domingo, 27 de diciembre de 2009

Atrapado en la caligrafía de Juan de Icíar


Hay veces que surge como el asombro. Y es toda luz. Y sin embargo, su emersión es espuria. Nace de algún territorio en que la Tierra y el Océano han copulado. No es simple, se ha fraguado en algún volcán. Pero no surge caótica, sino armoniosa. No se presenta para destruir a los habitantes huérfanos. Llega para redimir. No es antigua ni lejana. Es cálida y, por lo tanto, íntima. No espera en la puerta de un significado, sino que entra en el alma de la palabra. La afirma, la dota de sentido, la vigoriza. Me quedo largos ratos contemplándola. Su visión me proporciona deleite. Cuando me noto inquieto me siento en el sofá y recorro el alfabeto con mis sentidos. El contorno de sus letras se vocaliza en mis labios. Succiono cada trazo. Mi boca se humedece a cada pronunciación sagrada. Y el sonido no se limita a reverberar en mi cerebro. Lo atraviesa. Su eco se erige en sintaxis. No. No soy un mirón pasajero; más bien un indeclinable sumiso de su poder. Hay veces que no puedo más. La erótica de la caligrafía me vence. No me resisto. Y me entrego. Y al abandonarme siento un placer exquisito. Ahora sé que cada palabra, dulce o amarga, que pronuncie, me hará suyo.

(Alfabeto de Juan de Icíar, año 1550 / Grabado con la imagen del calígrafo)

18 comentarios:

  1. Estimado Fackel:
    Siempre he lamentado tener una letra horrible, cientos de lecciones copiadas como castigo tienen la culpa. Gracias, hermano Eutiquio & company. (La máxima pedagógica Marista era “a crucifijazos el abecedario entra”)
    Envidio y admiro la letra esmerada por eso me parece extrañamente atractiva y moderna la caligrafía del de Icíar.
    ¡Y parece que eso del diseño gráfico es el colmo de la vanguardia artística!

    Salud y buena letra

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  2. Honorable Aragonía. Seguro que, en contrapartida, a vuesa merced se le daba bien hacer cuentas. Sí, los cientos de lecciones copiadas no hicieron demasiado bien, caligráficamente hablando. En mi caso, los del Señor de Lasalle me enseñaron caligrafía inglesa. Supongo que de algo tendría que valer que esa Orden proviniera de Francia que, a su vez, copiaría caligrafía británica. Pero nadie lo diría a estas alturas, puesto que mi cursiva desapareció hace tiempo -los pasos universitarios acabaron con toda la profilaxis anterior- y ahora me siento muy a gusto escribiendo sólo para mi, jaj.

    No obstante...Siempre me quedó el gusanillo de romper aguas con otras tipografías. Pero para los tiempos presurosos que hemos conocido la caligrafía quedó desprestigiada. No desdeño practicarla de nuevo cualquier día de estos. Exige método, paciencia y ejercicio. No obstante, creo que a cambio me relajaría más que el yoga que no practico, aunque tuviera que romper muchos pliegos.

    Las tipografías son muy antiguas. Muchas de ellas siguen siendo extraordinariamente modernas e imaginativas. ¿Te has dado cuenta de que en el alfabeto adjunto hay nada menos que cuatro modelos de erres? Ese tío era genial.

    No puede entenderse el diseño moderno en general sin considerar la creatividad de los alfabetos latinos. De los árabes, sánscritos, hebreos o cirílicos no comento, porque me aplastan.

    Ah, y en otros tiempos todo pretendían metérnoslo a cristazo limpio, obviamente. Pero, ¿quien nos supera a anecdotario y lecciones de vida aprendidas, eh?

    Salud, que la buena letra con sangre no entra.

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  3. Radicálmente hermoso post.
    Envidia sana de éxtasis caligráfico.
    Salud y mucha tinta!!!

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  4. No es oro todo lo que reluce...
    Estética aparte, ¿alguien ha probado a transcribir un documento del siglo XVI? incluyendo abreviaturas y demás filigranas...
    Es buena tarea para noches de insomnio....

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  5. Me estaba preguntando qué eran los tres signos entre la r y la s, y resulta que son erres...
    Es que yo fui a un colegio muy modenno en una época que se estilaba la letra de palo, soy incapaz de unir tres letras seguidas, y la verdad es que me encantaría saber hacerlo.
    Me apunto a las clases de caligrafía en menoscabo del yoga!

    Saludos y armonía.

