domingo, 5 de abril de 2009

Diálogo del artista y la modelo

Dijiste: posaré para ti, si tú posas sobre mi. Eso dijiste. Fue la primera vez que tuve una proposición de fin diferente y alternativa a mis intenciones. Y a la inversa: me desarbolaste, yo que era quien se supone debería haberte contratado según los cánones del comercio para la obra que me obsesionaba. Tú, la más cotizada, no pediste siquiera dinero. No exigiste: retrátame bella. No planteaste: quiero ser una mujer como ninguna otra mujer. No clamaste: rompe los pinceles sobre el lienzo y que la obra la adoren los dioses. Me sorprendió tu condición cuando te tanteé como modelo. Y tú insistiendo: sólo si te posas sobre mi. Bien, puedo ser un insecto y caminar sobre tu cuerpo. Puedo serlo. Un artista es capaz de serlo todo. Me pides metamorfosis y me metamorfosearé. No. Tú vas y dices: no. Te quiero así, dices. Bien, posaré sobre ti como pintor, te digo. No, vuelves a la carga. Quiero que poses en mi cuerpo como hombre. El pintor no me interesa, eso dijiste. Pero yo soy feo, no soy digno de poseerte, estuve a punto de decirte. No, no, respondiste como si hubieras interpretado mis palabras. No me interesa la estética de nada. Me interesa el hombre que emana por todas partes de ti. Pero estoy cargado de arrugas, mi flacidez te disgustará, perseveré. ¿Y? ¿Eres menos amante por eso?, interrogaste con contundencia. Pero no soy fuerte, ni ágil, estuve por responder a mi vez. Que no, quiero al hombre, quiero ese transcurso llamado hombre y cargado de vida, precisaste. Pero apenas me percibirás, soy leve, soy un hálito cuando amo. Y tú: ¿quién ha dicho que yo quiero al hombre de otra manera? Dejé de lado los pinceles y el lienzo quedó huérfano.


(Pérez Villalta es el autor del cuadro)

2 comentarios:

  1. La belleza exterior no lo es todo aunque todos nos dejemos seducir por ella.
    La admiramos inconscientes, sin la cautela debida a su peligro.

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  2. Muy acertado, aunque sospecho que ni tú ni yo estamos del todo seguros de esas mismas palabras...Pero de acuerdo en la inconsciencia e inconsistencia de la mirada. Mas ante la belleza, cuesta tanto mantener la cautela, ¿verdad?

    Bueno, tampoco es tan difícil. Siempre la mirada debe ir más profunda, y tras un primer deslumbramiento va más allá...justo donde habitan las sorpresas o los desencantos o las inseguridades de lo bello, porque como tú dices, la belleza...qu'est ce que c'est la beautè?

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