¿Se desgaja o se recompone? Buena metáfora para la fecha. ¿Se rehará o se resquebrajará? Enigma. Este tránsito de ayer a hoy, medido siempre en tiempos verbales diferentes, es un símbolo de las propuestas del cambio personal. Antes se llevaba mucho aquello de año nuevo, vida nueva, deducción simplona que no garantizaba verdad ni resultado alguno. Pero ciertamente, gran parte de las proposiciones personales y hasta colectivas invocadas se emitía con el alfa del calendario occidental. El valor de un símbolo que en dos días más resultaba efímero.
En la intimidad de cada individuo late siempre la referencia de una fecha a partir de la cual hay que dejar de hacer lo que nos parece negativo (que aparece como obvio y claro) y comenzar a hacer lo que pretendemos positivo (que se nos muestra difusamente como deseo, aspiración o promesa) Buena cosa es rasgar nuestras entrañas. No necesariamente tiene que coincidir con el uno de enero. Abrirnos en canal, mirar dentro y desalojar cuanto nos paraliza, anula y nos impide avanzar, es una actitud que reclama un calendario particular que solo se mide por el agobio y la sensación de haber llegado a un límite, sea cual sea la fecha.
Las películas nos enseñaron hace tiempo que las imágenes que avanzan también retroceden. La fotografía adjunta me recuerda un poco eso. Y aunque sólo un profundo conocedor de cada detalle de la anatomía del cuerpo podría decirnos si el esfuerzo mostrado solo es de distensión, se me antoja que también podría ser de reconstrucción. Basta con ignorar los pormenores de tendones y huesos. Al fin y al cabo, no existe un esfuerzo que no necesite del otro.
¿Y mientras? Mientras, se muestra un hueco donde debería haber una cabeza. ¿Sugiere la limpieza interior? ¿Una nueva orientación? ¿Una renuncia a lo anterior? ¿O se trata de una mera oxigenación del conocimiento acumulado? La invisibilidad provisional de la mente responde a una catarsis, no me cabe duda. ¿Cundirá? Os deseo que el ejercicio profundo y personal vaya más allá de la fecha, de las palabras superficiales y de las buenas intenciones. Para obtener el nuevo hombre hay que rasgar el que hemos llevado hasta este instante.
(Composición fotográfica de Michael Macku)
desde luego, ese ejercicio profundo debaríamos hacerlo a menudo, sin importar la fecha que al fin y al cabo es lo de menos, importa crecer como personas en el día a día.
ResponderEliminarbesitos y feliz todo.
Qué te paraliza a ti, Fackel?
ResponderEliminarNada que matizarte, Ana. En efecto, las fechas no son importantes. Lo son las determinaciones. Pero lo del crecimiento personal (algo que nunca he tenido claro del todo) no es posible sin una conciencia y un combate con la propia sombra, ¿no crees?
ResponderEliminarUn beso, ya termina casi el primer día del año. Prueba aprobada, jaj.
Vaya, Inuk, qué pregunta más directa. Eso es secreto de sumario, jaj. Y aunque un blog tiene mucho, muchísimo, de diván el terrible, muchas cosas deben permanecer en la penumbra, me parece a mi. Pero eso nos acontece a todos los seres que transitamos por la Red.
ResponderEliminarNo pienso rasgarme nada ¿Para qué? Lo vivido es lo vivido y siempre irá conmigo.
ResponderEliminarEn mi caso, no estoy de acuerdo con la fecha.
Decir adios al 2010, ha sido un verdadero gustazo.
Lo empecé escayolada hasta las cejas y no me ha dado respiro.
Aunque dicen por ahí que con el dolor se aprende, lo niego tajantemente.El dolor no construye nada, destruye.
Solo me comí 6 uvas, las del año entrante que lo comencé bailando no solamente por fuera.
Bailar, bailar la vida, es -para mí- importante.
