miércoles, 23 de marzo de 2011

Cuando Japón fue también Minamata



“Su valentía es un símbolo de esperanza eterno, pero no reportará ninguna victoria a menos que no mueva las conciencias de otras personas para que actúen en todos los rincones del planeta”

Esta frase del fotógrafo W. Eugene Smith que se lee en su libro Minamata editado en 1975 podría aplicarse a la catástrofe de Fukushima y en general de Japón que está teniendo lugar durante estos días. Porque cuando se habla de Japón se recuerda con frecuencia los estereotipos: sus niveles de productividad, la disciplina de los trabajadores, la paciencia y sumisión de los ciudadanos, el mecanismo político y empresarial implacables. Menos se recuerda que son tan humanos como los que más y que, por lo tanto, han tenido muestras tanto de carácter positivo (el valor para superar las pruebas terribles de su historia) como negativas (corrupciones, abusos y barbaries, tanto militares como civiles)




La sensibilidad medioambiental empezó a expresarse en la opinión pública desde avanzada la década de los setenta del siglo pasado. Antes, lo que ocurriera tenía vía libre para los desmanes, la resignación era la pauta, y la conciencia cívica y los mecanismos legales para hacerlos frente no existían. Fue a mediados de la década de los cincuenta cuando se detectó que una extraña enfermedad cundía entre los habitantes de Minamata, al sur de la isla de Kyushu, y principalmente entre pescadores. Muchos de estos enfermos murieron tras revelarse en su cuerpo severos problemas neurológicos. Se sospechó de una relación con los vertidos de mercurio continuos e intensos al mar, que contaminaba a los peces y acababa en el estómago de los pobladores. También la fauna que se alimentaba del pescado envenenado sufría las consecuencias análogas a las que sufrían los hombres. Pero ni la empresa Chisso Corporation ni el Estado admitieron durante muchos años la relación, lo cual dio lugar a un movimiento de protesta cívica de una envergadura considerable.




Por supuesto, no se trató de un mero accidente, sino que la búsqueda de lucro de Chisso y las negligencias consiguientes lo propiciaron. Entre 1971 y 1973, Smith y su mujer Aileen, siguieron in situ el proceso de protestas, observaron, fotografiaron, apoyaron la lucha de los familiares de las víctimas y de las personas sensibles que les apoyaron. Hasta tal punto se comprometió Smith en la causa que fue golpeado por trabajadores de la empresa, temerosos de perder sus puestos de trabajo, causándoles daños importantes en su columna vertebral. Las fotografías de Smith no sólo dejaron constancia de la gravedad de aquella enfermedad que dio lugar a un síndrome en los libros de medicina, sino que reflejó la valentía enérgica de cuantos se enfrentaron con los poderes conchabados de la industria y del poder político.





Hay otro texto en el libro sobre Minamata que quiero reproducir, porque es importante para comprender otra dimensión de las cosas, la información. Dice Smith:

“Éste no es un libro objetivo. La primera palabra que eliminaría del folklore del periodismo es la palabra objetivo. Éste sería un gran paso hacia la verdad en la prensa libre. Y quizás el término libre debería ser la segunda palabra en desaparecer. Liberados de estas dos tergiversaciones, el periodista y el fotógrafo pueden asumir sus responsabilidades reales…éste es un libro apasionado”.



(Fotografías de W. Eugene Smith)




7 comentarios:

  1. Hace pocos años vi una exposición de fotografía de Smith en Madrid, centrada en cuatro temas principales: el médico rural norteamericano, el trabajo del doctor Schweitzer en África, la vida en el pueblo español de Deleitosa y Minamata. Los trabajos fotográficos de Smith no son simples fotografías de "yo pasaba por allí", sino que se los planteaba como profundos reportajes periodísticos en base a la imagen. De ahí que yo haya incluido al final un texto relacionado con sus criterios acerca del periodismo y la verdad, que sigue en vigor como nunca. En lo que nos toca a los españoles, la fotografía de la España rural de los años 50 del siglo XX revela una sociedad que sobrecoge; busca fotografías en internet al respecto.

    Fue entonces cuando oí hablar por primera vez de aquella barbaridad de Minamata. Pero luego lo olvidé. Hasta estos días en que, a propósito de todo lo que se dice sobre Japón (ojo, tan pronto se dice como se olvida) me vino a la cabeza. Me parecía que había que recordar aquello y establecer relaciones sobre el sufrimiento humano, algo que debe hacer en su corazón cada cual. Y también deconstruir un poco los mitos modernos del hiperdesarrollismo japonés, por el cual han pagado un precio considerable.

    Por otra parte, me siento impotente, sobre todo cuando ves que de gran parte de los males del mundo y del padecimiento de los individuos la responsabilidad reside en el poder de los estados y en el poder y la avidez del negocio y sus mercaderes.

    En fin, gracias por pasarte, Teresa, y por comentar.

    ResponderEliminar
  2. Somos Japón...
    un abrazo cayendo la Luna...

    ResponderEliminar
  3. Todo demasiado complejo, Tula. Seremos Japón si ellos y nosotros aprendemos las lecciones. Pero esto amaga lo peor de lo peor.

    Un abrazo en menguante (mientras oigo ópera y me traslado, no sé a dónde)

    ResponderEliminar
  4. Impactantes fotos para un problema repetido en muchas latitudes. Ambición e impunidad en el poder, ya sea político o económico.
    Aún así, lo que mas me choca del caso es la actitud agresiva de los trabajadores. Creo que la izquierda siempre debió reivindicar el color verde, la defensa de los comunes representados por el medio ambiente.

    ResponderEliminar
  5. Impactantes, sí, deconstructoras absolutas. Cuando la vida es destruída por los vivientes. Por un sector de los vivos, los asociados al beneficio monetario a cualquier precio. Cuando el poder político mira para otro lado y se resiste a ser servidor del ciudadano.

    La actitud agresiva de los currantes de la empresa tiene sentido, pero es lo que había, y no puedes exigir entonces mayores conciencias ni defensas. Hoy las cosas van siendo de otro modo.

    Salud.

    ResponderEliminar
  6. Por si fuera de interés: El Museo Nacional de Arte Moderno de Kioto (MOMAK),tiene dedicada una sala completa a las fotografías de Minamata de E.Smith. Impresionanate.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Milio. A mí me impresionaron las fotografías que vi de Smith sobre el tema. Ya me gustaría verlas en directo, ya. Saludos.

      Eliminar