jueves, 17 de marzo de 2011

Los Kamikaze



No desenvainan la katana. Tampoco echan un trago de sake. No suena en su honor el taiko, pero vibran ya como el sonido del gran tambor. Puede que ni siquiera piensen en evocaciones ni símbolos. Escuchan las normas actualizadas impartidas por sus coordinadores. Se enfundan en la armadura del tiempo que van a vivir. Confían en la cápsula que les aísle. Si pudieran respirar no lo harían. Pueden pensar pero no lo hacen. Sólo lo justo y en una dirección. Utilizan su pensamiento como herramienta de alta resolución. Han aislado sus emociones. Han dejado atrás sus afectos, para que no les afecten. Sus neuronas exudan pero su piel no lo reproduce. No se dejan influir por la ficción. Esto no es una película. Esto es la prueba. No adelantan acontecimientos. Repiten las cláusulas de cada actividad repartida. Se saben sus papeles. Incluso alguno sabe más de un papel por si tiene que tomar el de otro. El más gracioso hace broma. Son unos fontaneros cualificados cuyo empeño es atajar el desperfecto. Los que les ven les despiden como si fueran a participar en un campeonato. Sin euforias pero con estímulo. Van a actuar en un campo cerrado. Son minoritarios entre lo minoritario. Si conocieran los mitos griegos recordarían el Laberinto. Van a buscar al Minotauro sin saber que se llama así. El Minotauro empieza a tener cautivos que no sólo están dentro. Tal vez ellos sean los más arriesgados, pero no los únicos. ¿Qué le dirán al monstruo cuando vean sus fauces? Saben qué tienen que decirle. Saben qué tienen que hacer. Tienen que atajarlo como sea. Callarlo. No es una figura el monstruo. Es algo más. Es casi el Todo. Pero ellos no subliman al monstruo. No imaginan a la fiera. Conocen su esquema. Sus tripas, su forma, su cubículo. No imaginan que el monstruo no es cada pieza por separado. No es una geometría, ni un líquido, ni un gas, ni un calor. Aunque necesiten comprender su forma, su estado, su manifestación. ¿La comprenden? Llevan el dibujo del Minotauro en sus mentes, en su aplicación informática. ¿Suficiente? En el exterior todo el mundo está expectante sin darse cuenta de que acaso también ellos están ya dentro del Laberinto. Ahora empiezan a entender de qué materia está hecha la fuerza del Dragón.


Suerte, suicidas.






(Fotografía de Kukasabe Kimbei)


4 comentarios:

  1. Los medios periodísticos llaman héroes a los empleados que permanecen afrontando en directo las tareas de evitar la catástrofe en la central nuclear de Fukushima. Deben serlo, sin duda. También los kamikaze del Ejército Imperial fueron calificados como tal por el gobierno japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Puede que lo que les vincule sea el arrojo y la destreza en su cometido, y nada más. Los kamikaze estaban plenos de fanatismo. Los empleados que se enfrentan al dragón para que contenga su fuego lo hacen para salvar vidas, evitar la catástrofe, limitar el mal. No sé, habría que indagar en los resortes psicológicos de unos y de otros para saber qué comparten y qué les diferencian.

    De momento, la población japonesa espera mucho de estos hombres que se la juegan. Luego vendrá el debate. El de Japón y el del resto del mundo. Saber qué podemos esperar de los lobbies de la energía nuclear. A ver si descubrimos de una santa vez que el mal, el enemigo, el monstruo no es el Dragón ni el Minotauro. Que hay una élite de hombres de poder y de organizaciones en el planeta que activan al monstruo siempre. Por razones meras de poder y dinero. Sic.

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  2. Me gusta mucho la imagen.
    Cuando en los medios de comunicación insistían en llamararles "heroes" no pude evitar relacionarlos con los kamikazes. Me ha gustado leer tu entrada. Un fuerte abrazo.

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  3. Emejota, la imagen es espléndida, y que sea obra de un fotógrafo del siglo XIX y un tercio del XX le otorga más mérito.

    Los medios de "comunicación" buscan enseguida los términos esterotipados, y suben y bajan a los hombres en función de logros e intereses velados. Cuando escuché lo de héroes enseguida pensé en su extremo, muy japonés, el héroe suicida, porque, antes o después, recogerán la herida que les cause la fuga radiactiva. Tremendo.

    Gracias por seguirme. Un abrazo fuerte.

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  4. Imagino, y solo imagino, Teresa, que la gente que está intentando afrontar el riesgo y corregir en lo posible la barbarie, son gente preparada técnicamente, con la mente fría y posibilista, con fe ciega en la ciencia hasta los límites que ésta les haya otorgado en cuanto a poder y conocimiento. Y me gustaría saber, acaso algún día nos lo cuente alguien, qué dosis de convencimiento y arrojo hay en cada uno en línea puramente humanista, salvadora, algo así como "o lo arreglamos nosotros o esto no tiene solución", y nuestros hermanos deben ser salvados. Con todo, es esta versión emocional y profunda la que más nos debería interesar, para valorar su sacrificio.

    Bienvenida y vuelve cuando te plazca.

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