viernes, 21 de agosto de 2009

A sorbos


Si crees que a cada sorbo voy a tragarme una a una mis palabras, ni lo sueñes, y es que podré flaquear, podré articularlas con dificultad, podré incluso dudar de ellas y hasta perder parte de mi fe en sus significados, pero no me apetece cambiar ninguna de mis aseveraciones, no repararé ninguno de mis juicios de valor, por muy arriesgados y quebradizos que hayan sido, no entraré a modificar ninguna de las ideas que, equívocas o acertadas, haya manifestado en este combate entre imágenes y palabras, no alteraré por ello la red abierta de sugerencias, vínculos y asociaciones que las palabras suelen establecer con frecuencia, o por la misma inercia de sus acometidas, o por el estímulo que desarrollan unas sobre otras, como si trataran de desocuparse para hacer nuevos espacios, como si se acumularan en estratos desordenados cuyas frecuencias sólo el tiempo y la evolución de este ente que atiende como mi cuerpo pudieran decidir, y es en este trajín inevitable que me seduce y que me engulle, que me desprecia unas veces y que me vomita otras, cuando percibo que oxigenarme no es solamente respirar, que elegir los vocablos no es solamente jugar con ellos, que lanzar sus múltiples combinaciones no es solo el efecto de un entretenimiento, que hay mucho de sombras que uno trata de traslucir, que hay una densidad que intenta sujetar mi cuerpo y mi imaginación para evitar el vuelo y que yo debo aligerar, no, no voy a hacer de cada sorbo que tu mirada fantasmal me propone una renuncia a todo y cada uno de lo que he venido escribiendo o reproduciendo durante estos tres años últimos, al fin y al cabo lo que bebes de esa copa inevitablemente te llega de los odres de este cosechero del día a día...

2 comentarios:

  1. Es ese día a día el que configura nuestra historia personal. A mi me gusta seguir el hilo invisible de mis dias y ver dónde me ha llevado, creo que es importante.

    Felicidades por estos tres años de blog y por dejar tus palabras aquí para que otros podamos saborearlas...

    Un beso.

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  2. Vaya, alguien que capta el sentido del texto. Reconozco que es oscuro, porque acaso esas palabras lo han querido así. A veces, sabes, me asusto de que haya podido volcar o vomitar o vaciar tanto. De lo que no me cabe duda es de que lo he necesitado estos tres años últimos.

    Por lo demás, tus felicidades, Rat, me ruborizan, aunque las agradezco. Al fin y al cabo, me he dejado llevar instintivamente...

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