martes, 9 de noviembre de 2010
Adiós, consonantes entrañables.
Hoy me había puesto a escribir un cuento chino, de barrio chino quiero decir, pero sobre la marcha se ha caído de mi pulso una letra decisiva (me espanta que se extravíen los grafismos) y no sé si el texto se entenderá bien.
"...Aquel aval se puso a alanear con el alado de la amarreta que iba comiendo ocolate por la calle. Resultaba usco ver cómo illaba al u o que pretendía morderle los bajos del pantalón. Para desembarazarse del perro illón buscó alguna u ería en sus bolsillos, pero sólo encontró un pedazo de orizo. Se lo tiró, pero estaba que eaba ispas y sin querer tropezó con uno de los opos y el asquido que produjo al pisar una de las ramas asustó mu o más al can. Los ismosos del barrio suelen decir que aquel aval estaba demasiado apado a la antigua, siempre iba masticando icle, cubierto con una upa renegrida y ulesca, y que apurreaba malamente las palabras porque no había ido a la escuela y jamás había probado una uleta que le permitiera estar menos aparro. Los demás aveas ocaban mu o con él porque no soportaba las c anzas de los icos. Estos le daban la apa constantemente e incluso le hacían antaje a costa de que su padre que era urrero andaba siempre icoleando ocarreramente con las señoritas bien de la ciudad..."
Es una broma, una disgresión, claro, aunque tenía muy presente a Queneau y sus ocurrentes Ejercicios de estilo. No sé si tragar con las ruedas de molino de las autoridades de la Lengua (¿Orwell también predijo hasta qué punto intervendrían la lengua?) o declararme en huelga de solidaridad con las letras consonantes sacrificadas. No sé si liquidar a la Che y a la Elle es apropiado, o producto de la diplomacia que hoy guía todo lo políticamente correcto, incluso en el idioma. No tengo opinión; las informaciones que llegan me están sorprendiendo y aún no conozco motivos, razones o caprichos varios en ese juego de concordancias y toma y daca de las Muy Dignas Academias de la Lengua Española e Hispanoamericana. Cuestión de jerarquías, clasificaciones y mover algo para que todo siga igual. Muy propio de la dinámica de los tiempos barrocos. Ya lo decía el pseudoprofeta: pasarán el cielo y la tierra, pero los sonidos no pasarán. Que me dejen seguir considerando a la che y a la elle (y a la y griega, que ahora se va a llamar ye) como me apetezca. Después de todo, en los tiempos del calígrafo Juan de Icíar tampoco existían la ch y la ll y las letras eran preciosas. Evidentemente, me adaptaré a los cambios como lo he hecho mil veces. Pero es duro deshacerte de lejanos aprendizajes. Lo importante va a ser nuevamente no cómo se escriba ortográficamente sino lo que se diga con las letras. Porque tal como va el rumbo de las cosas va a haber que decir mucho, pronto y muy enérgicamente. Aunque nos saltemos las ortodoxias.
¡Es que hay que saltarse las ortodoxias!
ResponderEliminarSí, claro, Orwell también predijo el juego sucio de la sintaxis, la ortografía y la semántica. Y Huxley también. Saltémonos todas las normas, y sobre todo no matemos de nuevo la Che.
Tu ejercicio de estilo me ha sublimado, lo he seguido como si no faltar ninguna de las consonantes. ¿Será que ya tengo asimilado tu estilo tan propio?
Eludamos las "academias", las universidades, los campues del saber y otras sinrazones más y devolvámosle el significado digno a cualquier manifestación de la palabra. Aunque sea en silencio, resonarán en algunas conciencias.
Hay urgencias que no pueden esperar más.
Un abrazo con párpados caídos
Querido Fackel:
ResponderEliminardas qué pensar otra vez.
Para mí la Academia sólo existe para hacer leña con ella. Un hatajo de momias que se arroga el privilegio de encauzar la lengua de acuerdo a ciertos intereses.
Entiendo que todo lo que digan esos sabios egregios está para ser contradicho con toda la heterodoxia y mala uva posible.
Ya está bien de control. Porque se trata de control puro y duro, y quien controla al alfabeto aspira a controlar el pensamiento.
Nada es inocente.
Salud, insurrección, ira
Me he reído un rato e, incluso, he completado tu texto mientras leía con las consonantes que le faltaban, como si se tratara de un juego. Sabía a qué consonantes te estabas refieriendo y...
ResponderEliminar¿Sabes? No le daría demasiada importancia a su desaparición como tales. Son letras compuestas por dos. Nunca me han gustado mucho las letras en parejas, como va siempre la Guardia Civil. Pero, fuera de bromas, siempre las he tratado como dos letras. Para mí, siempre han sido dos letras.
