miércoles, 27 de abril de 2011

Malena S. / 15


Hace unos días que no veo a Malena. El último trabajo de restauración le tiene muy ocupada. Eso dice. Esta mañana me ha despertado pronto su llamada telefónica. Michal, ha dicho, ¿te apetece ir a ver el Monasterio un día de estos? Porque nunca lo has visto, ¿verdad? No, ya sabes que no lo he visto, le he respondido algo malhumorado por llamarme tan pronto para esa fruslería. Mi antigua compañera Martina está allí de bibliotecaria, ¿me escuchas, Michal? Bostezo y noto la voz irritada de Malena al otro lado. ¿Y cuándo dices que hay que ir a Strahov?, le suelto indiferente. No he dicho que haya que ir, Michal, sino cuándo podríamos ir, si el señorito quiere, naturalmente. Para ser tan temprano se oteaba tormenta en el horizonte. Entiendo que sea tu día de descanso, Michal, ha insistido Malena. Pero si vamos a ir o, mejor dicho, si tú, querido, quieres ir, necesito decírselo a Martina para que esté disponible y nos muestre con libertad las bibliotecas. Ya sabes, fuera del horario de los turistas, y así como con más intimidad. Es una oportunidad única, porque podremos tocar lo que ordinariamente no se toca. ¡Y son tesoros lo que hay allí, Michal! ¡Tesoros! Claro, Malena, pero me coges desprevenido, déjame que revise mis turnos y lo piense. Mira, Michal, si no tienes ganas dímelo. De cualquier manera yo pensaba pasarme por el Monasterio, y eso que lo he visto un montón de veces. Seguro que si llamo a Jan no tiene inconveniente en acompañarme. Creo que la llamada se cortó en ese momento. Fue en estos términos aproximados la conversación que mantuvimos Malena y yo esta mañana. Su pasión por todo lo que son libros, y con mayor razón antiguos, le conduce a ejercer una presión desmedida sobre sus más próximos. Lo bueno que tiene es que si no nos ve a nadie convencidos de seguirla el juego ella no insiste y hace la visita sola. Por supuesto que iré a ver las bibliotecas. No es que me interese la teología, evidentemente, pero no quiero perderme algunas obras importantes con textos de los aristotélicos, por ejemplo. En bibliotecas históricas se encuentra de todo. La Iglesia ha sido muy propietaria de sus bienes, y eso mismo ha permitido que se conservaran sus tesoros, como diría Malena. Pero, ¿y si la Iglesia hubiera desaparecido? ¿Y si Hus, por ejemplo, hubiera triunfado? Son ideas que me vienen a la cabeza, pero tampoco me quitan el sueño. El pasado queda ya muy lejano, y es irreversible. Desde luego que iré con Malena; no puedo frustrar su ilusión.

4 comentarios:

  1. Hacer una Historia con el "y siii...." es ¡tan complejo! Tantas cosas han pasado, con tantos matices formadas.
    Si la Iglesia hubiera desaparecido en los tiempos de Hus, el radicalismo de muchas masas hubiera llevado a la quema de los archivos y de muchos edificios que hoy son un gran tesoro cultural. Pero esto es complejo analizar. Mejor que estas cosas no te quiten el sueño, :D

    Un saludo!

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  2. Digamos que más que no poder frustrar su ilusión, no le queda más remedio que ceder a su chantaje. Ya sabes, esa manera sutil que tienen las mujeres para convencernos.
    Saludos, y un abrazo.

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  3. De acuerdo contigo, Aparicio. Siempre he pensado que el "y si..." no sirve, que en la Historia si las cosas han sido como han sido es porque no podían ser de otra manera. Aunque hubieran podido ser de otra manera si los factores...Oh. ¿Te das cuenta de la tentación? Un hecho es un hecho definitivo porque se ha precipitado, motivados por lo inevitable. Pero paralelamente, hasta ese desenlace ineluctable, las posibilidades se han mantenido como espadas en alto. No me hagas poner ejemplos, que tú mismo los conoces.

    Pero la Iglesia también ha tenido sus destrucciones...Recuerda el caso de la persecución de Hipatia de Alejandría...

    Saludos.

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  4. Huy, Carlos, hay muchas comentaristas en antena, seguro que te arriesgas a que te respondan, jaj. Bueno, maneras sutiles y maneras tenaces. Pero Malena es Malena.

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