martes, 17 de mayo de 2011
Miedo a la calle
El miedo a la calle es muy antiguo. Miedo a los navajeros y a los estafadores. A las busconas y a los soldados ebrios. A los guardianes de las esencias patrias y a los asesinos. A los mercaderes avispados y a la peste. A los invasores y a los gamberros. A los que predican misiones y a los que hacen levas. A la quinta columna y a los que desfilan al paso de oca. También miedo a los revolucionarios y a los que quieren tomarse la justicia por su mano. A raíz de la manifestación masiva del domingo, donde predominaban jóvenes pero donde se encontraron también gentes de edad avanzada, leo algunos comentarios en los medios. No demasiados. Se lee más en Internet y en los blogs que en los rotativos. Lo de las televisiones ha sido descarado, permanecen al margen negando la noticia. Nunca es fácil hacer lectura de los movimientos espontáneos. Naturalmente, siempre hay un margen para que este tipo de movimientos o manifestaciones en oleadas pueda ser manipulado. No tanto en origen -pienso que si hubiera algún ente que actuara sibilinamente desde la sombra se sabría- como en el curso de su desarrollo y futuras muestras y exhibiciones. Que el mundo del estatus probablemente tratará de capitalizar o de hacerlo degenerar. Pero que el miedo, y el desprecio, de los medios de comunicación a la calle haya sido tan patente estos días desafía la misma esencia del periodismo. Alguna vez creímos que la Democracia era el nirvana de los sistemas de vida más igualitarios. Y creímos que el igualitarismo era posible, para principal beneficio de las clases proletarias y subproletarias (perdón, las palabrejas no se usan, pero el concepto permanece vivo como la realidad) Pero el estatus la está poniendo en riesgo. La calle lo intuye. Hoy los gritos son muy moderados. Mañana, si no se afronta ni resuelve la inquietud, la calle hablará con otro tono.
"Es que si hay revolución todos lo vamos a pasar muy mal", dicen. Pues perfecto: lo pasamos todos muy mal, y no los de siempre. No hay nada que perder.
ResponderEliminarUn saludo.
Esto pasa por creernos la realidad de lo que nos rodea. Los hilos que la mueven son mucho más siniestros.
ResponderEliminarEsto pasa cada cuando en cuando. Ahora le toca a esta generación.
Algunos deberían tener la maleta preparada.Beso.
Gonzalo. Hay que pensar en hacer las cosas bien para que no lo pasemos mal. Perder o ganar son términos en función del juego. Pero estamos a tiempo de hacer las cosas bien, o al menos que no resulten catastróficas, si nos molestamos, claro, en ejercitar pensamiento, encuentro y acción adecuadas.
ResponderEliminarSalud.
Ya sabes, EmeJota, que la realidad que contemplamos, o que quieren que contemplemos, es la de la Caverna platoniana. Y claro que los hilos son muy siniestros, están encarnados, entre otros, en esos entes que se denuncian en la pancarta. Las grandes finanzas están echando un órgano a nivel mundial, utilizando el FMI, los Estados, los Mercados en general. Lo que resulte puede ser crucial y dramático para las clases sociales no pudientes.
ResponderEliminarTodo es muy sibilino y las chispas apenas las vamos a ir viendo. Tal vez un día, al despertar. Como los seísmos.
Calma y vigilantes. Un abrazo.
Ahora ya no se puede parar, la revolución está en las calles y plazas.
ResponderEliminarEsceptico, sin embargo, poco espero, creo que los del club Bildeberg ya lo tenían previsto.
Salud
Francesc Cornadó
Todos a la Puerta del Sol!
ResponderEliminarEscéptico como tú, Francesc, prefiero no llenarme la boca de epítetos. Con que haya un cierto movimiento que no cese y siga alentándonos ya me conformo.
ResponderEliminarHe vivido muchos desencantos como para creer a estas alturas en dios. Y sí, el club lo tiene todo previsto, las órdenes están dadas y se ejecutarán, según en qué momento, de acuerdo a qué circunstancias y con la brutalidad que haga falta si los díscolos de hoy no aceptan volver al redil.
Salud y Prudencia.
Gonzalo, al que le pille a mano, a mí no, pero puedo estarlo en efigie.
ResponderEliminarLa calle siempre ha sido el nido de la revolución, es posible que esto no lleve a nada de manera inmediata pero si sirve para que la gente empiece a tomar conciencia de como funciona el mundo y empiece a organizarse ajenos al sistema será todo un triunfo.
ResponderEliminarHay que ir plantando semillas para poder recoger los frutos.
Un saludo.
Hoy los gritos son muy moderados. Mañana, si no se afronta ni resuelve la inquietud, la calle hablará con otro tono.
ResponderEliminar¿ Qué tono?
Se trata de caminar hacia adelante y no hacia atrás o ponerse tras las barricadas.
En una entrada anterior me quejé de la laxitud de nuestra gente joven, por lo tanto, con lo que está sucediendo, estaré encantada de que vaya más allá del domingo y a nivel general y que remueva la conciencia no solamente de los políticos.
Raúl. Todo sirve. Lo que no sirve es callar y doblegarse. Un paso lleva a otro paso y éste a su vez a una conciencia de que se anda. Entre la fragilidad y la expectativa. Todo hace, y hay que cambiar muchas cosas.
ResponderEliminarPlantando. Un abrazo.
Vaya, Aquí, veo que empiezas a modificar tu visión. Bien, sea lo que sea, acontezca lo que tenga que pasar, de todo se aprende, te lo aseguro. Menos del inmovilismo. Pero no creas que soy optimista. Hay un conservadurismo atroz, egoísta y retraído que sólo piensa en poner zancadillas al avance. Y este país está pidiendo a gritos reformas constitucionales, cambios en reglas del juego y profundización democrática.
ResponderEliminarGracias por animarte y pasar por estas llamas.