En el mismo sentido, alguien mucho más sabio que yo en estos temas lo hizo: la insigne María Moliner, que nunca formó parte de la Real Academia de la Lengua y se trajinó solita un diccionario absolutamente maravilloso.
Me resulta (ch)ocante que, ahora, la laureada Academia siga su criterio, con tantos años de retraso. ¡O tempora, o mores!
Pues, ea, abrazos a(ch)u(ch)aos.
(coño, blogger no me deja poner un coment en blanco...yo que quería ser poco ortodoxa...)
ResponderEliminar¿Apado a la antigua? Pero, ¿qué dices? Apero terminará, te lo digo yo...
ResponderEliminarMe preocupa poco. Nosotros escribiremos siempre así, luego vendrán otros que escribirán sin faltas para los que escribir sólo adv. sin acento será lo más normal del mundo, pero yo se lo pondré siempre porque si no me parece que estoy poniéndolo mal. La ortografía es una convención. También fue se escribió mucho tiempo con acento y a mí ahora me parece un despropósito. Es una convención necesaria pero no pasa de convención. Pero bueno ,que no estás alado por pensar Ésto, con acento, ni yo estoy alado por ir cometiendo faltas poniendo acentos, ahora que casi nadie los pone. Peor era lo que dijo García Márkez.
Ataúlfa, ¿es verdad lo que dices que decía Orwell? Me gustaría leerlo con más detalle, si me siguieres la ubicación de algún texto suyo al respecto.
ResponderEliminarDices...devolvámosle el significado digno a cualquier manifestación de la palabra...¿No será fundamentalmente una cuestión de praxis, digamos? Es en la manera de actuar, en las ganas de cambiar y en las de imponer con seriedad las realidades en su justo término, en medio de un oleaje que es una tomadura de pelo, además de la reestructuración caótica del sistema que hay detrás, lo que va a conllevar esa devolución del concepto al vocablo. Afrontar y desafiar un mundo de mentiras se impone. ¿A qué precio?
Es probable que tengas razón, Isabel, siempre nos hemos adaptado a los cambios lingüísticos. Pero para mi siempre era una sola letra, ya ves cómo las cosas muchas veces son según la percepción de cada cual. Pero ea, eso es lo de menos, nos hemos entendido bien y vamos a seguir entendiéndonos. Probablemente nos enriquezcamos, pero no creo que eso dependa de las Academias. Ellas no son quienes nos enseñan, ellas se adaptan ante el empuje arrasador del habla de las gentes. Seguro que en esos acuerdos recientes hay mucha política, con la cosa de fortalecer una cierta unidad del castellano frente al inglés.
ResponderEliminarY es verad lo que dices de María Moliner y su Diccionario de Uso.
Sigo pensando que claro que importa hablar bien, pero más por claridad de conceptos, de ajustar los términos adecuados a los conceptos, y que estos, a su vez, se ajusten de maner acabal a los valores en cambio en nuestras sociedades precipitadas hacia no se sabe bien dónde.
Vale.
Stalker, te vas a condenar. Los Funcionarios de la Lengua (de esta y de todas) son parte del Gran Poder y te van a colocar en la lista de los antisistema. También hay antisistemas del lenguaje, y en estos blogs se advierte en cierta gente.
ResponderEliminarProbablemente, el control del alfabeto sea parte de la tarea del control global, pero no ignores la ley de los contrarios. Se generará resistencia, se reescribirá, se deconstruirán las formas y se aventará separando grano de la paja.
Todo está en marcha.
Rat. Si pones "texto en blanco" lo habríamos entendido, jaj. Aún se admite el coment en esa línea, eh. Viva la heterodoxia y la herejía. Ellos transmitieron la Luz.
ResponderEliminarMuy divertido, Ramón, si ampliamos el texto podemos acabar en una verdadera historia de chés sin chés.
ResponderEliminarTe confieso que siempre fui extremadamente ortográfico, desde la escuela. Aunque hubo reglas que nunca tuve claras, otras que no me pegaban y que me las adapté, y otras que me inventé. Leer un texto con deficiente o mala ortografía me vuelve tarumba, acabo por entenderlo mal. Pero reconozco que hay algo de neurosis en el ajuste y corrección de lo ortográfico.
De cualquier modo, uno ha aprendido lo que escasamente sabe leyendo y releyendo, y corrigiendo las propias faltas. Desde que me tomo lo de escribir como ejercicios y juego me siento más a gusto. Y además, no tengo que aprobar oposición algunas...
Mano tendida.
