lunes, 7 de marzo de 2011
El grito incesante
El grito resuena cada vez más desgarrador. Y en relación inversamente proporcional nuestro oído se dirige a otra parte. No, a ninguna. Nuestro oído es sordera, desprecio y olvido hacia quienes lo emiten. Sólo tenemos atención para nuestro propio interés. Propio de la ceguera en ciernes, no queremos mirar. Nunca hemos sabido hacerlo. Es bonito hablar cristianamente del prójimo y del amor y de solidaridad con el mismo. Pero inútil e hipócrita. Ese eslogan lo vengo oyendo toda la vida, incluso se ha trasladado al plano laico. Sólamente se trata de una artimaña para sujetar esa parte de nuestra conciencia que sabe que las cosas no están bien. Que no está bien que nuestras formas de vida cómodas estén propiciadas por las riquezas que otros no logran nunca tocar. Y esos otros son sólo grito. No. Y sangre, y dolor, y desgracia e ignominia. No vale consolarse con recordar que en las naciones occidentales también hemos pasado por ello. No vale enrocarnos en la impotencia de nuestros miedos. Pero no el miedo al bárbaro, al vecino del sur, a su cultura que se va transformando. Ésa es la excusa. Nuestro miedo está sobre todo en los riesgos de nuestro propio statu quo. Y los que lo fomentan son los que dentro de la casa occidental organizan, deciden, se aprovechan e ignoran a los otros. Pero si mañana el miedo está justificado por esos otros hombres del grito y su deseo de némesis, al menos no os escandalicéis. Ya. Siempre quedará el recurso a justificar la masacre (la de ellos) Y de esa manera habremos suprimido el grito. Mas, ¿de verdad creéis que se puede eliminar lo más antiguo de la humanidad?
(El mismo profeta Leví del mismo artista Alonso Berruguete)
Nunca creí que Occidente estuviera interesado en que cambiara el Norte de África sin su control. A los libios se les va a dejar con el culo al aire. Los intereses en petróleo son demasiado altos como para permitir una situación arriesgada. Ya verás como de esta sale Gadafi y reforzado. ¡Viva Occiente y sus causas justas!
ResponderEliminarme alegra saber que tengo "Mi ojo" para leer. es bello que circunstancias así me alegren. por eso siento que tengo que decir: gracias. te abrazo fuerte.
ResponderEliminarComparto, Perséfone, tu comentario. Y tal como van las cosas, incluso a los que no nos gustan las intervenciones militares en abstracto, consideramos que tampoco se puede permitir la masacre del bestia de Gdafi y su familia. Claro, ahora empezamos a enterarnos de que Europas, USA y Rusia, y supongo que China, le armó hasta los dientes. Qué puede hacer con ese armamento sino en su tendencia biológica de bestia arremeter contra los libios?
ResponderEliminarMariel. Eres generosa en tu apreciación, y admito el efecto que te causa y me dices, y lo aprecio mucho. Gracias a ti, por seguirme, Un abrazo fuerte también. Eso, sí, me gustarían conocer tus comentarios más amplios al respecto.
ResponderEliminarCordiales saludos desde Diario del Aire, donde respiro.
ResponderEliminarAl parecer hemos acabado por convertirnos en seres egoístas que no somos capaces de ver ni oir más alla de nuestros intereses.
ResponderEliminarUn saludo.
Bien cordiales, pues, Lazarillo. Adjunto tu blog y veré de qué va. Procura respirar Aire libre y oxigenado. Ya hay por las bajuras de la tierra bastante contaminación. Yo intento lo mismo. Salud.
ResponderEliminarQuebrantando...Eso que dices -axiomático- no necesariamente es de ahora. Pero en estos tiempos de nuevos ricos de mierda que somos se agudiza más el egoísmo turbio. Veremos a dónde nos conducen los propietarios de los territorios, de la vida y de los seres. Y a ver qué capacidad existe de responder a sus inconfesas políticas. No soy optimista, pero quiero creer en la capacidad de pensamiento (algo que no sé si existe claramente entre nuestros paisanos?
ResponderEliminarUn abrazo y bienvenido. Me paso a leerte.
Ese es el problema. La libertad de unos se basa en la esclavitud de otros. La riqueza de unos es la explotación y exfoliación de otros. El empoderamiento de unos es la denigraciòn de otros.
ResponderEliminarY así con muchos pares de opuestos.
¿Cómo se sale de aquí? Yo no lo sé. Desde luego el grito no hay que aclararlo sino escucharlo y responder.
De otro modo... cuando nosotros gritemos nadie nos escuchará ni responderá.
Así funciona el equilibrio del universo.
No sé si hay salida. O si es meramente gradual. O una que reduce distancias.
EliminarNo se puede suprimir la expresión más antigua de la humanidad, no.
Pero hoy -y por razones de mercado y de hipocresía política- se tapa, se disimula, se desvía. Hasta los más humildes se prestan al carnaval para que no se vean sus carencias.