Ah, la reina del abandono, la hiedra. Sólo se mantiene a raya, con la poda. Cubre lo que a su paso encuentra, igual silvestre que cultivada, tando le dá la roca, como el tronco, la lápida, cómo el banco de madera del parque... Sí perseverancia, buen nombre tambien para esta imagen y esta planta. Pero...Fackel, no quisiera ser hiedra ni ser querida por la hiedra (cada uno tiene sus totem) Buena noche, amigo Fackel.
Quizá llevada por una filosofía vital animista (no quiero decir religión animista, ehhh)la hiedra como totem evoca "invasión". No me gusta invadir ni que me invadan. "Querer" en el sentido de propiedad, o apropiación,...la frase era una metáfora. Solo era eso, Fackel. Buen sueño para ti tambien. Y salud sobre todo.
Sagardiana. Ya que lo mencionas: cada vez me intereso más por el animismo. Las creencias antiguas, más o menos religiosas, contienen un sentido de amor y vínculo con los medios donde se encuentra el hombre inmerso francamente importantes. Los planetas, la tierra, las plantas, los ríos, las diferentes especies animales...fueron los referentes de los humanos hasta hace dos días.
Desde luego, puedo entender su catalización religiosa en el pasado y en el tipo de sociedades tribales. Los dominadores cristianos, dados a aplastar en la medida de lo posible las creencias de otros pueblos y culturas, machacaron en parte las creencias animistas. Aunque jamás las hundieron del todo. De hecho, de manera oculta las han seguido manteniendo en muchas zonas de África.
Esa idea de comunión con el entorno me parece digna de rescatar. Creo incluso que está en la esencia de la gente con conciencia vindicativa sincera en el ámbito de los ecolos. Aunque hay mucha moda y pose también. Para sentir los elementos no hace falta participar del grupo. Uno solo frente y al lado de la naturaleza entra en coincidencias y se entraña con ella.
Completamente de acuerdo, Fackel. Es una bendición encontrar "amigos" entre ese mundo natural que nos rodea y al que tan poco nos paramos a contemplar en paz y armonía...Y con intención...
Sí, Lagave. Y no preconizo ninguna "buena nueva", ni "fe", ni creencia sacra", ni "culto a los ídola", ni "religión" alguna, incluída la ciencista.
Vincularse, acercarnos y conocer los otros mundos no debe ser conceptos mágicos, sino ejercicios de reconocimiento y humildad. El ser humano ha devenido sorprendente, sí, pero debe reencontrarse en au justa medida con los demás seres. Claro que, precisamente nuestra historia de supervivencia nos ha llevado a un dominio excesivo donde parece que sólo sentimos esos mundos en función de nuestro aprovechamiento (las industrias alimentarias y las farmacéuticas saben tanto de eso...)
Ah, la reina del abandono, la hiedra. Sólo se mantiene a raya, con la poda.
ResponderEliminarCubre lo que a su paso encuentra, igual silvestre que cultivada, tando le dá la roca, como el tronco, la lápida, cómo el banco de madera del parque...
Sí perseverancia, buen nombre tambien para esta imagen y esta planta.
Pero...Fackel, no quisiera ser hiedra ni ser querida por la hiedra (cada uno tiene sus totem)
Buena noche, amigo Fackel.
...constancia contra viento y marea.
ResponderEliminarMi no entender bien eso de
ResponderEliminar"no quisiera ser hiedra ni ser querida por la hiedra (cada uno tiene sus totem)"
¿Porque son una telaraña vegetal? ¿Porque son los manglares o junglas en pequeño?
Salud y sueño, Sagardiana.
...en este caso, constancia contra el smog...
ResponderEliminarQuizá llevada por una filosofía vital animista (no quiero decir religión animista, ehhh)la hiedra como totem evoca "invasión". No me gusta invadir ni que me invadan. "Querer" en el sentido de propiedad, o apropiación,...la frase era una metáfora. Solo era eso, Fackel.
ResponderEliminarBuen sueño para ti tambien.
Y salud sobre todo.
Sagardiana. Ya que lo mencionas: cada vez me intereso más por el animismo. Las creencias antiguas, más o menos religiosas, contienen un sentido de amor y vínculo con los medios donde se encuentra el hombre inmerso francamente importantes. Los planetas, la tierra, las plantas, los ríos, las diferentes especies animales...fueron los referentes de los humanos hasta hace dos días.
ResponderEliminarDesde luego, puedo entender su catalización religiosa en el pasado y en el tipo de sociedades tribales. Los dominadores cristianos, dados a aplastar en la medida de lo posible las creencias de otros pueblos y culturas, machacaron en parte las creencias animistas. Aunque jamás las hundieron del todo. De hecho, de manera oculta las han seguido manteniendo en muchas zonas de África.
Esa idea de comunión con el entorno me parece digna de rescatar. Creo incluso que está en la esencia de la gente con conciencia vindicativa sincera en el ámbito de los ecolos. Aunque hay mucha moda y pose también. Para sentir los elementos no hace falta participar del grupo. Uno solo frente y al lado de la naturaleza entra en coincidencias y se entraña con ella.
Disculpa mi rollo. Buena jornada.
Completamente de acuerdo, Fackel.
ResponderEliminarEs una bendición encontrar "amigos" entre ese mundo natural que nos rodea y al que tan poco nos paramos a contemplar en paz y armonía...Y con intención...
Sí, Lagave. Y no preconizo ninguna "buena nueva", ni "fe", ni creencia sacra", ni "culto a los ídola", ni "religión" alguna, incluída la ciencista.
ResponderEliminarVincularse, acercarnos y conocer los otros mundos no debe ser conceptos mágicos, sino ejercicios de reconocimiento y humildad. El ser humano ha devenido sorprendente, sí, pero debe reencontrarse en au justa medida con los demás seres. Claro que, precisamente nuestra historia de supervivencia nos ha llevado a un dominio excesivo donde parece que sólo sentimos esos mundos en función de nuestro aprovechamiento (las industrias alimentarias y las farmacéuticas saben tanto de eso...)
Buen y sereno atardecer de invierno.