Tu comentario al mío, el de Stalker y la respuesta que le das a éste están totalmente interrelacionados.
ResponderEliminarLa praxis es la acción (no he descubierto el mundo). Proponía cierta resistencia lingüística, pero como te he dicho, tu respuesta a Stalker me parece más que buena.
¿A qué precio? Al de siempre; caro muy caro. ¿Has leído "El oficinista" de Saccomano? Te lo recomiendo, en dos horas lo tendrás, son apenas 180 páginas y verás.
En cuanto a Orwell, lo advierte en prácticamente toda su obra. Más claro en "1984", "Coming up for air", los apéndices de "Homenaje" y en algún ensayo que tengo guardado por casa. Sus ensayos son muy interesantes, creo que estaban en alguna edición de Oxford o a lo mejor rule algo por Internet.
Nada nuevo bajo el sol, en realidad los intelectuales-escritores argentinos ya hablaban de esto, de control y demás. Y para ello era necesario buscar "lo real". Hay un cuento de J.J. Saer maravilloso al respecto titulado "La mayor". En realidad toda la serie de cuentos que se reúnen en el libro bajo el mismo libro es sensacional. Y si no, los cuentos de Walsh. Bueno, paro que me apasiono.
"Contrapunto", de Huxley, aunque no lo parezca también habla de los desplazamientos.
Bueno y si no ya sabes, retornar a Barthes, Derridá y, siempre, siempre Foucault.
¡Por favor, qué anárquica soy escribiendo!
Abrazos!
Fackel, muchas gracias por tus palabras en mi blog, en el texto de "MI barrio". A mí también me has arreglado la mañana.
ResponderEliminarAhora me quedo en tu casa un rato a leer.
Un abrazo,
Marta
Ataúlfa. Gracias por tus citas literarias que, tan eufóricamente, me trasladas. Me dejas acomplejado, así que cada vez que tenga que hacer alguna consulta recurriré a tu acervo particular, je. De todos modos, no daría abasto a encajar en mi coco esas firmas que mencionas.
ResponderEliminarY de anárquica, nada. O sí, y qué. Es entusiasmo, ganas de transmitir al otro/s lo que a uno le gusta, le impacta o le da luz.
Buen sábado.
Entrenómadas (bonito nombre, suponiendo que existan nómadas)
ResponderEliminarTe seguiré. Gracias por tu paso.
Mi querido amigo, nada de complejos, pues si supieras lo que yo aprendo de todos vosotros...Sólo soy una lectora más que piensa en lo que lee y lee para seguir pensando.
ResponderEliminarEn el intercambio de conocimientos está lob bueno.
Un abrazo.
Pertenecemos a la Cooperativa de Autodidactas Intercambiando Rabias, Búsquedas y otras Ansias. No sé si el conocimiento se intercambia, pero al menos lo que sí ponemos en común son sugerencias, pistas, elementos, informaciones y criterios varios. Me gusta.
ResponderEliminarCreo que los cambios que introduce la RAE son aparentemente inocentes, para normalizar cambios que ya en la calle se han dado; sin embargo yo creo que los cambios son para desestabilizarnos a través del lenguaje. Por ejemplo, primero aprendimos que no era lo mismo escribir "ese niño" que "mira ése". Y ahora, después de aprender con rigor la regla que distingue los adjetivos demostrativos de los pronombres demostrativos nos dicen que no. Que no hay que diferenciarlos con una tilde. Entonces en el cerebro se crea una disonancia cognitiva que no termina nunca. Lo mismo ocurre con la "ch" y con la "ll". Las aprendimos como una letra, compuesta. Y ahora no. Ahora son dos letras, sin más. Eso crea mucha perplejidad. Ahora nuestro alfabeto español cambia enormemente. Nos parece extraño o cojo a los que lo aprendimos del otro modo. Y claro que eso nos hace más vulnerables al poder. Si nos sometemos sin rechistar a los cambios en el lenguaje... La teoría dice que nos someteremos a los cambios que nos impongan desde arriba. Aunque los más optimistas nos dirán que estaremos abiertos a cambios en el arte o en la ciencia, incluso en las costumbres. Seguramente habrá algo positivo coexistiendo con algo negativo. Es un tema que da para mucho y nos movemos en el territorio de la especulación.
ResponderEliminarHas desarrollado unas ideas interesantes con ese criterio sesudo que te caracteriza. A estas alturas ya uno no sabe mucho del uso de la lengua. siempre me remito a mí mismo a la RAE a la hora de escribir. A la de hablar, procuro, pero uno no puede dejar de usar novedades de calle. Vuelvo a leer tu texto.
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