lunes, 9 de agosto de 2010

The War Game


Recuerdo que a mediados o finales de la década de los sesenta, en que había un interés elevadísimo entre los estudiantes por el cine de otros países, vimos una película especial. The War Game, del cineasta británico Peter Watkins. Fue una sesión matutina -entonces ese tipo de sesiones en plan cineclub abundaban, y así conocimos cine húngaro, checo, polaco o a los grandes del cine ruso- y la sala de proyección se llenó.

The War Game es una especie de película docudrama, donde ficción y preguntas a la población sobre el riesgo de un ataque nuclear se alternaban. El director crea una atmósfera tajante en torno a imaginar un ataque nuclear sobre una población británica. Y sin embargo, ¿qué recuerdo sobre todo de de aquella película? Una sensación impactante: que al encenderse las luces la gente no se podía levantar de los asientos. Estaba hecha polvo. Con el agravante de que el tema del riesgo de guerra nuclear -aún con el recuerdo no muy lejano de las matanzas yanquis en Hiroshima y Nagasaki- se añadía a la propia cruz que padecíamos entonces los españoles de una dictadura cruel y nacional católica a la que no veíamos fin.

Ahora, encuentro esta película por partes en internet y la coloco. No, no se trata de ningún homenaje a los muertos y al desastre de las ciudades japonesas. Se trata de una llamada a nuestra inteligencia. A que es más necesario que nunca activar una causa que haga frente al riesgo de un conflicto nuclear de dimensiones impredecibles. Recordemos que hay ya unos cuantos países (USA, Rusia, Francia, Inglaterra, China, Israel, Pakistán e India, y acaso Corea. Y que Irán anda como loco tras el objetivo) con potencial atómico y con unos arsenales capaces de mandar el planeta a otro lugar en el infinito.

No importa tanto que se sepa o no inglés. Visualizar el film ya es interesante. Puede parecer algo pasado, pero creo que tiene más valor expresivo cinematográfico que todas las patochadas que se hacen con aires de modernidad en estos tiempos. Lo siento, y si la barbarie no os sienta bien poned en marcha el reactivo.















4 comentarios:

  1. Mi querido Fackel,

    Qué buena idea has tenido. Es muy interesante hacer una revisión de los documentos cinematográficos de la época, además de otros tipos de documentos. En los sesenta está el germen de lo que hoy nos sucede, así que no está nada mal eso de mirar atrás. Personalmente no conocía esta película y me parece muy interesante. Otro clásico es "Hiroshima mon amour". Podríamos proponerles a los de "la 2" un ciclo acerca de todo este tipo de producción. Gracias por el descubrimiento.

    Un abrazo

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  2. Ataúlfa, pues mera (y recónditamente compleja)asociación de ideas entre las fechas y de pronto aquella película. Casi olvidada. Este tipo de películas suele sonar a algo agorero y la gente huye de ellas como alma que lleva Satán. Las nuevas generaciones no tienen ni idea de su existencia.

    Por proponer a la 2 que pongan un ciclo interesante sobre el tema tal como comentas, que no quede. Pero tú verás si conoces al superintendente de turno, al productor o a la mamá de un alto cargo con complejo de Edipo, porque me temo que no están por la labor. El sistema pide hoy optimismo, mucho optimismo (la ceguera ya la ponemos los fieles súbditos del mercado)

    Un abrazo. Gracias por tu receptividad al asunto (nada baladí, por cierto)

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  3. Gracias a ti Fackel por los descubrimientos. No conozco a nadie por las altas esferas mediáticas, así que tendremos que organizar un cineclub independiente ;)))
    En cuanto a las nuevas generaciones y este tipo de cine, tienes mucha razón. A no ser alguien que esté interesado en el tema, el resto pasan. Una anécdota. El año pasado estuve haciendo un curso en la Facultad y nos pasaron pelis de la época, no sólo del tema nuclear, sino también acerca de los movimientos de liberación y demás; todos temas comprometidos de los 60. Pues recuerdo cuando veíamos "La batalla de Argel" y la gente se estaba durmiendo encima de las mesas. Increible, pero cierto. Así que bueno, hay que mantener la esperanza y pensar que siempre de un grupo habrá alguien interesado en algo.

    Salud!

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  4. No me extraña lo que dices, Ataúlfa. No es justificable. Y pensar que a mi me conmueve y emociona cualquier tema del pasado. Me vuelve receptivo, buscador, ansioso. NO puede acabar de comprender que haya tanta gente que no sea receptiva. Ya no de esto. Mira, por ejemplo, un museo. Salvo excepciones, ¿has observado a qué velocidad pasa el personal ante cuadros de una entidad bestial? Pongamos un Rubens, un Ribera, etc. Sólo se para algo más (no demasiado) ante lo que suena mediáticamente (aggg)

    Por cierto, enorme la película de Pontecorvo que citas. ¿Una lección de cine? Sí, y además de Historia. Cuánto les dolió a los nostálgicos colonialistas franceses largados de Argelia.

    Por lo demás, que cada palo aguante su vela.

    Bien por argumentar.

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