Os deseo un dos de enero, estupendo
Besos
De acuerdo, Feliz Dos de Enero (y lo que venga tras él)
ResponderEliminarDesde luego el dolor es la mayor barbarie que podemos padecer los seres vivos. Otra cosa es que tendamos a sacar conclusiones y nos relamemos de nuestras heridas de tipo x, una vez haya cesado o amortiguado el dolor.
Y a seguir bailando, Aquí, pero ¿a qué son?
Qué doloroso, monsieur.
ResponderEliminarNo me siento con ánimos en estos momentos. Ni siquiera he bailado en vals por año nuevo. Usted sabe lo agotadoras que son siempre estas fechas. Y ademas no me gusta que el año comience en enero. Debería comenzar en primavera, como solía.
Cómo somos, monsieur: llegamos y ya queremos psicoanalizarlo. Bueno, no se preocupe, yo aguardaré un poquito, por aquello de la cortesía.
Muchas gracias por su amable visita, que pienso devolverle muchas veces.
Buenas noches
bisous
Si me permites la broma...
ResponderEliminarempecé por una yenka, una jota aragonesa,la lambada ¡por supuesto!
Antes del tango, un buen chupito de ron, es muy dificil bailar-lo
Un vals, en recuerdo de mi padre.
No sigo, puedo marearte.
Un abrazo
Ah, ma Dame Masquée. El año en primavera tendría entonces más sentido. L'eclosion proporcionaría más alegría sensorial y acaso menos alergias que ahora. Ese solía...¿tenía lugar en el reinado que usted vivió? No conozco las reglas del calendario de Corte, nunca pasé de las del calendrier des bergers.
ResponderEliminarY sí, mire, uno comete el error de dejarse llevar por el ramalazo psicomántico y ya ve el resultado. Épica personal.
Pase cuando quiera. Mi hábitat no es tan deslumbrante como el suyo y tampoco sé hasta qué punto útil, pero será acogida humildemente en él.
Salut!
Vamos, Aquí, tú lo que has estado es en una boda de pueblo, jaj.
ResponderEliminarPor cierto, el ron...¿comedido o a raudales?
Esa foto me sugiere que cualquier cambio voluntario ha de iniciarse por la mente. Ella decide, ella da las órdenes. O, al menos, ahí es donde creemos que reside la voluntad.
ResponderEliminarEspero que el nuevo año te sea propicio. Saludos cordiales.
Isabel R. Así me sugirió a mi. Me fascinó la composición. Permite tantas lecturas...Tanto reside en la mente que ese vacío es sugerente, por defecto o por exceso.
ResponderEliminarVenturoso 2011 y un abrazo.
Como bien dices, querido amigo, hemos de enfrentarnos constantemente a la sombra y para ello cualquier día es bueno, cualquier minuto. Desde y en nuestra intimidad hemos de saber cuándo deconstruirnos para volver a reunir nuestros pedazos, tras dicha operación, más fuertes, cual si fuéramos fénix, en transformación constante.
ResponderEliminarSabias palabras para el comienzo del año.
Como siempre, ¡salud en este período que apenas se inicia!
Y ventura, Ataúlfa. Porque existe la sombra personal y también la colectiva. Ardua tarea la de la humanidad, constante regateo, pulso sin fin.
ResponderEliminarQue pasemos de las palabras a la acción. Bienvenida al 2011, pues.
Procuro rasgar siempre, necesito hacerlo, aunque me duela mucho a veces, y me haga sentir incomprendido otras veces. Yo creo que, en cierta medida, cuando sabes que es importante guardar tu integridad, ya te estás rasgando para renacer mejor, o más fuerte, o sencillamente más libre. Procuro no olvidarlo nunca, aunque obviamente también sé que me queda mucho camino. Un abrazo.
ResponderEliminarRamón. Se agradece el tono personal. Da calidez y las palabras entonces suenan más auténticas. Y se cree más en ellas. El riesgo de la incomprensión (ésta a veces es pasajera, coyuntural) no debe paralizar el ejercicio. Al fin y al cabo nos hacemos y deshacemos todos los días, ¿no crees?
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