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  6. Sagardiana, has puesto el dedo en mi llaga. Días y días escolares volviendo a casa con mis yemas pringadas. Más la que chupábamos. Sí, porque la tinta de los plumines y del secante y la que saltaba también acababa en las papilas gustativas.

    Tú lo has dicho: éxtasis. No sólo embriaguez. Es curioso, porque independientemente de esta práctica de infancia a uno siempre le ha tirado extraordinariamente la tipografía. ¿Sería secuela de la anterior?

    Ya sea en rotulaciones de comercios, de periódicos, de portadas y páginas de libros, siempre he dedicado un rato a contemplar los tipos de impresión. Incluso a veces he adquirido un libro o he dejado de hacerlo por la mediatización de sus tipos.

    Gracias por poner tu granito...que no tu chapón, jaj.

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  7. Lagave. Déjame, al menos el lado contemplativo, que me lo merezco. Con esa actitud no molesto a nadie y me evado a territorios fantásticos. Imagínate si uno supiera árabe o chino...Toda una simbología fabulosa entre la que navegar la imaginación y por lo tanto el alma.

    A propósito, ¿y si caligrafía purificase?

    Por otra parte, reconozco el esfuerzo de los transcriptores. Pero no creo que con su esfuerzo nublen sus goces.

    Somne o insomne, buena noche.

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  8. Rat. Que haya cuatro posibilidades de erre demuestra la riqueza alfabética, y todo lo que conllevaría, en pleno siglo XVI. A uno no le extraña entonces que cincuenta años después se escribiera la novela más influyente que imaginarse pueda.

    Pues es verdad, hace tiempo vengo pensando lo de dedicar un tiempo diario a ejercitar de nuevo la muñeca, el autocontrol y la disciplina...uf, demasiado esfuerzo y exigencia, para retomar caligrafía olvidada o aprender una nueva.

    Una revelación: se me ha dado de miedo crear variaciones de letras o imitar las existentes, simplemente sobre papelitos, mientras los profes me hastiaban, mis compañeros de inquietudes me aburrían o mis jefes me daban la chapa en alguna reunión. Tenía que haberlas coleccionado.

    La capacidad de concentración interior y de abstracción que dibujar letras o hacer caligrafía proporciona es inconmensurable.

    Sí.

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  9. Estimado Fackel;

    Creo, aunque puedo estar equivocado; que no todos los grafemas entre la r y s se corresponden con la /r/ sino que posiblemente son sonidos variantes de la s sorda /s/ y la s sonora /z/.
    He visto ejemplos en algún legajo de la época.

    Saludos “honorables”

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  10. Probablemente tengas razón, Aragonía. De todos modos me gustaría saberlo con exactitud. Arriesgué una opinión donde, como en tantas cosas, seguramente la realidad supera a lo que uno imagina.

    Gracias, Ara.

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  11. Son variantes de la "s", como dice Aragonia. He intentado encontrar los libros de Paleografía y Diplomática para escanear algún ejemplo, pero deben estar en el trastero. Lo normal para ese siglo era el empleo de una letra llamada humanística, de trazo ligado y francamente, incomprensible. Era de uso común en documentos. Personalmente, ésta me recuerda mucho a la diplomática, de un par de siglos antes. Si encuentro algo, os lo haré llegar. Si podeis localizar los libros ad hoc de la UNED (Historia) tendreis unos preciosos ejemplos caligráficos desde los romanos.
    Saludos.
    P.S. Fackel, transcribir un documento es emocionante, como todo ejercicio con el lenguaje.

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  12. ¿ Os habéis dado cuenta que no existe la J?

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  13. ¡Ay Virgencica del Pilar!
    ¿Y ahora qué hacemos sin jota?

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  14. Lagave, gracias por tu aportación. Pero quiero, necesito, saberlo definitivamente...La curiosidad me mata ya. Si es como dices, entonces ¿es que Juan de Ycíar coloca cuatro tipos de ese?

    Y te creo respecto a lo de transribir documentos, y lo respeto mucho. Pero son terrenos que desconozco.

    A ver si aclaramos ya lo de esas letricas en litigio, anda.

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  15. Aquí, tal vez es que no miras bien o en la dirección adecuada, pero yo sí la veo, solo que disfrazada...

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  16. Chico baturro, y tú tirando para casa, jaj. Tradicionalista que eres un tradicionalista y de las jons.

    Pues qué vamos a hacer...xodernos y a buscarla en tiempos más recientes.

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