneficio exclusivo de sus minorías tiránicas..." Broma aparte, la cuestión es de qué barco hablamos, qué barco y qué viaje elegiremos, qué destino...Nadie lo tiene claro y dejarse ir como viajero pobretón o como polizonte...mala señal.
ResponderEliminarIsabel, los demonios interiores, tan desconocidos. Si los conociéramos a tiempo podríamos prevenirnos de ellos, pero veo que no hay manera.
ResponderEliminarGracias por pasarte.
Es que no me queda otra que morir en la brecha o morir más adelante, tras una vida atormentada, pero a sabiendas de haber disfrutado de algún tiempo de paz. Luego cuando duerma, cuando todos durmamos eternamente, un segundo, acaso menos antes de la pérdida de conciencia, al menos recordar que equilibré mi balanza, esa que a nadie importa más que a mi misma,sentir que hice todo lo que pude, por mi, por la vida, por los otros, por todo, por nada.
ResponderEliminar(y digo por mi primero porque para colaborar primero uno ha de creer que se tiene, medianamente).
Ahora toca descanso, placer y mucho, mucho dolor al contemplar y..... seguir viéndolas venir.
Lo siento, es que desde hace tiempo que se estaba viendo venir y con vistas a todo ello fui tomando cartas en el asunto, en la vida, en la propia, en la ajena, en la de mis descendientes. Ahora ya me toca recoger el fruto del otoño... casi invierno y hacer una digna salida del escenario, en silencio.
Aunque sea bastante nihilista, lo cierto es que todavía me siento vital.... será por ello que esté respondiendo de nuevo a tu post.
Me alegra que te guste la pieza musical ¿vital, verdad?. Beso.
Emejota. Ante tu texto sólo me impongo silencio. Respeto y reflexión. Muchas gracias. Acojo tus palabras como una lección de vida para el acervo de la mía propia.
ResponderEliminarLa pieza, sí, inmensamente vital.
Un beso.